Verdadero creyente

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Un portal se abre en el azul océano, a juzgar por la magia de este mismo, es de una habichuela mágica.

De él salen 3 personas chocando contra la arena, el más pequeño intentó salir corriendo pero lo detuvieron.

-¿A dónde crees que vas?

-No importa lo que hagan, mi familia vendrá a rescatarme pronto.

-¿Estás seguro de ello?- preguntó la dama.

-Ya han estado en el bosque encantado, pueden contra todo.

-Mira bien a tu alrededor, Henry. No estamos en el bosque encantado.

-Entonces, ¿Dónde estamos?- preguntó confuso.

-Nunca jamás.

-¿Nunca jamás? ¿Han venido hasta aquí para destruir la isla?

-Es el lugar donde la magia es más fuerte, si destruimos este lugar ya no quedará nada encantado.

-¿Cómo piensan hacerlo?

-Nosotros no hacemos preguntan niño.-dijo el hombre

-Dame el comunicador para avisar a la oficina que hemos llegado.

-¿Oficina? ¿En una isla?

-Te dije que nosotros no hacemos preguntas.

-Greg, esto no funciona.

-¿Revisaste las baterías?

Abriendo el compartimiento de estas mismas. Greg, Tamara y Henry se dieron cuenta que no había ninguna batería, en su lugar se hallaba arena.

-¿Arena? ¿Qué está pasando aquí?

-Creí que ustedes no hacían preguntas- dijo Henry con burla

-Vamos niño camina

Se adentraron a la jungla siendo cuidadosos con cualquier cosa, ya que no sabían qué tipo de peligro se encontraba por ahí. Aunque ellos trabajen para la mayor amenaza de esa isla.

Por otro lado, una hermosa joven caminaba por un sendero.

Dulcemente ella es quien cuida de los niños perdidos, los ayuda a practicar, defenderse y cazar; ella cuida de ellos cualquier herida. Si bien en la isla no puedes enfermar, los más pequeños al ser traviesos se hieren con frecuencia.

En sus manos llevaba plantas medicinales que solo crecen cerca del río –el cual lleva a la costa de la playa-, se desvió un poco del camino, pues vio a los visitantes y le causaba curiosidad saber quiénes eran.

Era tan bella, cabello rubio, largo y suelto; su piel sin ninguna imperfección; tan amable y gentil. Un vestido cubría su cuerpo, de color blanco era la tela, con un corsé y zapatos de piso de color café. En su falda, ella había cosido unos bolsillos para que sus manos estuvieran desocupadas para subir las escaleras de su casa en el árbol.

Al llegar a su casa y de haber subido las escaleras, entra en ella y deja las plantas en la escribanía -los niños perdidos la construyeron para ella-.

-Lamento la demora, me tomó un poco de tiempo llegar al océano.

-No tienes que preocuparte, no me haré viejo esperándote-dijo Peter

Una risita salió de los labios de la dama por el comentario del rapaz.

-¿Por qué fuiste cerca del océano? Vives cerca del río, ahí están las plantas que necesitas.

-Vi a las personas que trabajan para ti, las que tienen la misión de destruir la magia, estaban en la costa de la playa.- dijo la joven, mientras separaba las plantas en cada vasija.

-Tamara y Greg

- Ellos mismos, me dio curiosidad y fui a ver qué hacían. Se dieron cuenta de la arena en el comunicador.

-¿Tienen con ellos al niño?- preguntó Peter

-Así es, Henry Mills, 12 años. Hijo biológico de Emma Swan e hijo adoptivo de la reina malvada- dijo con seguridad pero al seguir hablando su voz se fue apagando- el mismo quien tiene el corazón del verdadero creyente.- dijo con un pequeño suspiro al final.

Peter notó su tristeza, antes de que pudiera hablar, tocaron en la madera pidiendo permiso de entrar.

-Adelante- dijo la fémina

Detrás de la improvisada puerta se hallaba un niño pequeño que venía por la ayuda de la mujer, se había lastimado.

-¿En qué te puedo ayudar?- dijo amablemente la doncella.

-Me he lastimado practicando con la espada-.

-Siéntate pequeño, en un momento te ayudo.

Aunque las cascadas de la isla curan cualquier mal, ya sea el rasgo más pequeño hasta la sombra del ensueño. Ella al tenerle afecto a los niños perdidos busca otros métodos para curarlos, pues no quiere que sean prisioneros de la isla; tenía la mínima esperanza de que Peter dejara ir a los niños, aunque sea a los más pequeños.

-¿Es un rasguño o es más profundo que eso?

-Es un rasguño pero si es un poco profundo.

Entre sus remedios buscó un líquido rojo y un gotero.

-¿Dónde te has herido?

-En mi pierna. No arderá, ¿Verdad?

Tomó la mano del pequeño y lo sentó en su silla.

-No, pero puedes cerrar tus ojos si así lo deseas.

Levantando un poco el pantalón del menor descubriendo su arañazo.

El infante apretó sus pequeños ojos, la dama sonrió por el gesto del menor y puso tres gotas en su herida.

Un leve destello rojo brilló y sanó la herida, convirtiéndola en una cicatriz.

-Listo, ya puedes abrirlos.

Abrió sus ojos de poco a poco al ya no sentir ardor en su rasguño; su sonrisa apareció y fue haciéndose más grande.

Con rapidez se levantó de su asiento y fue corriendo a la salida hasta que una voz le dijo.

-¿Qué tienes que decirle? Sobre todo a ella.- Peter le recordó

Regresando sobre sus pasos fue hacia la doncella.

-Muchas gracias por curar mí herida su majestad.- dijo Mathew con su sonrisa; le hacían falta dientes, era normal en un niño de 6 años.

La risa de ella salió de su boca y la ternura se pudo ver en sus ojos.

-No es nada pequeño, solo ten más cuidado ¿De acuerdo?

-No prometo nada-dijo el menor quien se dirigía hacia la salida. Teniendo cuidado de no caer bajando las escaleras.

Y así como vino, se fue dejando solos a los dos mayores.

-Peter ¿De verdad es ese el niño que has estado buscando todos estos años?

-Tú misma lo dijiste. El corazón del verdadero creyente. Dijiste que estaban en la costa ¿no? Le diré a Félix que vaya por él.

La dama se acercó a él rapaz, tomando su rostro entre sus manos y viéndolo a los ojos dijo.

-Solo no lo lastimes por favor- dijo la joven

Peter no le contestó, simplemente la tomó entre sus brazos con delicadeza. Ella recibió la muestra de afecto y con voz suave le prometió.

-Buscaré otra forma de detener el reloj, así podremos estar juntos por siempre.

Eres importante para mí Peter, eres lo último que me queda.- dijo con sinceridad.

-Y tú, mi bella dama, eres mi único tesoro.- dijo el rey de la isla.

EvangelineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora