02

2.2K 230 11
                                    

Después de esperar que todos decidieran ir a sus casas, emprendí una caminata al departamento de Chaeyoung, compré algunas cosas que de seguro la ayudarán en lo que sea que tengo, aunque es verano ha estado lloviendo demasiado, para mi gusto, ya que por más que sea una fan empedernida de la lluvia, la humedad, el estrés de la población y las horas innecesarias de esperar a que habrán las tiendas es algo que detesto y que siento que solo pasa en la zona en donde vivo porque en los demás lugares no creo que sea así.

Lo bueno es que es un lugar tranquilo, las cosas quedan cerca lo cual agradezco y puedo caminar sin sentir tanto miedo porque toda esta bastante vigilado, así que me siento protegida en todos los aspectos, lo mejor de todo es que vivimos cerca de la universidad y del departamento de Chaeyoung, es una gran ventaja para lo que está pasando ahora, meneo la bolsa de las medicinas mientras tarareo off my face.

No soy muy fan de Justin Bieber pero desde que conozco a Son siento que de alguna manera la están comenzando a gustar las cosas que ha ella le encantan, al principio era porque quería llegar a tener un tema de conversación pero después me di cuenta que a pesar de todo tiene canciones disfrutables, miro un poco hacia arriba y tomo el teléfono de mi bolsillo derecho.

Marco el número de Chaeyoung y lo acerco a mi oreja, suena un par de veces y luego escucho una tos que me deja sorda, alejo el teléfono con cuidado para prevenir que se me reviente el tímpano y frunzo las cejas las mantengo así hasta que,— hola, Mina —, escucho su tierna voz un tanto rasposa, me tranquiliza la idea de saber que puede aunque sea contestar una llamada.

La verdad es que no se qué decirle, miro mis zapatos y me balanceo con éstos mientras rasco mi nuca, no tengo ni la menor idea de que decirle, tenía cientos de cosas para decir pero ahora todo se volvió un silencio bastante incómodo, inflo las mejillas y espero que mi pequeño ataque de nerviosismo se disipe, no siquiera chillar o algo por el estilo, estaría dándole una mala imagen y la verdad es que se podría decir que le comporto con ella como con nadie lo he hecho.

— estoy aquí porque... —, buscar las palabras no es algo bueno para mí, porque me estreso y es exactamente lo que no estoy buscando,— Jihyo me dijo que estás enferma y quise pasar para saber cómo estás —, entre cierro los ojos y muerdo mi labio inferior, siendo que es la forma más tranquila de decirle que me preocupo por ella pero que tampoco lo sienta como invasión.

— le dije que no les dijera para que no se preocuparan —, cierro por completo los ojos, fue una mala idea haberle dicho, tuve que esperar hasta mañana para que no pareciera que estoy loca o algo por el estilo,— pasa, ya te abro —, quiero gritar de la emoción porque voy a poder cuidarla, con mi poca experiencia, pero eso no quita que soy buena haciendo sopa.

Arrastro los dientes por mi labio inferior y acomodo mi cabello hacía atrás, la puerta se abre y hago una reverencia cuando veo a un grupo de señores que ya ha visto antes, éstas me saludan con una gran sonrisa y siguen con lo suyo, entró al elevador y toco el número tres, su piso, no soy muy fan de las alturas pero es lo que toca, suspiro y apoyo un poco la cabeza en la pared metálica a mi lado.

Me siento bastante cansada, hoy tuve un examen muy importante de esos que no me dejaron dormir por muchos días, así que hoy celebramos que ya acabaron los exámenes y ahora solo es ir para ver clases, nada del otro mundo, ya que dentro de poco nos darán un mes de vacaciones, además de que harán algunos arreglos lo que me hace pensar que será un poco más, de seguro voy a ir a la casa de mis padres o me quedaré lata arreglar algunas cosas que tengo pendientes.

Las puertas se abren y paso, con cuidado camino hasta la puerta correspondiente y toco unas cuantas veces para que sepa que ya llegué, aprieto los labios y cuando la puerta se abre casi se me salen los ojos al verla así, su cabello está despeinado, sus lentes torcidos, un suéter gigante de color gris tapa su torso y parte de sus piernas, tiene unas medias del mismo color que tienen pequeños perritos marrones, sus labios están pálidos y está sudada.

Parece que tiene fiebre, doy dos pasos hacia delante y al entrar me quito los zapatos, sus ojos están un tanto hinchados al igual que sus mejillas, aunque creo que éstas ya eran así, al llegar a la sala todo está perfectamente limpio como siempre, elevo ambas cejas cuando se recuesta en el sofá y me mira.

— vengo a ser tu enfermera —, abre los ojos como platos y niega con la cabeza, aunque me diga que no voy a seguir aquí porque no es algo que me pidió es lo que quiero hacer,— no acepto un no como respuesta —, asiente y hace un pequeño mohín,— tomate esto, es para la fiebre y esto —, una pastilla y jarabe para la tos, camino a la cocina y tomo la taza que se que es de ella, tiene la cara de un tigre, no soy muy fan del agua del grifo pero es la que está en perfectas temperatura para ella.

— mañana te voy a invitar el almuerzo —, sonrío y asiento, puede que lo está haciendo porque quiero pero esa propuesta no la voy a negar, porque de verdad que quiero ahorrar,— te agradezco que hagas ésto por mi —.

— no tienes nada que agradecer —, sonríe un poco,— la pastilla te va a adormecer, así que descansa yo estaré aquí para cualquier cosa —, cierra los ojos y yo me quedo mirandola, será una larga noche.

fever ; 𝗺𝗶𝗰𝗵𝗮𝗲𝗻𝗴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora