Banquete

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Un lamentable banquete que termina con el poco apreció de Aemond hacia Lucerys y todo por un malentendido


Lucerys no sabía con seguridad cuanto fue que todo su ser anhelaba a su tío Aemond, le empezó a interesar tanto que pasaba sus noches soñando con él, a lo mejor fue en ese momento que se besaron en un pasillo o si fue antes, pero si de algo estaba seguro era que este sentimiento era tan intenso que le robaba el aliento con tan solo ver a Aemond que sus noches se vieron empeñadas con su cuerpo que lo único que podía pensar era en estar con él toda su vida 

Los labios de su tío lo llevaban a la locura, Aemond empujo sus cuerpos contra la pared, el impacto le había robado el aliento a Lucerys, sus manos vagaban sin rumbo fijo, después de un momento Aemond se aleja mirando como Lucerys se encontraba jadeante con las mejillas sonrojadas  

Lucerys con los ojos empañados de lujuria ve a su tío sacarse lentamente el parche en el ojo en donde se encontraba en su cuenca del ojo, un hermoso zafiro azul, una extraña emoción recorre el cuerpo de Lucerys al recordar que él fue el que marco a su tío, una marca que demostrará que siempre le pertenecerá a Lucerys porque fue el quién marco a su hermoso tío y él debe ser de él. 

—Tú me hiciste esto— con su dedo, Aemond presiona la cicatriz, una sonrisa burlesca aparece en su rostro diabólicamente hermoso, Lucerys se pierde en los labios de Aemond sin escucharlo, trata de volver a besarlo, pero su tío lo empuja con rudeza   

—No te me vuelvas a acercar Bastardo—Aemond se va dejando a Lucerys solo en el pasillo, con los ojos al borde del llanto   

Solo en el pasillo Lucerys ve como Aemond se pierde de su vista, siente las lágrimas caer por su rostro, en cuchillas es como su hermano lo encuentra con los ojos rojos por las lágrimas 

—Lucerys… vamos con madre — Jacaerys mira con lástima a su hermano, sintiéndose impotente, sin poder hacer nada para ayudarlo, ver sufrir tanto a Lucerys cala profundamente en su corazón, siendo incapaz de proteger a su familia, pero él sabe que su madre podrá ayudar a Lucerys ella puede que sea la única que ayude al corazón de Lucerys a encontrar algo de calma en toda la tormenta que es Aemond Targaryen. 

Jacaerys lleva a su hermano hasta la habitación de su madre, encontrando a ella junto con su padrastro Daemon y sus hermanos, con una sonrisa Rhaenyra mira a sus hijos, pero rápidamente su sonrisa se borra de su rostro mirando el estado de Lucerys 

—Mi niño, ¿qué pasa? — Rhaenyra toma el rostro de Lucerys entre sus manos, viendo como los ojos de su hijo se encontraban rojos por el llanto 

—Mama… — Lucerys llama suavemente a Rhaenyra antes de romper a llorar en los brazos de su madre 

—Me duele mama… Duele mucho — Lucerys entierra su rostro en el cálido abrazo de su madre que le entregaba calidez y consuelo, un lugar que nunca quiere dejar. 

— Mi niño … ¿Qué puedo hacer para salvarte de tu angustia? — los ojos de Rhaenyra estaban empañados en el dolor de su hijo, lo abraza con fuerza tratando de aliviar el dolor de su hijo 

— has que el tío Aemond me quiera madre … — entre sollozos Lucerys habla, su rostro rojo por el llanto mira a su madre antes de volver a esconderse entre sus brazos 

— Amado hijo… no tengo el poder para hacer que Aemond te devuelva tu afecto — Rhaenyra mira a su hijo Jacaerys apretar los puños con rabia y dolor, una rabia dirigida solamente a Aemond, una misma rabia que ella comparte por su hermano por hacer sufrir a su pequeño Lucerys 

—Deberíamos de quitarle el otro ojo por el insulto hacia Lucerys — Daemon comenta tranquilamente con su hijo en brazos  

—¡No mama! El tío Aemond me odiaría más si le quitan el otro ojo — alarmado Lucerys salta mirando con horror a su madre y a su padrastro  

Lucerys Velarys y Aemond Targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora