¿Saben que es más peligroso que una princesa rebelde? Una princesa con una debilidad, una que verdaderamente ama; una por la que haría cualquier cosa por más bizarra que fuera. Realmente haría todo por esa persona.
Hasta destruir a su propia debilid...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Desembarco del Rey, 12 años.
Unos toques en la puerta quitaron mi atención del reflejo del espejo frente a mi.
—Entra.
Dejé de cepillar mi corta cabellera y vi al guardia de la reina, sir Criston Cole.
—Sir Criston —él dió una pequeña reverencia —, ¿a que se debe esta... adorable visita?
—Princesa. Tengo un llamado del Rey y la Reina. Requieren su presencia en la sala del consejo.
Asentí agradeciéndole.
—Tengo que acompañarla —dijo al ver que no hacía indicios para salir.
Fruncí el ceño levemente. ¿Qué hice ahora?
—Sir Criston —le llamé apenas nos encaminamos hacia la sala.
—¿Si, princesa?
—¿Sabe por qué me llamaron a tales horas de la mañana? Aún es muy temprano.
Él me miró y me dio una sonrisa tranquilizante.
—No, princesa. Si supiera sabe que se lo diría para que se preparara.
Reí ante eso. Él siempre me comunicaba todo antes de que otras personas me lo dijeran. Era todo un chismoso, pero lo que él decía a su favor para defenderse era que él es una persona de todos oídos.
—Pero no se preocupe, no ha hecho nada malo.
Si, bueno...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Siéntate, querida. Lamentamos la hora, pero es importante lo que tenemos que hablar.
Le sonreí a la reina Alicent, sentándome al lado derecho del rey, donde había una copa llena de vino. ¿Para qué ponían una copa de vino si yo no podía tomarlo?
