Capitulo trece: El escape de Helaena

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El dragón había despertado y ella no quería estar ahí para ver su venganza, su don era algo que su madre y abuelo siempre habían incomprendido la trataban por loca, pero ella sabía que si su padre hubiera estado sano, cuando ella nació, probablemente la hubiera escuchado y si su madre le hubiera dejado acercarse a Rhaenyra la historia sería otra, sabía que algunos Targaryen tenían ese don de ver vistazos del futuro, pero su madre no era una Targaryen y ella no había sido criada como una, por lo tanto cuando se dio cuenta de su don, no supo como manifestarlo de forma correcta y aquello la hizo parecer loca a ojos de quienes no comprenden.

Su abuelo había cometido el error de molestar al dragón que dormía paciente en su cueva, ahora como ella lo veía o conocería la furia del dragón o el filo de la espada de la sangre del dragón, ambos destino igual de terribles y dolorosos, pero bien merecidos, tal vez en un momento pudo domar a la sangre del dragón pero jamás podrá domar a los dragones.

Durante la noche Helaena usó los pasadizos y vestida con ropa de doncellas con el cabello bien oculto y con su ropa de montar debajo, corrió sin mirar atrás, si bien no sabía como usar una espada, sólo necesitaba un objeto pesado, una piedra fue lo que encontró al alcance, con la piedra en mano, tan sigilosa como era ella, golpeó al cuidador y entro al pozo de los dragones.

Dreamfyre sintió su presencia y se levanto rápido, ella amaba a su dragón pero había montado muy pocas veces, aún así agradeció que Dreamfyre siempre haya estado con la montura, era un dragón grande, cuando se habían unido ella era una niña y lo monto por primera vez a los onces, desde entonces solo fueron tres veces más que su madre la había dejado, pero había visto a su hermano hacerlo así que subió a su dragón y este comenzó a salir de la cueva saltándose fácilmente de las cadenas que lo ataban.

"Sõvēs" su voz dulce fue como un susurro, pero tampoco necesito gritarlo el dragón se elevó en el aire, sus escamas azules y cresta plateada brillaban de forma hermosa con los reflejos de la luna, Heleana disfruto de la sensación de libertad.

*****

La fortaleza de Dragonstone tan silenciosa y triste, nadie podía negar que la tristeza había invadido a la familia, los pasillos silenciosos, todos respetando el luto por el pequeño príncipe.

Aemond camino por los pasillos de Dragonstone el hogar de los Targaryen había tanta historia que él no conocía por esos muros, ahora vestía de rojo y negro, le gustaba el cambio se sentía como en casa por esos pasillos, sentía el poder de un imperio caído y de un imperio nuevo, Dragonstone era la verdadera casa del dragón y bajo sus muros la sangre del dragón estaría resguardada por siglos, todo Targaryen deberían conocer su casa, lo único que Aemond lamentaba era no haber conocido esto antes.

Cuando llegó a la habitación de Lucerys, abrió la puerta y la escena que encontró se parecía muchísimo al día de la cena cuando después fue a ver a su sobrino a su habitación y lo encontró con el caballero, justo como ahora.

"¿Puedo saber que esta pasando?" En su voz había molestia y al parecer su querido sobrino lo notó.

"Tío, este es Sir Jackson" Lucerys se dio la vuelta y comenzó a ponerse la capa, hoy estaba vestido con los colores Velaryon.

"No pregunte quien era, sobrino" habló Aemond "retírese Sir Jason" el caballero se atrevió a mirarlo mal antes de darle una reverencia y salir.

"Tío no puedes tratarlo así, él es mi protector" habló Lucerys quien trataba de ocultar su sonrisa.

"Pues ve diciéndole que consiga otro trabajo, ya tienes otro protector" respondió Aemond cerrando la puerta.

Two hearts in the middle of warDonde viven las historias. Descúbrelo ahora