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—¿Mamá?

Observaba las luces de aquellos vehículos parpadear frente a la entrada de su casa, comprendía la causa de la llegada, se dispuso a dibujar el aspecto de cada una de ellas, estaba sentado frente al escritorio, sintiendo la mano de su madre que sollozaba en silencio sin dejar de acariciar sus castaños cabellos, sus ojos verdes observaban con atención a un par de hombres uniformados acercarse a su hogar, sintiéndose tan lento que incluso podría casi decir, que memorizó sus rostros, su mano continuaba dibujando, ahora fuera de su mente, siendo su cuerpo quien reaccionaba ante las imágenes frente a él.

—Todo estará bien, pequeño...

La voz de su madre era átona, un tono lleno de pavor era el cual le caracterizaba, y que, pese a ser pequeño, no era tonto, nada tonto, había aprendido eso gracias a su mejor amigo, pero ahora era la última persona en la cual pensaba, no al escuchar aquel sonido que se repetía una y otra vez en su cabeza.

Uno, dos y tres toques a la puerta principal de su hogar.

Fue la mujer de cabellos largos y castaños quien alejó lentamente su mano al escuchar los constantes llamados a la entrada de su hogar, aquel sentimiento que no pudo reconocer con exactitud, sintiéndose tan desprotegido, tan vulnerable... Sabía que aquellas personas no le harían daño, pero aún así temió, temió por lo que su mente e intuición le dejaban razonar.

Se levantó rápido de su asiento, dejando caer aquel dibujo que incluso sin efecto, podría casi notar como se movían a cámara lenta las pequeñas y torpes ilustraciones de esos tipos acercándose a su casa, pareciendo poco contentos con los motivos de su estancia, dejó la habitación atrás siendo observado por sus diversos muñecos de felpa que en ese momento, daban un aspecto tétrico a aquel entorno, pues pese a ser la habitación de un niño, decorada con dinosaurios de diversos tipos, animales de varios colores, además de juguetes que casi no usaba, parecía ser el vacío mismo en la realidad.

—¿Señores Yang?

La voz de aquel oficial resonaba en sus oídos como un eco, sus pequeñas manos se apoyaron en el borde de la pared frente a él que lograba cubrirle, permitiéndole oír el insistente llamado de aquellas personas. Los hombres fueron atendidos por sus padres mientras el pequeño de no más de once años, escuchaba los suaves sollozos provenir de una dirección en particular, la habitación de su hermano mayor.

Aquel que hace no más de un día había regresado a casa de una forma totalmente distinta de la cual había partido, la sonrisa que antes decoraba su lindo rostro estaba ausente en sus labios, contrariamente a eso, fue reemplazada por una expresión carente de emoción, shock y confusión total en su ser.  Estaba normalmente herido tanto física como emocionalmente, su propia sangre ya hacía en sus ropas, en aquel hoddie naranja que tomó un color escarlata vivo tras haberse accidentado contra una pared con fuerza para evitar golpear a la persona que se había cruzado en su camino, siendo en vano.

Casi pudo asegurar que vio las manecillas del reloj dejar de girar, como si el tiempo se hubiese congelado, miró en el suelo el periódico de ese mismo día, que anunciaba el fallecimiento de un chico joven en un accidente automovilístico en el que casualmente, estaba involucrado su hermano mayor, ya hacia su rostro censurado en la página de dicho medio de información mientras que a un costado, de igual manera, la imagen borrosa del joven fallecido ya hacia a la vista de sus pequeños ojos.

Giró en dirección a la puerta de la habitación de su hermano mayor, donde provenían un par de sollozos del interior del lugar, se acercó a paso lento dejando de lado la particular escena de sus padres conversando con los oficiales. Sabía el motivo perfectamente por el cual lloraba, simplemente Jisung no soportaba el hecho de haber privado de la vida a alguien, lo vio llegar a casa siendo escoltado por un oficial de la policía que fue la persona más empática del mundo con él pese a verse en la obligación de arrestarlo y si fuera otra persona, haberlo tratado cruelmente pero no fue así, le llevó a su hogar, sólo para permitir al hijo mayor de los Yang despedirse de él, lo observó entrar en un ataque de ira y pánico puro, gritando y lanzando cosas de su habitación con cólera, enojado con Dios, con la vida misma y con el destino.

𝐋𝐨𝐯𝐞𝐫 𝐎𝐟 𝐌𝐢𝐧𝐞 - 𝐇𝐲𝐮𝐧𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora