Me arregle lo mas rápido que pude y entre a trabajar. Ese día se pasó más rápido que los anteriores, y a la hora de la comida pude salir sin problema. Llegue a casa con los niños, como Anna no llegaba hasta más tarde me puse a preparar la comida. Después de comer ayude a los críos con sus tareas.
-¡¡Henry!! Devuelve le el lápiz a tu hermana- estaban aprendiendo a escribir.
-No – lo pronuncio con una sonrisa en los labios y acto seguido empezó a reírse- es mío.
- !Mama! No me da mi lápiz – me gritaba Clara, al ver que él seguía sin dárselo decidió empezar a tirarle cosas – Dámelo, dámelo, dámelo.
-Calmaaaa – Grite después de ver como había volado por el salón dos cartucheras, 5 bolígrafos y estaba a punto de tirarle el jarrón a la cabeza- Clara, suelta eso ahora mismo.
Carlos
Los dos nos sentíamos muy a gustos en el pueblo era un lugar tranquilo, pero ambos estábamos creciendo y nos llamaba mucho la atención todas las nuevas modernidades que iban apareciendo en aquellos tiempos. A mí me apasionaba la lectura mientras que Rómulo adoraba las ciencias, la química y la biología. Así que estábamos pensando irnos a vivir a otro lugar, aunque nos daba nostalgia despedirnos de aquellas personas que nos habían acogido tan bien decidimos marcharnos.
Ese día le toco a Rómulo cuidar a Dasha, a él los niños no se le daban tan bien como a mí, pero a ella le encantaba pasar tiempo con nosotros. Yo salí a ayudar a una de las ancianas del pueblo, la pobre señora era muy mayor y sufrió un accidente que la dejo en cama, Rómulo la estuvo curando y dándole medicamento, debido a que el médico más cercano se encontraba a días de camino de donde vivíamos. La gente del pueblo se turnaba para a hacerle compañía y ese día me toco a mí. Le di de comer y aproveche para organizarle un poco la casa, había días en los que después de comer me pedía que le leyera una de esas historias que a mí me fascinaban, pero ese día se quedó dormida enseguida.
Cuando empezó a anochecer toco el cambio de turno y pude irme a casa. Rómulo había conseguido dormir a la niña, por lo que yo pude irme también a descansar. A la mañana siguiente decidimos contarle al pueblo que nos íbamos. Nos habíamos reunido en la iglesia para comunicar la noticia.
-Señores silencio, por favor, – pidió el cura cuando de empezó a escuchar un pequeño murmullo que provenía del grupo de personas – Carlos y Rómulo tienen algo que decirnos.
- Vecinos nos sentimos muy agradecidos de haberos conocido, pero como cabria de esperar nuestro tiempo en este pueblo se acabó – vi que todas las personas se nos quedaron mirando, algunas tristes y a otras no se le distinguía ningún sentimiento en su cara.– Mi amigo y yo nos marcharemos dentro de tres días.
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Mi secreto
RandomSofia madre y esposa. Trabaja para la Vep, alli descubrira cosas sobre su pasado, que la aran ir a un mundo donde el tiempo no pasa. Alli conocera a su familia y se llegara a conocer a ella misma