MONSTRUO

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MONSTRUO

Por tercera vez en lo que va de la mañana, ignoro el celular. Se que Huma no descansara hasta que responda, sin embargo, eso no evita que quiera molestarla un poco, al fin y al cabo, es la única entretención de mi vida. Levanto la vista al espejo y la foto de Ceyda llama mi atención, la quito para poder admirarla con atención.

Hay ocasiones en que la extraño, era mi hermana, la única familia que me quedaba, la única que me comprendía y que siempre me apoyo. Es una lastima que tuve que sacrificarla por un bien mejor, estoy seguro, que donde sea que este lo entiende, ella y Sanem no podían coexistir en el mismo mundo. Ahora que tengo a la mujer de mis sueños tan cerca, que cada día se me hace imposible no raptarla para que estemos juntos, como podría darle mi amor a otra.

El maldito celular vuelve a sonar.

- ¿Qué quieres? – respondo dejando la fotografía y dirigiéndome a la puerta.

- Necesito que vengas, ahora – esta mujer y su terquedad en darme órdenes. Bien sabe que lo tiene prohibido. Cuelgo el teléfono. Vuelve a sonar enseguida.

- Sabes cómo debes hablarme, ¿quieres que repita lo de la otra noche? – por unos segundos no dice nada.

- Necesito que vengas... señor – esto ultimo lo dice en un susurro – mi hermano esta aquí, quiere hablarte.

Cuelgo el teléfono y salgo de mi apartamento cerrando con llave. Mientras voy caminando me topo con uno de los vecinos, un sujeto muy amigable que lleva a su perro para todos lados. Lo saludo como si nada y sigo caminando hasta llegar al elevador, ahí subo hasta el ultimo piso donde me quedo un rato. No hay movimiento de ningún tipo, me acerco a la puerta y no se escucha ruido, probablemente Deren esta con Sanem... otra vez.

Resignado regreso al elevador y me dirijo a la casa de Huma.

...

Muevo la cuchara en mi taza de café mientras Huma no deja de quejarse, me voy a volver loco escuchándola, con el tiempo me di cuenta de que es parte de su personalidad, igual que con Ceyda y adiestrar a alguien tan mayor como ella requería más esfuerzo, tiempo y paciencia de la que yo tengo. Estoy reservando todas mis energías hasta que pueda huir con Sanem.

- Es increíble que este pasando esto y que no hayas hecho nada... ¡¿cómo no nos dimos cuenta?! Grita en un chillido sentándose en el sofá que ha quedado vacío. Su hermano, un tipo mas anciano que ella con marcadas arrugas sobre su tez blanca, mira fijamente hacia delante. Ambos comparten las mismas características de todo su maldito linaje familiar, ojos azules como el hielo, cabello oscuro, narices afiladas y la piel tan pálida que parece traslucida. Parecen un par de vampiros dentro de esta enorme y vieja casa.

- Es evidente que iba a suceder, ella no puede manejar todo sola, sobre todo si no tiene experiencia en el campo. No importa toda la ayuda que tenga, alguien le está diciendo como mover las piezas.

- ¡¿Tienes idea de cómo pudo hacerlo?! – chilla de nuevo. Dobla su pierna por detrás de la otra como si fuera un miembro de la realeza, sinceramente no se que me molesta mas de ella, si su edad, su fastidiosa personalidad o sus presuntuosas maneras.

- Le empresa siempre fue deseada por la competencia, vender las acciones no fue difícil ya que los compradores están justo en la puerta.

- ¿Cuál crees que sea su próximo movimiento? – insiste Huma. Observo al hombre, nunca baja la cabeza o cambia de expresión, al contrario, se levanta del sofá con las manos atrás y se acerca a la ventana.

- Lo que esta haciendo justo en este momento, ocultarse y luego, desaparecer...

- ¿Crees que vaya a desaparecer? – pregunto integrándome a la reunión. Es algo que me ha dado vueltas últimamente, Sanem no tiene un nuevo proyecto en puerta y es hiper paranoica con la seguridad de su casa. Yo mismo tengo que pasar por toda una revisión cada vez que voy a visitarla. No hay fortaleza humana que pueda aguantar eso para siempre.

DEJAME ATRAPARTE: EN SU CORAZÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora