Que se parezca a Tí

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Apenas un suave toque de sus labios lo hizo sentirse de nuevo el otra vez, un fuego que nunca había sentido recorrió todo su cuerpo, y supo que necesitaba más de Mauro. Hubiera sido demasiado pedirle que él lo necesitara de la misma manera, para envolverlo en sus brazos como lo había hecho tantas veces, para devolver ese tan deseado beso con más fuerza.

Pero él lo hizo.

Sus fuertes brazos rodearon su cintura. Lo atrajo hacía él y Tiago pudo sentir la fina línea de los dos cuerpos conectados- sus piernas enredadas, cadera contra cadera, sus
corazones latiendo al mismo compás. Mauro lo colocó contra el barandal, girándolo tan cerca de él que no lo dejaba moverse, hasta que lo tuvo exactamente donde había querido estar. Todo esto sin romper el apasionado broche de sus labios.

Entonces empezó a besarlo suave al principio, rozando con la nariz su oído. Después bajo dulce y tiernamente, a lo largo de la línea de su rostro y bajando por su cuello, haciéndolo gemir inclinando su cabeza. Él tiró de su cabello suavemente y Tiago abrió los ojos para ver fugazmente las primeras estrellas asomándose en el negro cielo. Se sintió aún más cerca del cielo de lo que nunca había estado.

Al final, Mauro regresó a sus labios, besándolo con mucha más intensidad succionando su labio superior.
Tiago abrió más los labios, desesperado por tener más de él en su interior, abandonando el miedo de mostrar cuánto había anhelado por él. Para igualar la fuerza de sus besos.
Tiago comenzó a sentir arena en su rostro y bajo sus pies, el viento salado se estrellaba en su piel, y un dulce, sentimiento se desbordaba de su corazón.

Mauro se apartó y lo miró fijamente, como si él quisiera que le dijera algo.
Tiago sonrió y lo besó suavemente en los labios, mostrando que le pertenecían a él.

"Aún continuas aquí," susurró él.

"Ellos no podrán llevarme a rastras." Dijo Tiago sonriendo.

Mauro dio un paso atrás, y con una mirada oscura hacia él, su sonrisa se
desvaneció. Él empezó a caminar lentamente frente a tiago, frotándose la frente con la mano.

"¿Qué pasa?" Preguntó el menor, jalando la manga de Mau para que
regresara a besarlo de nuevo.
Él paseó sus dedos por el rostro del chico, a través de su cabello, alrededor de su cuello. Como si estuviera asegurándose de que no fuera sólo un sueño.

Todo parecía tan correcto como si hubiera estado destinado para Mauro, y él para Tiago.

"¿A dónde vas?" Pregunto tiago confundido.

Las rodillas de Mauro se doblaron y se hundió unas pulgadas, inclinándose contra la reja de madera y mirando al cielo. Se veía sufriendo.
"Dices que nada podrá llevarte a rastras," murmuró el chico. "Pero ellos lo harán. Tal vez sólo se les hizo tarde."

"¿Ellos? ¿Quiénes?" preguntó Tiago, mirando alrededor de la playa desierta. "¿Thomas? Creo que lo perdimos."

"No," Mauro empezó a caminar alejándose del barandal. Él se estremeció. "Eso es imposible."

"Mauro."

"Esto llegará, ellos me separaran de vos " susurró él.

"Me estás asustando." Tiago caminó tras, tratando de mantener su paso. Porque repentinamente, aunque el no quisiera, empezaba a tener la sensación de saber a qué se refería él. No a Thomas, sino a algo más, alguna otra amenaza.

La mente de Tiago empezó a nublarse. Las palabras de Mauro lo habían abatido.

"No estoy preocupado por los rojos," dijo calmadamente Mau, siguiendo sus ojos hacia las cámaras. Al principio, sus palabras eran tranquilizantes, pero se comenzó a notar un tono preocupado: Si Mauro no estaba preocupado por los rojos, estaba preocupado sobre algo más.

Una Guerra En El Cielo-  LITIAGO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora