Las ideas.

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Kagome caminó sin rumbo hacia un parque cercano a su hogar y tomó asiento en una banca. No tenía muchas ideas estancadas en su cabeza que ni siquiera tenían una conclusión fija.

Se sentía feliz, tonta, pero más que nada intrigada por la decisión que Sesshomaru había tomado, y luego ella por atreverse a seguir el juego que había creado. Aun así, en cierta manera eso la hizo recapacitar y saber cómo continuar, algo que en el momento adecuado podría agradecerle.

Su celular vibró unas cuantas veces.

"Ha sido un grandioso capítulo, y de pronto te sacaste de la manga que irá a una fiesta."

No estaba interesada por continuar aquella conversación, pero aun así contestó.

"Es un hombre poderoso, por supuesto que pueden aparecer fiestas de repente."

"Bueno, entonces tendré que esperar a que se te ocurra qué podría pasar en una fiesta de millonarios."

Bloqueó su celular un tanto molesta, no quería hablar con este usuario, que ni siquiera sabía si era una mujer estresante o un hombre ridículo.

Y entonces volvió a abrir su conversación.

"Sólo se necesita imaginación para saberlo, champaña cara, caviar y gente en trajes carísimos."

"Terrible respuesta, pero esperaré pacientemente para leerlo."

Suspiró el tan sólo imaginar las agallas que tenía esta persona para responderle de esa manera.

—Hola.

Su inconfundible voz hizo que la piel se le erizara. Para Sesshomaru era adorable que desde todo el día anterior lo intentaba evitar y entonces no quiso hablar o dirigirle la mirada. Cuando pasaba hacia cualquier lugar en la casa, sólo caminaba con la mirada gacha con los pasos más delicados para no hacer ruido.

Y tampoco fue la excepción, sólo giró unos cuantos centímetros para ignorarle otra vez—. Sabes que tendremos que hablar, ¿verdad? Porque no tendría ningún problema en dejar de pagar la renta de mi habitación.

—Sé que serías capaz de hacerlo —rio por lo bajo—. Pero no me siento capaz de hablar en estos momentos.

—Está bien, yo comprendo, podemos seguir en silencio si así lo deseas —y se sentó junto a ella—. También podríamos salir a comer algo, estoy hambriento. Mi vecina de junto no ha hecho la comida que le tocaba hacer hoy.

—Creo que estamos seguros de que prefieres que no haga de comer —asintió consciente de que no era la mejor cocinando, y aunque agradecía que se esforzase para cumplir con el horario que habían planificado juntos, simplemente terminaban pidiendo de comer y él tampoco le molestaba cocinar de vez en cuando.

Se quedaron ahí sentados un largo rato, disfrutando de la brisa matutina y esperando a que el otro hablase. Y para fortuna de ambos, ninguno lo hizo—. Podríamos comer algo.

—No quiero salir en realidad.

—Kag, sé que no lo quieres hablar, pero en realidad no mentía con respecto a que nos vieran juntos —colocó su mano en la de ella, pero la chica sólo se alejó—. Y quisiera que te dieras cuenta de lo importante que te has vuelto para mí y de que en realidad eres una mujer realmente hermosa.

Una risa torpe salió de su boca que enseguida causó la carcajada de él.

—No, perdón. No me estaba riendo de lo que has dicho.

—Lo sé —asintió—. Lo sé perfectamente, estoy confiado en saber cómo te comportas.

—Lo tomaré como un cumplido.

—Te he dicho que eres increíblemente hermosa —gritó lo último y abrió los brazos aleteando, causando otro sonrojo de parte de ella—. Y lo único que tomas como cumplido es que te conozco.

—Sesshomaru Taisho, eres un hombre realmente extraño.

—Señorita Higurashi, espero que se prepare —sentenció—. Porque yo voy a hacer que sepas lo importante que eres.

Pronto en su oficina, sonrió recordando cada momento de aquella conversación y de cómo no creyó en lo que le estaba amenazando, pero se esforzaría por hacerle verlo, sentado en su silla frente al escritorio suspiró observando lo último que Kagome subió como capítulo.

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Shi entró en la oficina decidido a matarme, sabía lo que había hecho por él y por su rígido y orgulloso ser, no estaba de acuerdo por ello.

—Yun, ¿en qué crees que estabas pensando? —me miró impaciente. Incluso enfadado, movió todos mis adentros, aquel hombre excéntrico, sin escrúpulos, ¿por qué debía ser él?

—Porque obviamente la descerebrada de Delia no sería buena compañía, ¿a ti cómo se te ocurre?

Shi me miró absorto por la manera en la que le había respondido y supo que él estaba en lo correcto, ¿cómo es que se me ocurrió mandar la invitación con mi nombre como su compañía? Su secretaria que no tenía ningún interés de meterse en la cama luego de la ridícula fiesta que tenían sus padres ese fin de semana.

Enfurecida le propiné una cachetada que lo hizo tambalearse, su poco interés por llevarme me hizo darme cuenta de lo nula que era nuestra relación como había creído. Era un completo idiota que sólo buscaba meterse entre mis piernas.

Sus ojos absortos se posaron en mí, y de pronto sentí que me desnudaba con la mirada. Aquellos labios de los que siempre estuve deseosa de probar se acercaron a mí en un ambicioso y demandante hombre que repentinamente...

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Sesshomaru cerró la laptop de golpe y volvió a suspirar. Tenía una sola cosa en la cabeza y era ella, lo siguiente en el capítulo fue el incesante amor sexual que se proclamaron los dos protagonistas y en todo momento se imaginó a Kagome susurrando su nombre igual que su personaje, que fervientemente creía sería la copia imaginaria suya.

Porque seguramente ella escribía para querer ser Yun, algo que no le gustaba de ella, odiaba que quisiera compararse con otras personas, querer ser alguien quien no era, y no aceptarse. Porque le gustaba, su cuerpo, el cabello que siempre olía bien, su personalidad, en especial las mejillas que se coloreaban cada que intentaba decirle algo lindo que finalmente hacía que ella lo ignorase.

Deseaba mostrarle, hacerla sentir bien, quería ayudarle a entender cuan perfecta era.

— ¿Sesshomaru? —un hombre de su misma edad entró repentinamente a su oficina y una vez más, él cerró su laptop de manera violenta—. ¿Estás viendo contenido de adultos en la empresa?

Rio nervioso y negó.

—No es necesario —insistente por querer saber qué era lo que leía, empujo a Hojo la rata, como lo conocían en la empresa, nunca supo por qué le habían apodado así, pero luego del primer mes que Hojo intentara hacerse su amigo, finalmente lo dejo.

Y ahora que lo pensaba, posiblemente "La rata" era porque siempre buscaba su beneficio, y aunque todavía no había podido sacar nada él, seguramente lo seguiría intentando.

—Me han dicho que me buscabas.

—Te buscaba la semana pasada —y Hojo sólo sonrió cínico, él también lo hizo—. Ve a Mantenimiento, ellos tienen el papeleo que te pedí fueras por él y llévalo al call center en cuanto acabes.

Ni siquiera sabía qué era lo que hacía Hojo exactamente, contratado como Ingeniero, se pavoneaba por la línea de producción y las oficinas para engatusar a las mujeres que le mirasen. Lo despreciaba en cierta manera.

Volvió a abrir su laptop en cuanto su amigo salió de la oficina.

Emocionado por la última palabra escrita y enseguida un "Continuará", votó por la historia y cerró el navegador ansioso por saber lo que podría ocurrir en el siguiente capítulo.

Y ahora sabía que ese sería su trabajo de ahora en adelante, ya lo tendría planeado.

Punto número uno, hacer sentir bien a Kagome, hacerle ver que debía amarse como era.

Punto número dos, y su favorito, darle ideas para los capítulos.

No podía fallarle, se esforzaría porque fueranmuy buenas.

El vecino de junto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora