Capítulo 1: Nuevo comienzo

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Capítulo 1: Nuevo comienzo.


Alys Rivers lo sabía.

La muerte de su amante, a menos de Daemon Targaryen, se acercaba y no había nada que ella pudiera hacer para torcer el orden de los hechos.

Su secreto mejor guardado, su poder vinculado con el espacio-tiempo, que le permitía tener visiones en sueños como si la sangre de dragón corriera por sus venas, o en el fuego, como aquellos rojos de R'holl.

Era un don, mejor que cualquiera, que le otorga aún permanecer en su mortal belleza de veintitantos, aunque ya tuviese el doble de edad que su amante de cabellos plata.

Las múltiples muertes de la familia de dragones estaban escritas en los cielos y ni ellos ni nadie iban a poder modificar la palabra de los Dioses.

Como dictaba esta realidad, ella se vinculó al tercer hijo de la actual Reina Madre, Aemond Targaryen, convirtiéndose en su amante predilecta, calentando su cama después de una fría batalla.

Todo estaba dicho, como escrito en un libro, uno del que ella solo podría leer lo que le correspondía saber.

No podía decir que ese sujeto la amaba con locura, pero era porque, al ya conocer los cielos, ningún sentimiento o situación le parecían atesorables.

Además, el príncipe tuerto moriría pronto, era mejor no encariñarse.

No estaba verdaderamente preocupada por Aemond, no hasta que despertó de ese sueño.

Una tormenta, la lucha de espadas, el lodo resbalando el cuerpo de Aemond y dejándolo presa fácil de sus enemigos. Una espada enemiga perforó el pecho de quien, a pesar de tener su apariencia, ella no reconocía como su amante.

Esa escena... en definitiva no tenía relación.

Aemond moriría a manos de Daemon y este lo seguiría. Moriría en los cielos y sus restos caería al mar, lo sabía a la perfección.

¿Entonces qué fue eso?

El día la pasaba atendiendo a su amante, pero en las noches, seguía investigando.

¿Tal vez los cielos reescribieron su muerte?

No tendría sentido, no al recordar el escudo que portaba el Aemond de su sueño. Había un dragón, sí, pero era diferente al de la casa Targaryen. Además, ese Aemond parecía tener la misma edad que tiene ahora su amante.

Así que solo podía significar algo: Aquella hipótesis que leyó en un viejo libro, aquella que proponía la existencia fantástica de otros mundos, de otras realidades a la nuestra, podría ser cierto.

Ella era una bruja y su amante tenía un viejo dragón, ¿Y la existencia de otras realidades era algo de fantasía? Imposible, las probabilidades eran altísimas.

Así que, con sus conjuros en mano, se puso a responder ese extraño sueño. Nunca había estado tan curiosa.

Y quién sabe, tal vez por fin logre soñar con su propio final, para conocer qué acciones eran mejor no elegir.


(...)


Sin embargo, su tiempo fue corto.

Cómo debía de ser, había quedado embarazada del bastardo del dragón tuerto.

Pronto debía de mandar a su amante a su inminente muerte, así que se lamentó no haber averiguado el significado de ese sueño.

Transmigré y ahora soy el esposo del sobrino que asesinéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora