TEQUILA [RUSMEX]

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- ¿Por qué? - Sonreí divertido acariciando sus brazos - Solo admiro lo fuerte que eres -

- México - En está ocasión su tono sonó más irritado

- Solo mírate, Rusia - Comencé a acercarme lento haciéndolo retroceder. - Eres una bella mezcla - Di un suave empujón sobre su pecho, cosa que le sorprendió más aún al ver que me posicione sobre él - una bella mezcla de tus antepasados

- ¿A qué te refieres? -

- ...Tu apariencia es muy parecida a Imperio Ruso... - Di un pequeño beso sobre su frente- pero ... - A pesar de todo no podía evitar ver esos bellos ojos celestes - tus ojos son idénticos a los de URSS

- ¿Te parece gracioso? - su semblante se oscureció pero no me apartó, aunque en cualquier momento puede reaccionar de manera agresiva no puedo bajar la guardia - ¿Siempre comparas a los demás?

- Son tus antepasados - Respondí no muy seguro de ello, tal vez a Rusia no le agradaba su pasado y recordarle no era muy agradable. No debería hacerlo.

- I. Ruso siempre volvía alegre después de una charla con la gran Azteca - Esa estúpida sonrisa en su rostro me llamaba a golpearlo pero ¿cómo conoce a Azteca? Madre nunca habló nada al respecto, ni siquiera yo llegué a conocerla del todo.

- Habla, no te quedes callado - Exigí pero él parecía degustar de ese momento. Moví mi cadera rozando nuestras partes, si no me lo diría por las buenas definitivamente lo diría por las malas. - Dí algo - Su rostro molesto y avergonzado me encantaba, no lo negaba, Rusia no era mi tipo pero sus expresiones me hacían caer hipnotizado a él.

- Deja de hacer eso - No pude aguantar las ganas de reír, sentí un gran bulto crecer al momento de frotar y eso me pareció muy gracioso de su parte.

- Pareces un puberto, Rusia - Solté a carcajadas al momento de detenerme, caí rendido sobre su pecho ahogándome en el delicioso olor de su colonia. - Hueles rico - Olfatee una vez más.

Ese olor era conocido, solo que no podía recordar, pero tenía la sensación de que si olfateaba un poco más lo recordaría. Recorría su pecho buscando donde el olor fuera más fuerte y sin darme cuenta llegué hasta su cuello, lamí un par de veces sin resistirme a dejar una mordida, no pareció molestarle. Me di cuenta que no era su colonia, era su propio olor corporal. Maldición. Solo necesito recordar.
Alcé con cuidado su camiseta, rezaba a la virgen de Guadalupe porque no fuera a reaccionar de manera agresiva, sobretodo porque es un homofóbico. Me acerqué olfateando su abdomen, sí, ahora estaba seguro, aunque no podría decirle, no le gusta ser comparado.
Verlo debajo mío me hizo sonreír como si hubiera ganado una competencia, y era porque él siempre solía ser prepotente, solo le importaba su opinión, solo le importaba él, nadie -a demás de USA- podían negarle nada, nadie pasaba por encima y yo, literalmente estoy encima.

- Me haz dejado aquí arriba por más de 15 minutos -

- No puedo quitarte a la fuerza, sería un ataque a tu nación -

- ¿Seguro? - Salté un par de veces sobre él - ¿De casualidad no es porqué me veo sexy? - Moví mis caderas en círculos dando un poco de presión.

- Si fueras sexy ya estarías manchado de mi semen suplicando por más - Suspiré indignado con la mano en mi pecho - Pero solo estás jugando como un puberto- ¿de verdad había dicho eso?

- Hijo de la verga, no utilices mis propios hechizos contra mi - Desabroché ambos pantalones, esto definitivamente no se quedaría así, me quedé un momento observando lo grande que era pero no me iba a retractar, no después de lo que había dicho.

Intentó apartarme recibiendo de mi parte un manotazo, no se salvaría en esta ocasión, tomé su grande miembro con una de mis manos juntando el mío, comenzé a frotarlos juntos, era placentero sentirlo palpitar, se sentía frío al igual que sus manos y su cuerpo, se sentía bien... muy bien, se sentía increíble cuando nuestros gemidos se mezclaron, cuando decidió actuar por sí mismo colocando su mano sobre la mía, me miraba desafiante y extasiado, yo solo intentaba sostener esa mirada. Ninguno se imaginó correrse al mismo tiempo, pero había sucedido.