🍂 Ꮺ ࣪ ִֶָ 𝙎𝙏𝙍𝘼𝙔 𝙆𝙄𝘿𝙎 𝙏𝙃𝙄𝙉𝙂𝙎 . ֹ ✶ ׅ 스키즈. ?! ۫

𝖉𝖆𝖗𝖊 ★ 𝙃𝙮𝙪𝙣𝙟𝙞𝙣 ˖ 🐹 𝓿

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¿Qué noche de su vida había sido tan ardiente como aquella? Quizá varias donde el peliazul le hacía compañía, pero no cualquier compañía. Una en específico la hacía sentir deseada y justo estaba sucediendo.

Era una total locura teniendo en cuenta el hecho de que no se encontraban totalmente solos. Una fiesta organizada por sus amigos en donde finalmente pudieron verse tras semanas donde la añoranza colmaba los pensamientos mutuos, había sido el blanco perfecto para satisfacer ambos organismos humeantes de deseo.

Ni siquiera se dieron el lujo de perder el tiempo y en menos de lo esperado ya se encontraban en el baño de tal casa ajena. Estaban seguros de que nadie les molestaría, pues, el disfrute entre música, bebidas y carcajadas afuera no les permitiría a los demás concentrarse en lo que ambos estaban a punto de hacer.

Él sin pensárselo dos veces la besó con una pasión indescriptible, disfrutando de su pequeña boca con cada vaivén, agarrando su cintura con desdeñosa posesión contra la madera barnizada de aquel no tan amplio sitio.

El calor comenzaba a emanar de ambos cuerpos y la pelirroja se arrojó entonces a apretar la espalda del susodicho. Los jadeos por el ya profundo beso comenzaban a oírse en una intimidad que solo ellos conocían, las pieles eran presionadas aún por encima de sus ropas y aquel indicio había sido suficiente para continuar.

El más alto llevó su diestra a la espalda de la fémina, tratando de bajar el zipper de su vestido ajustado color azul rey, lográndolo satisfactoriamente. Las yemas de sus dedos se encargaron de apartar de sus clavículas y pecho la tela que en aquellos lugares descansaba aún, aventurándose a morder y palpar con sus belfos justo ahí, ganándose de la chica un tarareo de gusto.

Ella por su parte, le hizo detener su fechoría para quitar su camisa, reanudando los besos furtivos que hacían enrojecer de violencia sus cerezos, ella misma bajando su vestimenta hasta deshacerse por completo de la misma sin abandonar el contacto hambriento de ambos pares de carnosidades. Llevó sus manos hacia la cremallera del pantalón de su contrario, con facilidad liberando todos aquellos obstáculos que no le permitían dejar un apretón en la erección del muchacho, lo cual hizo luego.

Gruñó el mayor, extasiado por el poco pero efectivo tacto de la mujer frente a él y decidido a ir por más, desabrochó su sujetador en menos de lo esperado con un gesto casi maestro, yendo enseguida a atender sus pechos, prestando mayor atención a sus pezones, los cuales mimaba de forma intercalada con su boca; succionando y lamiendo por aquellos lares y con sus dedos, haciéndolos rodar entre los mismos.

Sentirse excitados era poco para lo que ellos sentian en aquellas instancias y estaban indudablemente dispuestos a continuar.

La mano derecha de la aludida se adentró en el bóxer del muchacho, teniendo ya contacto directo con su goteante dureza, dejándola libre de todo tipo de tela molesta y comenzando a acariciarla de arriba hacia abajo con languidez y lentitud.

Los siseos del peliazul le estaban haciendo perder la poca cordura que consideraba que tenía por el momento.

Él, equivalentemente estaba perdiendo la paciencia cada vez más. La masturbación era deliciosa según su juicio, pero estaba seguro de que no había sensación igual a sentir la calidez de su interior y lo estaba echando de menos a decir verdad.

Detuvo a la de cabellos rubí, rompiendo también el beso, dignándose a posar su mirada en sus iris, tan oscuros como los suyos y víctimas de la lujuria. Manteniendo sus orbes fijas en las de ella, comenzó a quitar su ropa interior, no sin antes comprobar la humedad que se extendía por su feminidad, escapándosele un suspiro fugaz por lo preparada que se veía para él.