¡Entre Chicas! | Hananene

🎀 ＃¡Club de jardinería! 🧸 ˖ ࣪

Vistió a sus manos con los guantes para tratar con la tierra y molesta arrancó como pudo algunas de las malas hierbas del suelo de jardinería.

Por consecuencia del tiempo perdido de dos semanas Nene se veía obligada a realizar algunas de las actividades extras en el club de jardinería. Ese día se les había permitido salir temprano a sus otros compañeros mientras ella era de las últimas personas —si no es que la última— que seguía laborando en dicho club. Debía de concentrarse para trabajar correctamente, sin embargo, su cerebro seguía torturándola pensado en mil maneras en las que pudo haber evitado ser castigada por una razón tan tonta como la de haber sido hallada en una posición tan comprometedora como lo era el "saltarse la clase para estarse besuqueando en el horario escolar con su compañera", —dicho de tal manera por el amargado profesor—.

Arrugó su expresión pensando en la persona que la había detonado a realizar tal cosa.

Golpeando el saco de abonó aprovechó su carga de molestia y vergüenza.

«¿¡Por qué demonios le interesaría conocer la "la forma ideal de besar a una chica"!?»

Lo peor había sido su propia reacción de permitirlo sin ningún problema, eso pudo haber sido su primer beso. Jamás alguien se había dirigido a ella de "esa" manera y había cedido ante la primera persona que le diera un indicio de tal actitud amorosa dicho de una forma "romántica".

¿Besar a una chica es diferente a besar a un chico? Jamás había recibido un beso, ni siquiera un beso en la mejilla.

Aun así, ahora tenía curiosidad por besar a una chica...

Definitivamente había sido engatusada por la astuta demonio de encantador corte bob.

¿Hanako quizás se trataba de una especie de súcubo con el objetivo de seducirla hasta arrástrala a un pecaminoso camino?

Escuchando el sonido lejano de unos chicos despidiéndose de la academia entre amigos, no pudo evitar entristecer.

A consecuencia de las actividades escolares no había contado con el tiempo necesario para disfrutar correctamente de la compañía de sus otras amigas que no sea la problemática castaña oscura. Es probable que el siguiente fin de semana tendrían su primer encuentro grupal desde que habían iniciado con el proceso académico.

Guardó uno de los últimos insectos en la secta para el abonó, debía de terminar con todas sus actividades asignadas para no perder dicho encuentro.

Se levantó buscando una de las regaderas, al hacer eso fue consciente del juego que estaba aconteciendo en el club del futsal femenino.

Siempre había creído que dicho juego —específicamente el campo de juego— estaba peligrosamente cerca del club de jardinería. Pocas no habían sido las veces en las que ella o uno de los otros miembros habían reportado hallar a inocentes y lindas flores aplasta por lo que parecían de huellas de zapatos y pelotas pesadas, o peor, ser repentinamente golpeados mientras realizaban las actividades.

En años anteriores había meditado seriamente sobre la idea de unirse a dicho club deportivo, la albina contaba de una buena resistencia además de ser una de las —si no es que la más— rápidas de la clase. Encontraba sumamente atractivo al uniforme femenino sin mencionar que dicho club tendía a rosar con el del masculino donde podía presenciar el espectacular juego de sus senpais masculinos.

Mas de inmediato cambió de opinión cuando sus vistas de entre los arbustos de su pasivo club era suficiente para presenciar lo rudo del como jugaban el equipo femenino y masculino.

Acercándose con su regadera fue en caminó regar a las bellas rosas y las orgullosas violetas del club. Dichas flores resultaban el mayor orgullo del club, e como última persona presente debía de humedecer correctamente la tierra —evitando ahogarlas— para mantener por el mayor tiempo posible dicho orgullo intacto.