1.

392 49 12
                                    

Había caído la noche y dongmin se encontraba en su habitación probándose ropa, aún no se decidía con que iría a tal dichosa fiesta secreta. Ya abatido decidió por fin ir completamente de negro, para la fría noche decidió colocarse una chaqueta de cuero. Se dio un último vistazo en el espejo.

-Ulala.- dijo mientras giraba a todos lados mirando el espejo, dongmin le gustaba su apariencia, él sabía lo hermoso que era y le sacaba provecho. Por último guardo su billetera, las llaves de su moto y la dirección de la fiesta en un papelito. Sin más emprendió rumbo a tal anhelada fiesta.

Una vez llegado estacionó por fuera su moto, tratando de esconderla cerca de los arbustos. De lejos pudo visualizar una mansión, dongmin se sorprendió, antes que pudiera pensar de más, sintió autos aproximarse, así que salió corriendo a esconderse, se fijo como habían guardias custodiando la entrada.
"¿Por qué tanta seguridad?" pensó dongmin.
Mientras pensaba en cómo burlar a los guardias de la entrada vio otro carro entrar, al parecer en este iba una chica, ya que los guardias se entretenieron hablando con la desconocida.

-Es ahora o nunca, la vida es solo una dongmin.- se auto animo y salió de su escondite.
Los guardias se encontraban dándole la espalda, sentía que su pulso se aceleraba en cada paso que daba acercándose a las grandes rejas, paso rápido por detrás de aquellos guardia, al ya dislumbrar la entrada se permitió respirar, no se había dado cuenta que estaba reteniendo la respiración.
Se giro para ver si los guardias se habían dado cuenta de su escabullida y noto como aún estos seguían conversando con aquella mujer, le dio un gracias mentalmente a aquella desconocida.

Al entrar al lugar se asombro, todo era tan espacioso, pero se decepcionó al ver que no habían jóvenes bailando, si no que en su lugar habían muchas mesas circulares donde se encontraban personas alrededor jugando, esto parecía como un casino en vez de una fiesta como tal.
Lo que lo sorprendió aún más fue ver que todos andaban con trajes, se notaba que todo era lujoso, algo dentro de él no le estaba dando buena espina aquel lugar. Pero en ves de pensar prefirió ir a la barra a ahogar esos pensamientos, el vino con el pensamiento de divertirse y eso iba hacer.
Al dirigirse a la barra vio a una chica esta le guiño un ojo cuando vio como el azabache se le acercaba.

-Hola guapo, que se te ofrece para beber?.- dongmin le sonrió coqueto.

-Dame un vaso de vodka por ahora.- la chica asintió y fue a buscar su licor.
El se permitió recorrer el lugar con su mirada, se dio cuenta que habían muchas miradas curiosas en él, eso lo hizo temblar internamente.

Lo que él no sabía era cómo un pelirrojo lo miraba desde la zona vip. Sabía que aquel chico no era un invitado, ya que el mismo es el jefe que hizo la lista de invitados.
Mientras aún miraba al azabache tenía un vaso de vino carisimo entre sus manos mientras lo meneaba. Su guardia Jinjin se encontraba detrás de él. Se atrevió a preguntar.
-Señor que hago con aquel chiquillo? al parecer los ineptos de los guardias no se dieron cuenta del como paso el chico.-

-Déjalo, quiero ver que motivo lo trajo hasta acá y como supo de mi fiesta privada, al primer movimiento raro yo mismo me encargaré de eliminarlo.- dijo aún mirando al chico en la barra.
No lo admitiría en voz alta pero ese mocoso era jodidamente hermoso, pero una simple belleza no pararía sus intenciones de disparar le si venia aquel muchacho en mal plan.
Moonbin desde joven que está metido como líder en todo el mundo del narcotrafico de armas, por ser muy joven mucha gente cuestiono sus habilidades pero el mismo forzó un camino de respeto y miedo a su persona. Por lo cual había formado un gran imperio de personas trabajando para él, claro nadie sabía de aquello por qué el a la vista del ojo público sólo era un CEO de una empresa de vehículos. Tenía todo perfectamente calculado en su vida, no se podía permitir ningún desliz en sus negocios.

Ahora volviendo al presente ahí se encontraba el viendo como aquel mocoso le daba sonrisas coqueta a la barman.
Algo o mejor dicho alguien lo hizo alertar, ya que al girarse vio a su guardia de nuevo correr rápido hasta donde él.

-Señor hay que irnos, esos idiotas entraron y, vienen encubiertos, en cualquier momento correrá sangre!.- Moonbin se paro de su lugar rápidamente metiendo su arma dentro de su saco.


MI MAFIOSO ᴮⁱⁿʷᵒᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora