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El brillante sol apenas se asomaba por el horizonte pintando el cielo de varios tonos naranjas, rosados quitando los morados, azules oscuros, vaya que hermoso era el amanecer aunque todo es lo contrario para todo demonio mismos que se ocultaban al primer rayo de luz, terminando con las noches largas dónde muchos humanos desaparecían entre llantos llenos de desesperación, pobres de aquellos que no pudieron escapar de sus garras ¿Dónde estaban los cazadores cuando más los necesitaban? Talvez si eran una leyenda como muchos afirmaban o simplemente no eran de gran importancia los pequeños pueblos.
Saltando y corriendo lo más que podía, ya más tranquilo la tercera luna superior se dirigía al más cercano pueblo que estaba a las afueras del inmenso bosque, aún con su gran velocidad tardaría una hora en llegar, no lo había recordado por la preocupación de kyojuro al ser un demonio pero el bosque también era un camino por las mañanas y muy rara vez tardes, muchas personas solían utilizarlo por ser mejor atravesar que rodear ya que era más caminata y por ende más tiempo que tardarían, era claro que no eran tan tontos como para ir en la noche pero si lo eran por pensar que estarían a salvó en el día ya que los grandes árboles se encargaban de ocultar cada rastro de luz solar, un lugar perfecto para comer en el día y no morir en el intento.
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Empezando con sus primeras reacciones, un arrugar de nariz, olfateando todo a su alrededor, los ojos no quería abrir y todo su pensamiento era un costante " cálido " sus miembros estiró advirtiendo que cambiaría de posición y rápidamente se hizo una bolita en ese nido de mantas, no solo tenía la leve apariencia de un zorrito sino que también se comportaba como tal, la enorme cola esponjosa quedó casi camuflajeada por sus cabellos o era al revés, era más pelaje el que tenía en su cola esponjosa que en su cabeza . . . luego tendría que encargarse de ello.
Sus largas y puntiagudas orejas movió en todas las direcciones de la habitación, enfocandose más en los cantares de algunos pajaritos que posaban en las ramas cerca del techo y eso le hizo rugir la tripa pero al mismo tiempo encogerse mas junto varios quejidos, enserio que no quería levantarse pero el hambre pudo más así que, arrastrando su cuerpo fuera de su nido lo primero que hizo fue estirarse cuál gato, en cuatro patas dejando su pecho contra el suelo los brazos y su cola estiró con mucho afán , seguido, un muy agudo bostezo soltó para por fin abrir los ojos, le costó un poco al inicio, pues todo estaba borroso pero solo le basto parpadear varias veces, acostumbrarse por unos segundos obteniendo una vista clara y perfecta.
