𝘀𝗶𝘅 . accolade

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— ¿Dos esmeraldas?; esto es una estafa.

— Ugh, comprenda que todo subió porque...

— No me importa, seguiré creyendo que dos esmeraldas es una estafa.

— Pues vete a la mierda o compra de una jodida vez tus manzanas.

Purple de mala gana compró el saco de manzanas, fulminando con la mirada al señor que, gustoso, aceptó las dos esmeraldas que volaron por los aires cuando Purple se las tiró sin el menor miedo.

Dejó caer el saco de manzanas sobre la carreta con tal malhumor, que el estrépito que sonó cuando las manzanas se amortiguaron con la tela del saco terminaron asustando al caballo. Purple pasó sus manos por el hocico del caballo, haciéndole un suave siseo con los dientes para que este se calmara; una vez el caballo dejó de rebuznar, Purple se sentó sobre la carreta, tomó las riendas y, dándole un suave golpe, siguió su camino.

Purple no era fan de comprar cosas en el mercado de la ciudad Sur; y peor aún ahora que todo parecía haber subido de precio. Su mal genio inició cuando visitó la primera panadería, donde, por un kilo de pan, le pidieron alrededor de 50 monedas de plata. Cuando terminó de comprar en esa panadería, Purple por poco y rompió la puerta por la fuerza con la que la azotó.

Y todo fue de mal en peor. Terminó sin pocas esmeraldas y ni hablar de las humildes monedas de plata que, por la falta de cantidad, tintineaban en el bolsillo de su morral de tela raída.

El caballo avanzaba lentamente sobre las desniveladas piedras de la calle, mirando de un lado a otro observando la cantidad de cosas que vendían. Ya había comprado verduras, frutas y unos cuantos alimentos importados de otros reinos. Lo que en aquel momento él más deseaba era buscar algún tipo de farmacéutico para su madre.

Ella, su madre, había caído en una enfermedad desconocida, y tampoco ella parecía preocuparse demasiado. Y al parecer nunca lo haría; ya que había preferido darle dinero a Purple para comprar alimentos y lo que faltaba en el hogar, y no darle el dinero para buscar algún tipo de medicamento para que se mejore.

Pero Purple no dejaría que su madre se "sacrificara" solo para tener un pan en la mesa. Y para ello, había comprado cantidades reducidas de la comida que necesitaban; pensando que compraría lo suficiente para alimentar a su madre y él podría soportar el hambre.

Debido a aquella iniciativa, Purple se pasó más de la mitad del recorrido por el mercado repitiéndose un "Comer está sobrevalorado".

Agarró las riendas con más fuerza, tratando de simular sus trémulas manos. Jaló hacia atrás, hundiendo sus codos al lado izquierdo. El caballo, al sentir girar bruscamente su cabeza, cambió de dirección y se introdujo a un amplio pasadizo de paredes largas y húmedas; por donde pasaron sin el menor inconveniente.

Purple visualizó, a la mitad del pasadizo, que al final de este mismo se hallaban varias droguerías abiertas. Con una ligera sonrisa, siguió avanzando hasta salir del oscuro callejón, observando unas cuantas droguerías funcionar.

Se cubrió con una capa oscura y bajó del caballo con el fin de cotizar un medicamento al azar; pero un fuerte traqueteo acaparó su atención. Volteó el rostro calle abajo, viendo cómo varios caballos con grandes carretas cubiertas de telas finas se amontonaban afuera de una tienda. A lo lejos, observó a un joven de contextura delgada salir de la tienda y hablar con el chico que se situaba sobre un caballo de gran voluminosidad.

loyal | 𝗮𝗹𝗮𝗻 𝗯𝗲𝗰𝗸𝗲𝗿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora