𝐑𝐄𝐃 𝐋𝐈𝐆𝐇𝐓𝐒 | ENHYPEN 𝐒𝐌𝐔𝐓 ✓

━━━━ 𝙎𝙪𝙣𝙤𝙤'𝙨 𝙟𝙚𝙖𝙡𝙤𝙪𝙨𝙮. ♡

—Continuación del apartado anterior, el trozo de Sunoo. No es un pedido, pero he decidido hacerlo yo para alargar un poco su reacción y enseñar cómo creo que terminaría esa escena.
—Explícito.

—Entonces demuéstramelo. Aquí.

Tragarías saliva.
—¿Aquí y ahora?

Él asentiría.
—Aquí y ahora.
—Pero... ¿el qué? Sunoo, estás montando una escena, tú... —mirarías a vuestro alrededor, a todas las miradas concentradas de algunos de los miembros del grupo, y a otras que no sabrían hacia dónde mirar, de parte de quienes intentaran pretender que no veían nada.
—Que aún me deseas. Vamos, demuéstralo.

Él sabría perfectamente que así sería, pero querría verter arder. Arder por él. Querría vengar sus celos, y querría alimentar su excitación con ese momento.

Enarcarías las cejas, volverías a pasar la saliva caliente por tu garganta en un intento de colonizar tus nervios. Asentirías y, cuidadosamente y con cautela, tus brazos se moverían, uno hasta su cadera y otro hasta detrás de su cuello. Unirías tus labios a los suyos, y no faltaría mucho tiempo para que, con ese suave y delicado tacto, y ese sabor dulce similar al del algodón de azúcar, te olvidaras de todo y de todos; de los chicos a vuestro alrededor mirándoos con incomodidad y de que Sunoo estaría celoso y sediento.

Pero de esto último no te podrías olvidar, porque no haría falta mucho tiempo hasta que él reclamara su pedido; demostrarle que aún le desearías, apegándote más a él, rozando tu parte baja con la suya y mordiendo tu labio inferior. Esos ojos penetrantes volverían a acechar a los tuyos imponiendo.

—No estás demostrando nada —recordaría al separarse por un segundo.

Hundirías tu rostro en su cuello besándolo despacio mientras pensaras en alguna forma de detenerlo. Estarías caliente, eso ya sería un hecho que no podrías ignorar, porque estarías sedienta de él y, precisamente por eso, no querrías separarlo bruscamente y provocar mayor enfado en él. Lo querrías para ti en ese preciso instante y te sentirías igual de necesitada al percatarte de la ausencia de vuestras caricias mutuas durante varios días.

—Sunoo... —susurrarías en su oído—. Por favor.

Tendría dos maneras de interpretar ese "por favor", y decidiría tomar la que más le gustara; esa en la que le estarías rogando por más, en vez de la real, donde le pedirías que se detuviera.

Su mano se iría hasta tu trasero delante de todos y sus ojos te fulminarían con el fuego del deseo.

—Vámonos de aquí —insistirías.

Sunoo sonreiría victorioso, agarraría tu mano repentinamente y te llevaría consigo hasta una habitación. Aún así, no podrías ignorar el hecho de que todos los presentes sabrían lo que estaríais haciendo ahí dentro, y eso, de alguna manera u otra te incomodaría.

—Me encantan tus mejillas completamente rojas —se burlaría él incluso antes de cerrar dando un portazo. Ansioso, amordaría tus labios con los suyos, tus caderas serían presa de sus manos y su mirada lasciva te silenciaría por un buen rato.

Saliva, mordiscos y jadeos sería todo en lo que pensarías en ese momento, hasta que la vergüenza te golpearía otra vez y él se daría cuenta.

—Finjamos que estamos discutiendo —propondría divertido.
—¿Qué quieres decir?

Reiría agudo y divertido, te apegaría a él y luego se movería contigo hasta la cama, donde te dejaría caer y te acorralaría al acostarse encima.

—¡Sí, soy un celoso, y si eso no te gusta, dejémoslo! —gritaría de repente.

Rendida ante sus ideas, decidirías seguirle el juego, porque habría algo extrañamente divertido dentro de esa falso papel, y sobre todo, dentro del hecho de que estaríais actuando y gritando mientras lo hiciérais.

—¡El problema no es mío, es tuyo por no poder soportar que pase tiempo con tus amigos! —lleno de rabia precedida por el deseo, empezaría a desvestirte. Compartiríais una mirada cómplice al escuchar murmullos fuera.

(...)