Estábamos con ___ despidiéndonos de Oliver y Chloe.
—Pórtense bien con sus abuelos. —dijo ella estando agachada a la altura de los dos.
—¿Cuando regresarán? —preguntó Chloe.
—En... —iba a responder pero ___ me interrumpió.
—Muy pronto, okey.
—Lo voy a extrañar. —dijo Oliver y empezó a llorar, ocultando su cabeza en el cuello de ___.
Al final nos logramos despedir bien de ellos y nos subimos al avión. Íbamos en un avión privado por la comodidad de los dos, así que nos acomodamos. Me recosté en el pecho de ___ y ella empezó a acariciar mi cabello.
—Te prometo que te enseñaré todo Londres. —dije.
—Uno de mis sueños siempre fue ir a Londres con el amor de mi vida, y ahora lo estoy cumpliendo. —ella sonrió.
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—¿Soy el amor de tu vida? —pregunte.
—Sabes que lo eres. —sonrió.
—Te amo, y nunca dejare de hacerlo. —dije susurrando, escondido en su cuello.
—Yo también te amo, Joe. —contestó.
Nos quedamos dormidos en todo el vuelo, extrañaba pasar esto con ___, ahora solo quiero pasar las mejores vacaciones de mi vida.
...
Entramos a la habitación del hotel y yo la abracé.
—Joseph, hoy andas muy cariños. —dijo ella riendo.
—No te quiero volver a perder. —dije.
—No lo harás de nuevo, ya no. —ella negó.
La bese, pero no era un beso rudo ni salvaje, era un beso que nos decía a los dos lo que sentíamos, era suave y lento. Ella se alejó sonriendo.
—Me siento la más afortunada de tenerte en mi vida. —sonrió.
—Y yo el más afortunado de ser el único que te puede besar, tocar y acariciar; y ser el único en despertar a tu lado todos los malditos días, que tú los mejoras.
Ella me volvió a besar.
...
Íbamos caminando por las calles de Londres, buscando un restaurante, así que la lleve a mi restaurante favorito. Pedimos nuestra comida y ___ se veía muy entusiasmada de estar aquí y no en Estados Unidos.
—Extraño a los niños. —dijo con jugando con sus manos.
—Amor. —reí— no llevamos ni un día aquí y ya los extrañas.
—¡Sii! Es que me gusta verlos pelear. —reímos— es mentira. —negó con su cabeza.
—Que te parece... ¿ir a la playa? —alce mis cejas.
—¿En serio? —preguntó.
—Si, amor. —acaricie su mano que se encontraba encima de la mesa.
—Me encantaría ir. —dijo ella sonriendo.
—Entonces, ya hay algo nuevo en la lista. —sonreí.
La comida llego y empezamos a comer.
—¿Que te parece la comida? —pregunte.
—Está muy buena, Joe, ahora entiendo porque es tu restaurante favorito. —sonreí.
—Si, amaba este restaurante de niño.
—Quiero conocer todo lo que amabas de niño, amor. —sonrió.
—Te enseñare todo, te lo juro. —sonreí.
Terminamos de comer y nos dirigimos al hotel. Nos acostamos y nos quedamos en un silencio.
—Te extrañe mucho... perdón si lo digo mucho, pero en serio todo ese tiempo me sentí perdido. —la abracé, apoyándome en su pecho.
—Yo también te extrañé, Joe. —me dio un beso en mi frente— siento haberte hecho pasar por eso.
—Tu tenías la razón cariño, tal vez necesitábamos darnos un tiempo. —empecé a besar su cuello, pero sin necesidad de llegar a algo más.
—Prometámonos que nunca más, vamos a desconfiar. —dijo ella.
—Te lo prometo, princesa. —dije sonriendo.
—Te lo prometo, mi príncipe. —sonrió.
La empecé a besar, suave y lento.
—Mañana es nuestro aniversario, amor. —dije separándome.
—Si. —dijo ella emocionada— cumplimos 5 años, cariño, 5 malditos años a tu lado, siendo los mejores años de mi vida. —sonreí.
—Te amo, te amo, te amo, dime que me amas. —dije haciéndole un puchero.
—Te amo, Joseph Anthony Francis Quinn, esposo mío, amor de mi vida, te amo. —sonrió y volvió a estampar sus labios con los míos.
—Quiero despertar todos los días a tu lado, dormir a tu lado, hacer el amor contigo, besarte a ti, abrazarte solo a ti, darte cariño solo a ti ¡quiero todo contigo! —dije y ella sonrió, sus mejillas se empezaron a tornar rojas— ay, que linda te miras sonrojada. —reí.
