XIV.

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Daemon Targaryen ideó una manera de introducirse en la Fortaleza Roja y acabar desde el interior, sin amenazar a más hombres de los necesarios. Era peligroso, sí, pero aseguraría la vida de miles de hombres y ciudadanos de ambos bandos; sería rápido y Aemond estaba dispuesto a terminar con ellos de una vez por todas.

Daemon hizo una petición, quería la cabeza de Aegon Targaryen. Aemond no sabía cómo sentirse al saber que su cuñado reclamó la cabeza de su hermano, sabía perfectamente que la única manera en la que el conflicto daría fin, era si la cabeza de alguno de los bandos era cortada.

O era Aegon o era Rhaenyra.

Helaena y Rhaenyra esperarían en Harrenhal, con suerte, el conflicto terminaría antes de lo esperado y todos marcharían rumbo a King's Landing, lo más conveniente era que las hermanas se quedaran cerca. Aemond sentía tranquilidad al saber que Helanea se quedaba bajo la protección de su hermana.

Besó su frente antes de montar a Vhagar, la ligera llovizna que se anunciaba había comenzado a caer.

—Aemond...

—Será rápido, Daemon conoce el castillo mejor que cualquiera y solo hablaremos con Aegon, se le apresará por traidor.

—Y a nuestra madre, y al abuelo.

Aemond asintió.

—¿Los matarán a todos? —preguntó Helaena.

—Si Aegon y Otto se resisten, probablemente sí. Madre será exiliada o encerrada en una torre de la fortaleza, después de todo, ella y Rhaenyra eran amigas.

La chica asintió, mirando al suelo, un segundo después, se lanzó al cuerpo de Aemond, sujetándose de su cuello.

—Aemond, no te pongas en peligro.

—No lo haré.

—Promételo.

—Lo prometo.



***

Aemond recordaba la promesa que le había hecho a Helaena mientras volaba, sintiendo la ligera brisa del agua. No podían ver a los dragones en los cielos, decidieron volar de noche y llegar a pie por la mañana.

Daemon parecía nervioso y Aemond lo observaba escribiendo continuamente en un cuaderno.

—¿Sucede algo, Daemon?

—No —respondió—En realidad sí.

Aemond lo miró, esperando que siguiera hablando.

—Temo por Rhaenyra.

—Ella teme por ti, lo aseguro.

—Si muero, Aemond... cuídala y cuida de mis hijos.

Miró a su tío, preocupado.

—Lo haré. Siempre y cuando tú prometas lo mismo.

—Ahora Helaena y tú están bajo el cuidado de Rhaenyra. Los protegeremos, Aemond.

Ambos sonrieron, sellando su promesa de proteger a la familia del otro en caso de ser necesario, sabían que sería fácil, y sin embargo, no podrían dormir hasta saber que la familia del otro estaría en buenas manos en caso de ser necesario.



***

Aún no salía el sol cuando Daemon despertó a Aemond y al grupo de soldados que los acompañaban.

—Es hora.

Aemond asintió.

Enfundó su espada, se colocó una armadura ligera, de color negro y con el emblema de la casa Targaryen de Rhaenyra y Daemon bordada a la altura del corazón.

Respiró hondo y comenzaron a caminar. Serían un par de horas hasta llegar a los pasadizos secretos de King's landing,

Llegaron hasta los aposentos de Rhaenyra, atravesando la puerta secreta, Aemond, Daemon y los guardias se mantuvieron unos minutos al interior para recuperar las fuerzas, recordar el plan y salir.

Después de unos minutos, todos asintieron y volvieron a escabullirse por los pasadizos.

Aemond llegó hasta el dormitorio de Aegon, esperando mirar sus ojos y...

—¿Qué haces aquí? —preguntó una voz en la oscuridad de la habitación.

Aemond giró en dirección de la voz ya conocida, pero no podía ver a su abuelo Otto por ningún lado.

—Vengo a llevarme a Aegon ante la justicia —Respondió.

—Resulta que Aegon tenía razón y eres un traidor.

—Abuelo, Aegon y tú han usurpado el trono.

—Y tú has traicionado a tu hermano.

Aemond apretó los labios.

—¿Te lo ha dicho?

—¿Acerca de los gemelos? Sí, pero hace algún tiempo que yo lo había notado —respondió Otto—. La manera en la que proteges a Helaena; he visto cómo cuidas a esos niños; sin mencionar que nunca saliste de la habitación de Helaena y Aegon en su noche de bodas.

—¿Dónde está Aegon? —preguntó Aemond, mientras una gota de sudor resbalaba por su nuca.

—Eres un traidor, querido nieto.

—¿Dónde está Aegon, abuelo? Lo llevaré ante la justicia.

—¿De verdad crees que Rhaenyra es la verdadera justicia? —dijo Otto, con la voz llena de desprecio.

—Solo me llevaré a Aegon.

—Aegon no está aquí, hijo mío —respondió.

La respiración de Aemond se detuvo.

—Aegon consideró excelente idea visitar a sus hermanas embarazadas en Harrenhal.

Un miedo intenso se apoderó del cuerpo de Aemond, no podía moverse, no hasta que escuchó los gritos de Daemon en los pasillos, las espadas y los pasos de personas acercándose.

—Rhaenyra no es la única que posee informantes, hijo.

—Abuelo...

—No hay escapatoria, Aemond.

Daemon seguía peleando en los pasillos, Rhaenyra y Helaena estaban en peligro, la ira y el miedo se apoderaron de Aemond.

Fue que en un impulso, clavó la daga de acero valyrio en el pecho de Otto HIghtower. Lo miró a los ojos y le dijo:

—Si le hace daño a alguien...acabaré con él

Otto miró a Aemond:

—Entonces deberías darte prisa.

HOUSE OF THE DRAGON|| HELAENA & AEMOND|| WAIT FOR MEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora