Conexión y aprobación

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'Cálmate, Jennie. No es nada del otro mundo. Vas a conocer al suegro, no es como si Jigsaw apareciera y te dijera "quiero jugar un juego", esas películas te han dejado traumada.'

Lisa: Deja de mover la pierna - era la enésima vez que se lo pedía.

Lisa había decidido que era el momento de que su padre conociera a la castaña, pero desde que Jennie se enteró, había estado histérica, con un montón de teorías acerca de por qué Marcos no la iba a aceptar. Ahora estaban esperando al padre de Lisa en un restaurante.

Jennie: ¿A qué hora dijo que vendría? - miraba constantemente hacia la puerta.

Lisa: En unos minutos, Jennie. Cálmate, por favor - le agarraba la mano.

Jennie: ¿Y si no le gusto? ¿Y si piensa que no soy suficiente para ti? - hacía pucheros.

Lisa: No será así, ya verás que le gustarás. Confía en ti misma - le dio una mirada tranquilizadora - Ahí viene - señaló a su padre que entraba por la puerta.

'¡Trágame tierra!'

Marcos: Hola, hija - llegó a la mesa. Lisa se levantó seguida de Jennie, quien no midió su rapidez y golpeó la mesa con la rodilla.

Jennie: Perdón - tanto la rubia como su padre la miraban confundidos.

Marcos: Tú debes ser la Srta. Kim, la guardaespaldas, ¿verdad? - le extendió la mano.

Jennie: Sí... Sr. Manobal - aceptó la mano del hombre - Achoo - estornudó. Marcos la miró confundido y Lisa, con la mirada, le preguntó qué había sido eso - Perdón, creo que es polvo - se excusó.

Lisa: ¿Por qué no nos sentamos? - quería pasar de una vez el incómodo momento.

Marcos: Claro, hija - el hombre tomó asiento y las otras dos también - Bueno, dijiste que querías hablar conmigo de algo muy importante - miró a su hija - Soy todo oídos.

Lisa: Bueno...

Jennie: Achoo - volvió a estornudar y nuevamente se ganó las miradas de los dos Manobal - Lo siento, me ha dado alergia - se excusó de nuevo.

Lisa: Claro - le dio una mirada seria a su novia.

'¡Dios, por qué me pasa esto? ¿Por qué estoy tan nerviosa? Esta maldita alergia volvió, espera, ¿no me pasó lo mismo con los padres de Hyun-Ji? Sí, sí, ya lo recuerdo, le tengo terror a los suegros.'

Marcos: Bien, hija, estoy esperando - miró nuevamente a su hija.

Lisa: Lo que quería decirte...

Jennie: Achoo - volvió a estornudar, esta vez ganándose una doble mirada asesina - Voy a tomar un poco de agua - agarró el vaso y prácticamente se lo tomó todo - Ya... ya estoy bien, continúa, Lisa - se rascó la nuca.

Marcos: ¿Seguro que estás bien? - la miraba - Estás muy pálida - se dio cuenta del estado de la castaña.

Jennie: No, es solo... Achoo - volvió a estornudar - Creo que... creo que debo ir al baño - se levantó bruscamente y casi se lleva la mesa por delante - Lo siento - prácticamente salió corriendo en busca del baño.

Marcos: Es algo rara - miró a su hija.

'¡Dios, Karmin, ¿qué te ocurre? Te voy a matar.'

Lisa: Creo... que iré a ver qué le pasa - se levantó de la mesa y salió en busca de la castaña.

Jennie entró al baño apresuradamente y se dirigió al lavamanos. Abrió el grifo, mojó sus manos y se las llevó a la nuca, tratando de calmarse.

Jennie: Cálmate, Jennie - se miró en el espejo - Estás haciendo el ridículo.

Lisa: ¿Qué fue eso, Kiom? - apenas puso un pie en el baño, encaró a la morena.

'Ahora lo entiendo. Antes, cuando no le caía bien, me decía Karmin, Kiom, Kasil y ya no me acuerdo de cuáles más. Y cuando estaba enojada, me llamaba Kim. Ahora que me quiere, me dice Kim, Nini o Jennie. Y cuando está enojada, me dice esos otros nombres.'

Lisa: Te hice una pregunta - tenía el ceño fruncido, las manos en la cintura y la castaña giró para mirarla.

Jennie: Lo siento, solo estoy nerviosa - se disculpó.

Lisa: Pero no tienes por qué estarlo. Mi padre no te va a comer ni nada parecido. Bueno, solo te interrogará como a un terrorista, pero nada más - sonrió.

Jennie: Ves, no me ayudas - se giró nuevamente hacia el espejo.

Lisa: Ya está bien - se colocó detrás de la castaña y la abrazó - Todo va a estar bien, te lo prometo - besó su hombro derecho.

Minutos después, ambas regresaron a la mesa, con la castaña más tranquila.

Marcos: Pensé que tendría que ir a buscarlas - dijo el hombre, apenas las dos chicas se sentaron.

Jennie: Lo siento, Sr. Manobal. No me sentía bien, pero ya me recuperé - sonreía.

Marcos: Me alegra que estés mejor - también le sonrió - Ahora, hija, ¿qué es eso importante que me tenías que decir? - volvió a mirar a su hija.

Lisa: Bueno... lo que quería decirte... es que estoy saliendo con alguien - se sonrojó.

Marcos: ¿En serio? Eso es grandioso. ¿Lo conozco? - parecía entusiasmado.

Lisa: Bueno, sí - miró a la castaña.

"Ves, Jennie, no te va a querer. Cree que eres un chico".

Marcos: Pero dime, ¿quién es?

Lisa: No es un chico, papá - aclaró.

Marcos: Entonces, ¿es un extraterrestre? - sonrió - ¿Un viejito?

Lisa: ¡No! - negó rápidamente.

Marcos: Entonces, si no es un chico... - se puso pensativo - ¡Ay no! No me digas que... ¿estás saliendo con una mujer? - tenía los ojos abiertos como platos. Lisa no dijo nada, solo se ruborizó - ¿La conozco? - Como por acto reflejo, la rubia miró a la castaña y Marcos hizo lo mismo - ¿Contigo? - la castaña se puso aún más blanca de lo que ya estaba - ¿Por eso estabas tan nerviosa? - la castaña asintió tímidamente.

Lisa: Sí, papá, salgo con ella - la rubia miró firmemente a su padre - Y no quiero que pienses que es un capricho, porque no lo es - aclaró por si acaso - Como te dije en la oficina, estoy enamorada - miró a la morena y esta le sonrió.

Marcos: ¿Quieres a mi hija? - miró seriamente a la castaña.

Jennie: Sí, Sr. Manobal, más que a nada en este mundo - le sostuvo la mirada al hombre.

Marcos: Miró a su hija - Ella - señaló a la castaña - ¿Es la causante de que vuelvas a ser mi Lisa? - la castaña no entendió esa parte.

Lisa: Sí, papá - dijo segura. Marcos se levantó de la silla y se giró hacia la castaña.

"¿Me va a pegar?"

Marcos: Ponte de pie - le pidió y la castaña miró a su novia.

Lisa: Papá - se puso de pie por si acaso.

Marcos: Vamos, ponte de pie - le volvió a pedir. La castaña tragó saliva y, con todo el miedo del mundo, se levantó.

"Bueno, Jennie, prepárate para morir".

Marcos se acercó más a la castaña y la abrazó, causando la sorpresa de Lisa.

Marcos: Gracias por devolverme a mi hija - le susurró al oído a la castaña - Gracias - la castaña sonrió.

Jennie: De nada - ya se le había pasado el miedo y también abrazaba al hombre.

Marcos: Se separó del abrazo - Bienvenida a la familia - la miraba, luego miró a su hija - A tu madre le hubiese encantado tener una nuera.

Lisa: Lo sé, papá, lo sé - sonrió.

Marcos: Pero vamos a celebrar, mesero - comenzó a llamar a un chico que estaba unos metros más allá.

"Dígame, señor" - el chico llegó a la mesa.

Marcos: Tráigame el mejor vino que tenga - pidió.

"Sí, señor" - el chico se fue rápidamente.

Marcos: Pero sentémonos - sugirió, y las chicas lo hicieron - Vaya, ¿quién iba a pensar que te ibas a pasar al lado oscuro? - comentó.

Lisa: ¡Papá! - se quejó.

Marcos: Pero si es la verdad - miraba a la castaña - Siempre creí que terminarías con uno de esos buenos para nada de Jimin y Namjom - puso una cara dramática y la castaña sonrió - ¿Cuántos nietos me piensas dar? - la castaña se puso blanca, morada y la sangre se le fue a los pies.

Lisa: ¡Papá!

Marcos: ¿Qué tiene de malo que quiera saberlo? Tú sabes que me muero por tener nietos, y si los tienes con ella, seguro serán lindos - ahora la morena sonrió - Entonces, ¿sí me darás nietos? - volvió a mirar a la morena.

Marcos: Ahora tiene más posibilidades - sonrió y miró a su novia.

El vino llegó, comieron algo, Marcos se despidió, no sin antes molestar a su hija. Después, las chicas se dirigieron a la mansión Manobal y en este momento estaban en el cuarto.

Jennie: Tu cama es muy cómoda - estaba acostada.

Lisa: Lo sé - salió del baño con un atuendo muy provocador.

Jennie: Siempre me pregunté cómo te verías con ese atuendo - al parecer, había sido parte de la ropa que le había lavado hace tiempo.

Lisa: Sí, pues como ves, todo se me ve sexy - le guiñó un ojo a la castaña y se fue a su cómoda a cepillarse el pelo. Vio cómo la castaña se paraba de la cama y se acercaba peligrosamente a ella, sintió cómo la castaña posó sus manos sobre su cuello y empezó a darle suaves masajes.

Jennie: Me encanta tu piel - se agachó un poco más y besó el cuello de su novia.

Lisa: Sííí... - empezó a suspirar.

Jennie: Sí, me encanta - por detrás le mordió el lóbulo derecho, sacándole un gemido - Y es por eso que en este momento, te voy a hacer mía - en un rápido movimiento colocó a Lisa encima de la cómoda y comenzó a besarla hambrientamente, acariciando sus pechos y poco a poco le empezó a quitar la poca ropa que llevaba puesta.

Jennie: Eres tan hermosa - acariciaba todo el cuerpo de la rubia.

Lisa: Nini... - su respiración comenzaba a acelerarse más.

Jennie: Te amo, Lili... te amo - sin previo aviso la penetró con dos dedos.

Lisa: ¡Oh Dios, sííí, más rápido! - se comenzaba a mover erráticamente y la pobre cómoda no paraba de sonar.

Jennie: Acaba para mí, mi amor - seguía envistiéndola.

Lisa: Espera - alejó un poco a la morena.

Jennie: ¿Qué pasa? - la miró con el ceño fruncido.

Lisa: Quiero que lo hagamos juntas - la miró profundamente, la castaña sonrió y la ayudó a bajar. Se volvieron a besar, Lisa rápidamente le quitó la ropa a su novia y la hizo retroceder en dirección a la cama.

La castaña fue cayendo lentamente a la cama con la rubia encima de ella. Besos, caricias... no había nada más en esa habitación, solo dos cuerpos demostrándose que se amaban.

Lisa: Te amo - acariciaba el rostro de su novia - Es el momento - dijo pícaramente y la castaña sabía a qué se refería. Al mismo tiempo, llevaron una mano al sexo de la otra. Primero solo eran caricias por ambas partes - ¿Juntas? - susurró sobre los labios de la morena.

Jennie: Siempre - respondió, sin nada más que decir. Las dos mutuamente se penetraron con dos dedos. Primero fueron envestidas lentas y luego más rápidas. Las dos querían hacer sentir el máximo placer a su pareja. En esa habitación solo se escuchaban suspiros y gemidos de dos cuerpos sudorosos haciendo el amor. No pasó mucho tiempo y las dos llegaron juntas, como siempre debía ser...

Por todo lo que di

Hoy puedo al fin sentir

Un amor que no me ciega

Y que me hace vibrar

Te tengo junto a mí

Y no te dejare

Te enredaste en mi piel

Y no podrás salir

No puedo vivir sin tu cariño

Te quiero amar..

Yo cuidare de ti (Jenlisa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora