CAPÍTULO IX

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EL PRECIO DE LA LIBERTAD

Riki escuchó las palabras de Katze pero lo único que miraba en sus ojos era la oportunidad de salir de ahí. Y era a través de él, pero no notó la mirada de deseo de Katze y sobre todo la maldad que ella irradiaba. Intentó exteriorizar algunas palabras.

Riki:—Solo quiero salir de aquí. ¿Qué es lo que quieres? No tengo dinero y lo sabes.

Riki no había pensado que un antiguo Furniture podría ponerle una mano encima, y menos sabiendo que era el Pet de de Iason Mink. Sería demasiado arriesgado para él atreverse. Considerando sobre todo, su posición en Tanagura.

Katze: —Riki.... después de todo este tiempo, te has adaptado bien pero, aún te faltan cosas por aprender.

Riki no entendió del todo. Y no por lo que dijo Katze sino por lo ambiguo de su comentario. Por lo que no pensó mal. Y creyó que se refería a que debía aprender estrategias sobre cómo salir de todo tipo de sitios en Tanagura. Así que le respondió:

Riki: — Pues enséñame.

Katze lo miró un momento sin dejar de fumar, directamente a los ojos, y mientras Riki le sostenía esa mirada se acercó a él y casi sin que Riki lo notara, envolvió su cuerpo con su mirada. Y le susurró al oído.

Katze: — ... ¿Qué piensas de los Furniture Riki? O mejor dicho... ¿que piensas de mi?—Se acercaba sospechosamente al cuello de Riki. Y este sintió su aliento y se estremeció de la sorpresa. Katze deja de fumar.

Riki:—Yo...—Riki aún sin moverse, y un poco sorprendido, respondió a la pregunta de Katze.—yo... pienso que los Furniture... son muy inteligentes. Tu... eres muy inteligente Katze, lo que tú puedes hacer es... casi imposible.

Katze se sintió feliz de escuchar aquello, hubo un ápice de luz cuando escucho cada palabra salir de la boca de Riki. Y le dijo:

Katze:—Riki, Riki... que bueno que tengas una buena imagen de mi. Pensé que, al final del juego podríamos ser amigos. Y un día, dos personas diferentes como nosotros, podrían cambiar este mundo.

Todo era tan cierto, quizá Riki no lo había pensado a profundidad pero, era muy cierto que ambos eran diferentes en ese lugar. Que nunca encajaron. Que no pertenecían. Riki se volteó para encararlo y responder algo que quizá Katze tampoco había pensado mucho.

Riki:— Tu y yo. Podríamos destruir todo... Katze.—Respondió con una mirada penetrante y ambiciosa. Como si ya hubiera una complicidad entre ellos que era innegable.

Al voltearse Riki y escuchar esas palabras, Katze abrió un poco su mirada con asombro. Y pensó para sí, que era verdad. Y se sintió complacido con su respuesta, así que se acercó más a Riki, y pensó que era hora de que pagara por su libertad.



Continuará...

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⏰ Última actualización: Aug 13 ⏰

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