𝗼𝗻𝗲 . Second

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El tenue olor a azufre perforó su nariz apenas abrió la puerta; aquello hizo que diera un traspié hacia atrás.

Purple aferró sus manos al margen de la puerta, se apoyó con cierta pesadez  y se impulsó hacia adentro, preguntándose el por qué del casi imperceptible olor desagradable. Su rostro se torció en un gesto nauseoso ante la hediondez, pero aquello no fue suficiente para obligarlo a salir de la casa. Decidido, vagó por la sala bien decorada de la residencia, y cuando se volteó tras el sillón, empezó a subir la escalera.

Se apoyó en la baranda,  abrió por completo y Purple resopló calmado cuando vio un gran bulto enredado en las sábanas de la cama de Blue. Se acercó a la cama relajado y suponiendo que entre las sábanas enredadas estaba Blue, optó por agarrar de forma brusca la sábana y destaparla sin vacilar demasiado.

Sus piernas temblaron nerviosas cuando se percató de que el rostro postrado en la cama no era el de Blue, sino más bien de un joven mayor que él. En su rostro pecoso y cobrizo se dibujaban, sin lastima alguna, dos quemaduras en sus mejillas, cruzando desde su semblante hasta un poco más abajo de su mandíbula. Tenía una respiración tranquila, durmiendo apaciblemente e imperturbable. 

Purple tapó con asombrosa rapidez el rostro con la sábana, y con el corazón latiendo de forma lacerante contra su cuello, abandonó la habitación a una velocidad impresionante. Una vez salió del cuarto, cerró la puerta tras de él, sintiendo su pecho subir y bajar cuando apoyó su espalda contra la puerta.

Tragó pesado, de forma ruidosa, y se despegó de la superficie de la puerta.

Aun con la mente perdida y algo alterado por el repentino descubrimiento, se quedó unos momentos con los músculos tensos parado en el pasillo, agudizando sus sentidos. Escuchó unos suaves sonidos que provenían de una segunda habitación en la casa de Blue, así que sin preocuparse por cuidar el sonido de sus zapatos contra el suelo, se dirigió al segundo cuarto.

Apoyando su mano en la fría perilla, la giró y empujó la puerta con suavidad, algo inseguro. Su vista vagó aprisa, hasta toparse con una espalda enderezada que se situaba al borde de la cama. Aquel cuerpo le daba la espalda a Purple, y entre las sábanas, se observaba un segundo cuerpo estirado de brazos y piernas mientras roncaba en voz baja.

— Purple, ¿qué haces aquí? — se escuchó una voz áspera.

El joven que estaba en el borde de la cama se levantó y se volteó hacia Purple. Su rostro cansado daba entender que recién se había despertado. Se dirigió con paso tambaleante hacia el menor.

— ¿Qué es lo que pasa? — exclamó con la voz algo irritada el purpúreo, tras fijar su mirada en el rubio frente a el — Llevo quince minutos tocando la puerta y ni tú, ni Blue me contestaban.

— Oh... ¿Eras tú? — preguntó su contrario, dejando escapar un bostezo descarado. Estiro un poco sus brazos mientras arqueaba levemente su delgada espalda.

— Y eso no es lo de menos — dijo ahora Purple, mucho más tenso — Yellow, explícame ahora qué hace un chico en la cama de Blue.

— ¿Un chico? — repitió Yellow sin preocuparse demasiado, rascándose la barbilla tras haber recuperado su compostura de relajo — Oh... él es Second — dijo sin preocupaciones — Apareció en la madrugada en el techo — agregó al notar el rostro irritado de Purple.

— Oh, claro, y a Blue le pareció una gran idea invitar a alguien más a su casa. Él ya tiene suficiente manteniéndote a ti — soltó Purple, azorado. Su dedo índice se levantó y dió tres firmes golpes al pecho del contrario, acusándolo.

— Él no me "mantiene", idiota — espetó amargado. Su mano palmeo de forma brusca el brazo de Purple, para así alejar el dedo acusador de su cuerpo — Yo sí trabajo — se señaló a si mismo, inflando su pecho con orgullo no compartido por Purple.

loyal | 𝗮𝗹𝗮𝗻 𝗯𝗲𝗰𝗸𝗲𝗿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora