Helaena juraba no haberse sentido tan libre como cuando montó a su dragona después de tanto tiempo, y con un Alto Valyrio oxidado, le pidió que volase sin mirar atrás.
No podía regresar por sus hijos, ni por Aemond, pero en su interior, sabía que ambos estarían seguros, todos, a excepción de ella.
No podía quedarse, no deseaba hacerlo.
En el aire, recordaba cómo había tomado las llaves, abrir la puerta y llegar hasta la Fosa de Dragones, vio a Dreamfyre, ella vio a Helaena. Existía esa innegable conexión, sabía que era hora de partir, la bestia fue silenciosa y los domadores de dragones vigilaban que nadie estuviera cerca.
Agradeció silenciosamente al par de hombres adultos que la mantenían tranquila, montó su lomo y le habló al oído:
—Hora de irnos, pequeña.
Llegar a Dragonstone volando le tomaría sólo un par de horas. El aire le aclaraba la mente y después de algunos días, pudo llorar sin que nadie la juzgase, ni reprimir su sentimiento. Lloró por todo aquello que había sucedido y que no había tenido la oportunidad de sentir con el corazón.
Sabía que Aemond estaba casándose y que sus hijos estarían bajo la protección de su madre.
Cayó en la cuenta que Aegon había cometido traición y que Rhaenyra probablemente estaría planeando cómo quitarle el trono que por derecho le pertenecía a ella.
Se limpió las lágrimas, se llenó los pulmones de aire para pensar con mayor claridad, ¿qué lugar ocupaba ella en la guerra?
No estaba segura, tan solo quería escapar de ahí, pero sabía que no era tiempo de ser cobarde. Camino a las tierras de Rhaenyra, no podía darse la oportunidad de serlo.
***
Fueron las gotitas de agua en su rostro las que hicieron que Aemond abriese los ojos.
Examinó su entorno y Vhagar volaba cerca del agua, estaba siendo lenta y sigilosa. Recordó que no viajaba solo, y de un salto, miró a todos lados, buscando a los gemelos, temeroso de que pudieran haber caído cuando... los encontró muy cerca del ala de la vieja bestia. Cuidando que no cayeran.
Una punzada de dolor recorrió su espalda, miró su costado. Estaba sangrando demasiado, sabía que tenía alguna costilla rota además del corte.
Alzó la vista, Jaehaera lo miraba con preocupación. Esos niños, cuyas piernas apenas podían permitirles caminar, estaban ahí, sentados, observándolo.
No podía decirles que estaría bien, ni siquiera él estaba seguro si lo estaba, y la temprana edad de los pequeños no les permitiría comprender.
Examinó su entorno, no había rastro de Dragonstone, pero sabía que estaban cerca.
***
Helaena observaba con atención como Rhaenyra y Daemon movían las piezas de madera perfectamente talladas sobre la mesa pintada. Había escuchado hablar a su padre Viserys sobre aquella mesa mandada a hacer por el mismísimo Aegon el conquistador y lo orgulloso que se sentía que la heredase su hija mayor.
Helaena lo entendió, su hermana y su esposo tenían una habilidad innata para reinar y tomar decisiones, se complementaban.
Evitaban la guerra, pero tenían un plan de ataque; se resistían a las provocaciones, pero habían cometido un alto acto de imprudencia al internar hombres a la Fortaleza Roja para salvarla.
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HOUSE OF THE DRAGON|| HELAENA & AEMOND|| WAIT FOR ME
FanficAemond hizo un juramento: proteger a Helaena.