El segundo hijo de Daemon y Rhaenyra Targaryen había nacido el mismo día que los gemelos Jaehaerys y Jaehaera Targaryen, no se supo con seguridad cuál fue la razón por la que los mellizos nacieron con antelación, lo que sí era un hecho, era que Viserys Targaryen se hinchaba de alegría al saber que se había vuelto abuelo de tres más, exactamente el mismo día.
Con Rhaenyra dando a luz en Dragonstone y Helaena en King's Landing, los campanarios de las diferentes casas no dejaban de hacerse sonar por todo el continente.
Aegon había partido hacía dos semanas atrás, alegando que se trataba de un viaje de exploración y de encuentros diplomáticos con otras regiones, aunque la verdad sobre que el joven príncipe se había fugado con un grupo de mujeres en busca de libertad, era un secreto que se sabía a voces.
Entonces fue que Aemond tomaba la mano de Helaena cuando ésta dio a luz a un par de mellizos de cabellos plateados y ojos color azul.
Los ojos de Aegon eran del verde más profundo que el reino haya visto. Los de Aemond no.
Esa misma noche, Aemond visitó los aposentos de aquellos niños príncipes, él lloraba, porque eran hermosos, dormían plácidamente y cualquiera diría que eran unos niños muy fuertes a pesar de que hacía unas horas apenas habían salido del vientre de su madre.
De Helaena.
Ella se acercó suavemente para detenerse detrás de él, a tan solo un metro de distancia sin decir una sola palabra y esperando a que Aemond rompiera el silencio, y lo hizo:
—Son hermosos.
Helaena asintió, Aemond estuvo al borde del llanto, jamás imaginó ser capaz de procrear hijos, lo consideraba desagradable, pero cuando miró a esos dos pequeños cuerpos recién nacidos, deseo que se le hubieran dado todo el crédito sobre la paternidad de los hijos de Helaena, pero la realidad era que tendría que mantener el secreto toda su vida, e imaginar que sus hijos lo llamaran tío le producía rabia.
—Así es.
***
Dos meses después, Aemond visitaba a los gemelos recostados en su cuna cuando se acercó y apoyó los codos sobre el borde, mirándolos detenidamente, y sonrió.
Cuando estuvo a punto de tomar la mano de su hija, Helaena apareció sigilosamente y llamó su nombre:
—¿Aemond?
Asustado, giró.
—Helaena.
—¿Qué haces aquí?
Aemond no respondió, no deseaba responder y admitir que anhelaba conocer a los gemelos, sus hijos.
—Aemond.
Pero fue directo a su rostro, el que sujetó con ambas manos y besó sus labios. Profundizando el beso, introduciendo su lengua, saboreando y pegándose a su cuerpo, sentir su silueta entre sus manos. Hasta que Helaena, colocando una mano en su pecho, lo obligó a terminar el beso y dar un paso hacía atrás.
—Son mis hijos —afirmó Aemond.
—Son de Aegon —respondió Helaena—, no sería bueno si alguien te escuchara.
Aemond sintió un nudo en la garganta.
Dio un paso hacía atrás, tragó saliva y alzó la cabeza.
—Princesa.
Hizo una reverencia, se despidió y salió.
Desde que los mellizos vieron la luz del día por primera vez, Helaena lo trataba distinto, era fría, distante y demasiado respetuosa. No había vuelto a tocarla y deseaba poder tenerla entre sus brazos una vez más, pero ella lo evitaba.
Y eso rompió el corazón de Aemond.
Entonces su padre, Viserys, notó que su hijo derrochaba melancolía en cada respiración. No salía de la biblioteca, no se acercaba a su madre y no le apetecía darse al entrenamiento con Criston Cole, fue entonces que se acercó a él y poniendo una mano sobre su hombro, sonrió y le dijo:
—Nunca has ido a Dragonstone.
—No es necesario —respondió—. Rhaenyra cortaría mi cabeza tan solo de verme.
—Irás como invitado, Aemond.
Este miró a su padre.
—Helaena irá contigo —siguió diciendo.
—No entiendo.
—Rhaenyra lo ha demandado —Viserys sonrió—. Por una vez, Aemond. Visita a tu hermana.
—Pero, Helaena, sus hijos...
—Irán contigo —respondió—. Cuidarás de ellos como si fueran tu familia.
Aemond tragó saliva, esperando deshacer el nudo de su garganta, se levantó, miró a su padre directamente a los ojos y respondió:
—Ellos son mi familia.
Su padre asintió con una sonrisa en los labios.
—Así es —le daba unas palmadas en la espalda—. Así es, Aemond.
Habló con sinceridad aunque no hubiera comprendido, ¿cómo decirle a su padre que los herederos de Aegon eran en realidad de su segundo hijo?
Supo que su próximo destino era Dragonstone junto a su hermana Helaena con sus hijos y el permiso del rey.
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HOUSE OF THE DRAGON|| HELAENA & AEMOND|| WAIT FOR ME
FanficAemond hizo un juramento: proteger a Helaena.