Capitulo 23

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Las luces del auto alumbraban el camino sumido en la oscuridad, la carretera estaba vacía, miraba hacía el frente, ignorando los papeles esparcidos en el asiento del copiloto, aquellos que le llamaban a gritos, el GPS con la dirección exacta de la nota le indicaba cómo llegar a un destino desconocido.

Sus manos apretaban en volante conforme dejaba atrás la cuidad, los árboles, tenebrosos y oscuros se cernían sobre él, como un cuento de terror, el ceño en su frente se intensificaba, sólo había una cosa en la que podía pensar. ¿Quién era realmente? ¿Cómo era que él estaba involucrado en aquello?

El caminó era más largo de lo que imaginó, estaba andando con cuidado, pensando en alguna solución, antes de irse, había pasado a su casa, que se encontraba vacía para tomar una de las armas que su padre guardaba en el gabinete, esta estaba sobre los papeles, paró unos minutos en la orilla de la carretera, comenzó a respirar con inestabilidad, cerró los ojos fuertemente, el hormigueo en sus extremidades no se iban, así como el escalofrío que recorría su nuca, tomó un cigarrillo y lo llevo a sus labios, al encender el encendedor, miró el fuego, la carretera, vacía y oscura hacía que pudiese ver con claridad el fuego que estaba frente a él.

—Quémalo todo—susurro confuso—. ¿De dónde sacaste eso? Jungkook, no pierdas la cabeza.

Encendió el cigarrillo y puso en marcha nuevamente el auto, no estaba lejos, entro por un camino boscoso, estaba adentrándose al bosque, cerca de uno de los ríos de las afueras de Seoul, en esa oscuridad, las sombras parecían asecharlo, el latido de su corazón se intensificó cuando a unos metros de distancia vio una cabaña, a medida que se acercaba, la luz del auto alumbraba lo que había alrededor, no estaba sola, aunque parecía vieja, dañada con el tiempo, casi abandonada, fuera de esta estaba una hilera con cinco autos lujosos, entrecerró los ojos desconfiando, sin embargo, tras dar otra mirada a los papeles se decidió aparcar, tomó la pistola la cual ocultó en la cinturilla de sus pantalones, abrió la puerta tomando su celular, con el número de su padre en marcación rápida.

Cuando sus pies tocaron la grada, esta crujió, cerró el auto, la brisa estaba siendo fría aquella noche de finales de octubre, tomo una bocanada de aire, y se dirigió hacia la cabaña, lo único que podía escuchar eran sus pisadas, unas que eran lentas y acompasadas, como si tratara de retrasar aquel misterioso encuentro.

Subió los escalones de madera, esta tronó haciéndolo respingar, negó dos veces, antes de seguir subiendo, cuando llego a la puerta se dio cuenta que esta estaba atrancada, de un empujón la abrió, dentro todo estaba iluminado por velas, dio un paso al frente y observó alrededor.

—Bienvenido—dijeron frente a él.

Se tensó, al lado derecho de la puerta había cinco personas, todos ellos llevaban vestimenta negra y velos transparentes en el rostro. No pudo decir nada, incluso cuando escuchó como la puerta se cerraba tras de sí.

—¿Quiénes son ustedes? —trató de que su voz sonara estable, pero fallo por completo.

Aquellos desconocidos caminaron haciendo rechinar el suelo de madera vieja, caminaron al fondo de la cabaña donde había una mesa rectangular, cada uno tomó asiento.

—Ven a sentarte con nosotros Jungkook—dijo uno de los hombres señalando la silla frente a ellos—. No te haremos daño—soltó cuando vio que no tenía intensión de sentarse—. Estas aquí por respuestas y nosotros te las daremos.

—¿Quiénes son? —volvió a preguntar ahora con mejor estabilidad—. No me gustan los malditos juegos. ¿Qué es esto? ¿Un puto culto satánico? —al ver que no respondieron comenzó a reír—. Esta es una puta broma, sabía que no debía de venir y...

—No es un culto, esto va mucho más allá de lo que pudieras imaginar, por favor, siéntate y te lo explicaremos—dijo otro de los hombres.

—Si no es una broma, muéstrenme sus rostros—sentenció con dureza.

Asylum (KookV, Yoonmin, Namjin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora