XIII.

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Recordó la textura de su piel y el sonido de su voz cuando la tocaba, una mujer tímida en toda palabra, decidida a explorar ese mundo a su lado. Él, inexperto pero decidido, la amaba más que nada en la tierra, quería protegerla. No importaba si todo aquello tenía que hacerlo en secreto, todo era excelente, el mejor plan, nadie lo sabría... hasta que llegaron los niños.

Y Aemond no pudo soportar que todo lo que él construía, lo hacía con el nombre de Aegon marcado en cada una de esas cosas: Helaena, la familia, la corona, sus hijos.

Incluso él mismo, no podía.

No podía.

Abrió los ojos.

Al principio, todo era borroso con una ligera bruma blanca, hasta que vio una silueta ya conocida: Helaena.

Estaba dormida sobre una silla, parecía incómoda.

—Helaena —dijo con dificultad.

No respondió.

Aemond tomó su mano y ella abrió los ojos, confundida, inspeccionó un poco y al final, lo miró.

—Aemond —dijo suavemente.

Sonrió, al mismo tiempo que las lágrimas bajaron por sus mejillas.

—Hola.

—Hola.

—Estamos en Dragonstone —dijo Aemond.

—Sí.

—¿Cuánto tiempo ha pasado?

—Cuatro días —respondió Helaena.

—¿Alguna novedad?

Helaena negó con la cabeza.

—¿Rhaenyra?

—Preocupada por ti.

Aemond sonrió.

—Daemon salvó tu vida —dijo ella—. Detuvo la hemorragia, con su daga...él cauterizó la herida.

Se hizo un silencio, Aemond tragó saliva y miró a Helaena.

—Aegon buscará la justicia que él crea necesaria.

—Lo sé.

—Rhaenyra tiene que pelear.

—No quiere hacerlo.

—Le quitaron el trono —dijo Aemond—. Tiene que reclamarlo.

—Se niega, pero está lista.

—¿Por qué no ha atacado aún?

—Aemond, ella no quiere derramar sangre ni poner en peligro a su familia.

Tampoco él lo deseaba, pero había prendido la mecha de lo que se convertiría en la venganza que buscaría Aegon después de enterarse que los únicos herederos que poseía, ni siquiera eran suyos.

Si Rhaenyra no peleaba, él sí lo haría.


***

Esa mañana llegó un cuervo a Dragonstone, escribía el maestre de la Fortaleza Roja, que, en consecuencia de lo sucedido, en el que nombró algunas cosas: el rapto de Helaena, la intrusión al castillo y la traición de su hermano Aemond. Dragonstone sería quemado hasta las cenizas.

Aegon el rey, advirtió que todos estuvieran atentos al cielo, él llegaría para hacer todo y a todos cenizas.

Y finalizó el comunicado.

HOUSE OF THE DRAGON|| HELAENA & AEMOND|| WAIT FOR MEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora