2- Rubíes inolvidables (Kurapika)

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Siempre supe que Leorio era un Alpha. Confirmarlo no fue una sorpresa, sin embargo, por alguna razón decidí ocultarle que soy un omega.

Conocí a Leorio en un pequeño parque para niños pequeños, no tenía más de 6 años, es probable que él no lo recuerde, es un idiota.
Él estaba solo en los columpios, se balanceaba de atrás para adelante con la mirada perdida; me preguntaba "¿Qué estará pensando tan concentrado?". Quise acercarme a él para hablarle, parecía ser una persona agradable, pero mi timidez ganó y ni una sola palabra pude dirigirle.

Más tarde volví a verlo en mi primer día de clases. Fue una total sorpresa verlo ahí, tan inmerso en sus pensamientos como aquel día en que lo vi por primera vez.

No pude hablarle.

Era tan tímido y miedoso que no pude acercarme a él. No sabía cómo entablar una conversación, soy un chico de pueblo, en zonas rurales la gente es muy diferente.

Me di por vencido, creí que jamás podría interactuar con él.

No tenía amigos, los demás niños se alejaban de mí sin razón aparente, creí ser un bicho raro. Todos los demás niños tenían grandes amistades y jugaban en los recreos todos juntos.

Me resigné a estar solo y comencé a prestar atención a mi entorno más que a los demás niños. Me divertía viendo a los insectos llevar comida y a las mariposas volar sobre las flores.

Una vez fui testigo de cómo los niños destruyeron un hormiguero por correr sin prestar atención a sus alrededores, me enfadé, pero no pude decirles nada por mi timidez. Entonces con mucho cuidado reconstruí el hormiguero, era lo menos que podía hacer. Entonces, se me acercó la persona que menos esperé. Leorio me preguntó: "¿Cómo te llamas?" Y ahí empezó todo.

Mi amistad con Leorio se fortaleció con los años, éramos cada vez más cercanos. Solo nos teníamos el uno al otro, él era dos años mayor que yo y que todos los niños en la escuela, eso le impidió relacionarse bien con los demás, por eso lo apoyé tanto como pude. Estando con Leorio sentía que nada podía salir mal.

Entonces nos graduamos de la primaria, yo tenía 12 años, Leorio 14.

Empezamos la secundaria exactamente igual que la primaria, mi único amigo era Leorio.

Pero no fue hasta que por alguna extraña razón, toda la clase se vio interesada en mí; mejor dicho, en mis ojos escarlata.

Acaparé toda la atención de un momento a otro y no pudo ser más incómodo, fui arrastrado por mis compañeros por casi 2 meses, no entendía su repentino interés en mí.

Más tarde me acostumbré a ello, y dejó de desagradarme tanto ser el centro de atención. Pero había un problema.

Había descuidado mi amistad con Leorio.

Es cierto que amaba que muchas personas me dieran atención, pero por alguna razón no me sentía feliz como lo era cuando pasaba tiempo con Leorio.

Él ya era un adolescente y yo apenas un niño descubriendo el mundo, nuestras diferencias a pesar de ser tan pocas crearon una distancia abismal entre los dos, cosa que destruyó la hermosa amistad que construímos de pequeños.

La última vez que hablé con Leorio en secundaria fue durante una clase, en que nos hablaron de las castas.

Al ser de pueblo escuchaba muchas historias de vecinos, y gracias a ellos tenía toda la educación que mis padres evitaron darme.

One shots leopika [+16] [En curso] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora