Felicidades Beth.(Cap 5)

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El camino hacia mi casa fue la peor tortura. No paraba de imaginarme qué dirían mis padres, cómo se lo tomarían y hasta llegué a pensar que lo mejor sería que lo oculte.

 Cuando llegamos a mi casa, Evan me extendió el helado que había comprado minutos antes de llegar.

-Lo siento por lo de antes- Dijo con un tono apenado.

- Está bien, estoy acostumbrada a que me trates así. –Contesté. – De todas maneras, solo tenemos que fingir delante de las personas no entre nosotros.

-No hay porque seguir discutiendo Elizabeth, tenemos un trato y debemos comportarnos maduramente. –Respondió fríamente. Ese era el Evan que conocía.

- Yo no he empezado la discusión. - Suspiré- Mejor me iré, no quiero pasar un minuto más contigo-Bajé del auto y cerré la puerta azotándola. Evan esperó a que entrara a mi casa y se fue.

Llegué a mi casa y me metí a mi habitación a pensar en todo lo que había pasado. Por un lado estaba enojada con el idiota de Evan por suponer cosas que no sabe de mi vida y por el otro, ¡¿cómo le diría a mis padres?!. Estuve dando vueltas al asunto  por una hora, eligiendo el momento indicado para hablar con todos, pero no pude. Así que no tuve mejor momento que escoger para hablar sobre mi embarazo, que el momento de la cena.

-Bueno ahora que estamos todos quiero hablarles de algo. –Mis padres y mi hermana me miraron. Me levanté a buscar la pequeña ecografía que tenía en mi cartera y la puse sobre la mesa. - Estoy embarazada.

-¡¿Qué?! Elizabeth dime la verdad. ¿Esto es una broma?- Negué con mi cabeza. - ¡Pero si tú a penas puedes cuidar a tu hermana!– Contestó mi  madre-No sé qué decir- Hizo una pausa. - ¿Y quién es el padre? –Preguntó.

-E...Evan... Evan Peters- Contesté.

- ¿Evan tu compañero de trabajo? –Asentí - ¿El hijo de Julie?-Preguntó mi padre.

-Así es.

- Oh por dios, Julie estará más que feliz con la noticia. - Respondió mi madre. San Luis era tan chico que mi madre conocía a la suya desde hace años. –No tenía idea que tú salías con Evan. Me pone tan feliz por ti hija, él es un buen chico –Dijo antes de darme un abrazo. Realmente me sentí tan triste al saber que mi madre solo se alegró de mi embarazo al escuchar quien sería el padre. 

Rara vez me sentía mal cuando mentía, pero esta vez, al ver a mis padres felices e ilusionados porque su hija estaba haciendo "lo correcto" hacía que la culpa me carcomiera entera. Y eso que aún faltaba que la madre de Evan se entere.

-Te felicito hija. ¡No puedo creer que seré abuelo! – Contestó mi padre. Luego se unió al abrazo familiar más largo de mi vida.

La mañana siguiente me desperté con una sensación horrible, corrí al baño y expulsé absolutamente nada. Me sentía fatal, pero como recién me levantaba ni siquiera tenía nada en el estómago para vomitar. Me preparé mentalmente para entender que esto era normal en el mundo de las embarazadas.

Aun sintiéndome mal, me vestí y salí rumbo al correo para enviar mi telegrama. Creo que las náuseas también pueden ser por nervios, porque hoy Simone se enteraría de mi embarazo y no sé cómo lo tomaría.

Las horas fueron pasando y yo, me encontraba sentada en la oficina. Ya había mandado mi telegrama de camino aquí y estaba nerviosa esperando a que Simone me cite a hablar con él.

- ¿En qué piensas? - Preguntó Pam.

- En cómo se lo tomará Simone...

- Beth, tienes que estar tranquila. No sospechará nada.

- Pam, estoy de 3 meses, sería muy idiota si no se da cuenta.

-Pero él no tiene manera de saber si te veías con Evan a escondidas.

-Buen punto- Contesté. Una mano se posó en mi hombro provocando que me diera vuelta. Para mi sorpresa era el idiota de Ryan

- Elizabeth, Simone te espera en su oficina. – Tragué saliva y miré a Pam. Ella me miró preocupada.

- Ok, ahora vengo Pam-Dije. Me levanté y caminé por el largo pasillo junto a Ryan. Tomé aire y abrí la puerta.

-Ryan puedes retirarte. Muchas gracias por llamar a Elizabeth. –El joven dejó la habitación dejándome a solas con él. – He recibido tu telegrama-Contestó serio. – Siéntate por favor. -Tomé asiento y entrelacé mis manos debajo de mi vientre. –Dime la verdad, ¿esto es una broma?

-No, para nada. Ahí está mi ecografía, puede verla y corroborar todos mis datos en ella. 

-Beth, deja las formalidades. He visto el examen médico y la ecografía. Solo espero que sea una broma.

-No lo es Simone. –Respondí seria.

- ¿Quién es el padre? - Sus ojos se posaron fijamente en los míos.

-Eso no es asunto tuyo. - Contesté.

-Tengo derecho a saber.

- ¿Y eso por qué? ¿Por qué eres mi jefe?

-No. Porque hace 3 meses estabas conmigo. –Llevó su mano a su frente y suspiró. – Dime Elizabeth, ¿ese bebe es mío? –Tragué saliva.

-No- Respondí firmemente. –Es de Evan.

- ¡¿Evan Peters ?!- Asentí. – Vaya que me has sorprendido, quien diría que tú y el estaban juntos. –Simone se levantó de su asiento y buscó un vaso de agua. - Entonces, si tu y el ya se veían hace tres meses. Dime la razón de que te ascendiera. Por que hasta lo que yo sé, me has pedido que te ascendiera porque no soportabas estar en el mismo lugar que Evan.

-Así es. Pero eso no quita que no pudiera acostarme con el- Respondí. -Vamos Simone ¿Qué intentas?  quieres que te diga que este bebe es tuyo ¿para qué? ¿a caso te harás cargo?- Pregunté. El solo me miro.

-¿Por eso los escuché el otro día hablando de mudarse juntos?

- Eso es lo que hacen las familias cuando van a tener un bebe ¿no? - Simone me miró fijo. Sabía que una parte suya dudaba de mí pero no se atrevería a saber la verdad. - ¿Me puedo retirar ya?

-Adelante- Abrió la puerta de la oficina y antes de que pudiera salir me miro. – Felicidades Beth.- Pronunció de mala gana.

Tenemos un trato. //  Evan Peters //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora