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Nueva noticia de última hora. Atsumu Miya, uno de los criminales más buscados de todo Japón junto a su hermano, Osamu, ha sido detenido hace unas horas. Gracias a la información que hemos podido obtener se piensa que el mayor de los Miya se dejó atrapar para que el menor pudiera huir sin-

Suna suspiró y apagó la televisión.

—Joder —se levantó rápidamente del sillón y fue a por su teléfono—.

—¿Si? Perdón, ¿Es urgente? Estoy–

—Soy Suna. ¿Que ha pasado?

—Por fin dimos con los Miya pero me temo que solo pudimos con uno de ellos.

—¿Atsumu?

—Sí, perdón pero-

Suna colgó y chasqueó la lengua.

[...]

Atsumu tarareaba felizmente mientras llegaba a aquella extraña habitación.

—No entiendo que sentido tiene hacer esto.

—Ni siquiera hemos comenzado con las preguntas señor Miya.

—No hablo de eso. Hablo del cristalito ese. Siempre sale en las películas que hay gente detrás, todo el mundo se sabe el truco así qué ¿Para qué tratar de ocultar algo que no es un secreto?

Kita miró hacia el «cristalito» –que en realidad se suponía que tenía que parecer un espejo– con un rostro confundido dando a entender que definitivamente él no iba a ser capaz de comunicarse con Atsumu.

Mientras que por otro lado Atsumu saludaba al cristalito mientras decía frases y oraciones sin sentido como: "Hola, ¿Hay alguien ahí?", "Salir por favor, que me aburro"...

La puerta se abrió y un hombre entró.

Atsumu rápidamente volteó a mirarlo y lo inspeccionó de arriba a abajo. Su pelo era rizado y tapaba su frente, sus ojos oscuros e intimidantes, su nariz y boca estaban cubiertos por la mascarilla que llevaba y respecto al cuerpo la verdad es que no parecía estar nada mal.

—Puedes irte, yo me encargo.—habló el hombre de la mascarilla a su compañero.

—¿Puedo irme yo también? —Preguntó Atsumu de forma sarcástica.

Mientras uno de los hombres salía el otro simplemente se sentó en la silla de en frente de Atsumu y preguntó:—¿Dónde está tú hermano?

—Vaya... y yo que pensé que os importaba... Pero no, solo os importa Osamu... —fingió secarse unas lágrimas inexistentes—. Pero... ¿Qué hay de mí? ¿Yo no importo? —Atsumu siguió con su drama falso mientras Sakusa lo miraba con un rostro serio esperando una respuesta decente.

—No tengo todo el día, creo que he hecho una pregunta fácil, sencilla y directa. Responde.

Atsumu suspiro.

—Mira, ricitos, no sé dónde coño está mi hermano y aunque lo supiera lo último que haría sería decírtelo.

—Antes o después lo encontraremos, creeme, es mejor ahora.

—Te lo vuelvo a repetir, no sé dónde está mi hermano.

—¿No vivís juntos?

—Vivíamos.

Sakusa hizo un sonido afirmativo y asintió mientras analizaba la reciente información.

—¿No se te ocurre un lugar en el que pueda estar?

—Osamu no es estúpido. Sí ha estado en algún lugar que yo conozco probablemente se habrá ido ya. Ahora mismo estará en algún sitio que yo desconozco especialmente por que talvez le delate aunque yo no haría eso.

Sakusa suspiro y salió de la habitación. Tenía que hablar con sus superiores para aclarar que era lo que podían hacer. Él ya tenía algo en mente pero necesitaba aprobación, una aprobación que no consiguió y acabo con un plan muy complejo y complicado que no le gustaba.

Una vez que acordaron cómo sería su misión volvió a entrar a la habitación en la cual Atsumu seguía hablando con él espejo aburrido.

—Me ayudarás a encontrar a tú hermano.

—Te he dicho que no sé dónde está.

—Creo que no lo entiendes. Vendrás conmigo mientras yo lo busco y me ayudarás ya que tú lo conoces más que yo. No tienes la opción de negarte es una orden.

—¿Y si en vez de ayudaros a vosotros miento para ayudar a mí hermano?

—Fácil. Al ayudarnos a cambio te reduciremos los años en prisión; si mientes aumentarán.

—¿Y si–

—No hay más «y si» iré a prepararme. —Sakusa salió de la habitación y mando a uno de sus hombres a vigilar a Atsumu y a prepararlo.

Atsumu todavía estaba algo confundido. ¿Traicionar a su hermano por beneficios propios? Él no sería capaz de hacer eso, pero ricitos parecía querer matarle con la mirada intimidante que tiene, ¿Cómo podría negarse?

Además era estúpido decir que no sabiendo que va a ser una obligación con recompensa nada más.

—Prepara un coche. —Pidió
Sakusa.— ¿Está listo? —Preguntó refiriéndose a Atsumu, el cual seguía pensando en todo lo que acababa de pasar.

Sakusa lo llamó y justo tras decir su nombre Atsumu como arte de magia apareció.

—Me pareció escuchar mi nombre.—Dijo con su típica sonrisa.

—Bien, entonces estamos listos para empezar.

Ambos comenzaron a caminar hacia el vehículo, aunque se podría decir que más bien Atsumu perseguía a Sakusa buscando el vehículo.

—¿Que será lo primero que haremos? ¿Mataremos gente?

—Lo primero será subir al coche.

Atsumu sin dudarlo subió.

—¿Dónde pasaremos la noche? ¿Como sabes que no me voy a escapar? ¿No tienes miedo de que te pueda hacer daño?

—¿Si respondo a alguna de todas las preguntas que has hecho te callaras?

—Sí.

—Bien, para empezar iremos a un hotel fuera de la ciudad, en la nada. No creo que tú hermano siga aquí y tampoco creo que sea sano conducir toda la noche así que iremos hasta un hotel y allí dormiremos y desayunaremos.

—¿Será un hotel grande?

Sakusa hizo una mueca confundido.

—¿Eso importa? Solo vamos a dormir.

—Exactamente por eso lo pregunto.

—Idiota, tú duermes en el sofá.

—¿¡Qué!? —Gritó Atsumu muy indignado.

Sakusa río por lo bajo.

Plot twist Donde viven las historias. Descúbrelo ahora