Ya lo sabía.

175 28 2
                                    

Para su sorpresa no pudo escribir ni una sola palabra, otra vez, ¿cómo es que ese hombre lograba hacer que su mente se fuera en blanco?

Recostada en la cama, desde que habían llegado y su larga ducha de recapacitación, no podía hacer otra cosa más que repasar todo lo que había sucedido y es que después de aquel último beso, su cabeza se volvió un mar de pensamientos de si él había sentido lo mismo que ella y de pronto no había nada luego del "te amo", incluso la ruborizaba pensar en específicamente esas palabras.

¿Por qué? ¿Por qué la había besado? ¿Por qué le había dicho que le amaba?

Y si... Revolvió su cabeza, no era momento para pensar en cosas malas, podía confiar en Sesshomaru, no era como su expareja, para nada, no era otro idiota más, lo odiaba, y odiaba todo lo que le recordaba a él.

Aspiró con fuerza, tenía esperanzas de que todo saliera bien.

Su celular vibró en notificación.

"No has subido capítulo." Kagome rio al reconocer ahora al autor de esas palabras.

"No pretendo subir un capítulo mediocre, quiero que sea especial."

Dudo unos segundos en enviarlo, pero el objeto de sus deseos tenía que saber cuan especial debía ser, si a final de cuentas la inspiración venía de Sesshomaru, la noche anterior era y tendría que ser el mejor capítulo que hubiese escrito en toda su vida, porque esa noche se resumió, en una palabra: perfecta.

"Sabes que te puedo dar un poco de inspiración." Seguido de un emoticón risueño que la hizo reír una vez más. Corrió hacia la puerta donde ya se encontraba Sesshomaru del otro lado, intrigado de saber si ella saldría de su cueva para poder platicar un poco.

—Aquí estás —murmuró Kagome, una vez más, se ruborizó.

—Quería hablar contigo —un "Ah sí", se escondió entre sus labios cuando caminaron hacia el sofá, la intensa mirada del hombre sobre sus ojos la hicieron desviar la mirada, no entendía el significado de ello, y conociendo a Sesshomaru, posiblemente esa significaba que quería ir a la cama, o que quería hacerlo ahí mismo en el sofá.

— ¿Qué pasa? —por fin pudo decir.

—Sólo quería que salieras de tu habitación, estuviste toda la mañana ahí dentro y sólo busco que te distraigas.

—Que considerado —se mofó—. ¿Por qué quieres que salga?

—Para verte, es una de mis principales razones para poder levantarme todas las mañanas —elevó las cejas burlándose una vez más—. ¿Te parece gracioso lo que digo?

—No, para nada, es sólo que, todo este tiempo del que hablabas de algo más y ahora... —no supo qué más decir.

—Ahora que sabes que me gustas, creo que puedo hacer alarde de ello —se encogió de hombros.

— ¿Por qué yo?

La pregunta se quedó en el viento cuando en hombre tan grande como un roca se acercó a ella para besarle, suplicaba que le recorriera el cuerpo con las manos y eso fue exactamente lo que hizo. Su ropa interior no aguantaría muchos días con ese hombre viviendo bajo su mismo techo, a como diera lugar tenía que correrlo o correrse ella, sólo había una salida para eso.

Rio ante su torpe comentario pervertido.

—Tengo toda una vida para demostrarte por qué tú, y habrá mil razones para ello —besó sus nudillos—. Posiblemente muchas posiciones también, muchos dicen que el libro del Kama Sutra es extenso.

Con cautela inspeccionó cada rasgo, cada pequeña expresión o movimiento en aquella hermosa cara, y no hubo ninguno que pudiera demostrarle indiferencia, un falso amor, no pudo encontrarlo, sólo estaba él, Sesshomaru, le quiso creer, y lo hizo.

El vecino de junto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora