Capítulo 06

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Desembarco del Rey, 14 años

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Desembarco del Rey, 14 años.

Hoy al despertar tenía que ir a ver a mis hermanos entrenar, y a mis tíos, por su puesto. Me gustaba burlarme de ellos. Era un buen comienzo de mañana.

Hoy estaba un poco indispuesta para entrenar, era esa semana del mes más insoportable. Me senté con el abuelo y la Mano del Rey, Lord Lyonel Strong, para ver a los chicos entrenar y tratarse de matar entre ellos, divertido.

Mis hermanos y tíos entrenaban con unos muñecos de paja, mientras Sir Criston los instruía. O más bien instruía a Aegon y Aemond. Eso me molestaba de sobremanera, él no le daba el mismo trato a mis hermanos, parecía que los odiaba, algo que no pasó conmigo. Él me trataba bien y a Jacaerys y Lucerys con desprecio.

Por eso, cuando estábamos aburridos o cuando yo estaba con ganas de golpearlos los ayudaba a entrenar y mejorar su práctica, así como desde pequeña fui entrenada. Y muchas de las veces quien lo hacía era mi tío, Daemon. Él me enseñó muchas de las cosas que él sabe, y aún le faltaba por enseñarme.

—Esto es lo correcto, Lyonel —habló el rey, quitando mi atención de cierto chico —. Jóvenes que aprenden y entrenan juntos, que se derriben y luego se levanten. Formarán un vínculo de por vida ¿no estás de acuerdo?

Si, eso no lo creo. Cuando hay rivalidad el "juntos" no perduraba.

—Eso esperamos, majestad —le respondió el hombre.

—¿Tú que crees, mi pequeña princesa?

—Creo qué hay muchas dificultades en el camino, abuelo. Además, son hombres. Los hombres sólo saben patearse el trasero entre sí, sin ofender a ninguno de los dos.

El abuelo rió por mi comentario al igual que Lord Strong.

—¿Por qué no entrenas con ellos, querida?

—Hoy no tengo ganas de patearles el trasero, mi cabello esta muy lindo para ser despeinado. Que se maten entre ellos —hablé —. Aunque de una u otra forma siempre termino ahí metida.

El abuelo agarró mi mano aún riendo mientras centrábamos nuestra vista en ellos.

—Veamos si puede tocarme, usted y su hermano.

Aegon y Aemond empezaron a combatir con Criston, o intentaban hacerlo. Cole parecía que no se esforzaba mientras ellos dos se estaban casi muriendo del cansancio. Eso me hizo reír.

Al ver como golpeaba a Aegon reí más. Que perdedor.

—Mi príncipe. Si no deja de mirar a la princesa Daerys podría ser herido gravemente. Nunca hay que distraerse con tales bellezas.

El comentario de Sir Criston hizo reír al abuelo y a la Mano, acción que hizo que el calor subiera a mis mejillas, contagiándome la risa nerviosa a mi también. Vi como mis hermanos veían molestos a Aemond.

𝐑𝐞𝐢𝐧𝐚 𝐝𝐞 𝐜𝐨𝐫𝐚𝐳𝐨𝐧𝐞𝐬 || Aemond Targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora