Capítulo 7: Pesadillas.

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Nota inicial: Este capítulo está maldito, literalmente todo estuvo en mi contra cuándo lo escribía lol.

Capítulo 7

Despertar por el rugido de un viejo dragón de guerra no era algo que Aemond nunca hubiera vivido. Pero en estos instantes, el grito de la bestia solo avivó ese dolor punzante que tenía en su cabeza, producto del golpe y posterior ahogamiento en el mar.

Su garganta la sentía seca y salada, así que no dudó en beber del té que estaba al lado de la cama.

Tosió del asco al haber bebido de golpe el medicamento amargo.

Los ruidos lograron alertar a Lucerys, quien entró de inmediato a la habitación, acercándose a Aemond que parecía querer levantarse de la cama.

—Siete infiernos, deja de querer conocer al Extraño, Aemond —lo regaño Luke, empujando el cuerpo lastimado de su esposo de vuelta a la cama—, parece que ya bebiste toda la medicina, así que el dolor pasará en un rato.

La mirada del mayor era penetrante, aún silencioso, Lucerys continuó hablando.

—Los maestres dicen que el golpe no fue de gravedad, así que no debes preocuparte —explicó—, con respecto a Vaghar… nadie vio lo que pasó.

El amargo recuerdo del "accidente" pareció avivar el rencor flameante en Aemond.

—Tú lo viste —fue lo primero que Aemond pronunció, con una grave voz rasposa, producto de haber estado en contacto con el agua salada.

—... —Lucerys se acercó al cuerpo de su esposo, sentándose al lado de este—, lo hice, pero jamás pronunciaría una palabra de…

—¿De cómo Vhagar intentó matarme? Por supuesto que nunca dirás nada —tuvo que reprimir la rabia que sentía en esos momentos—, sería humillante para ambos, que conozcan mi lamentable posición.

—Aemond… —Lucerys pudo notar un cambio en la voz contraria.

—¿Qué? Es cierto —el rostro del Targaryen reflejó su hirviente enojo—, maldita sea, todos los que me rodean terminan jodiendo mi vida —recordó con rencor al Lucerys que asesinó, a la madre que lo obligó a moldearse inconscientemente en el primogénito que ella siempre quiso y nunca fue, al hermano mayor que no lo protegió en la niñez, a la hermana mayor y al hermano menor que eran muy ajenos a sus penas como para culparlos de algo, a la que creyó su fiel amante, pero que lo terminó llevando a la boca del dragón y ahora, en este mundo, incluso Vhagar se había atrevido.

—¿Por qué dices eso? —le cuestionó Lucerys—, todo este tiempo hemos estado a tu lado, ¿Desde cuándo se ha jodido tu vida?

—¿No lo recuerdas? —Aemond lo observó con dureza, pasando su mano por su rostro para dejar que el parche caiga, revelando su ojo de zafiro—, tú lanzaste la primera piedra, esposo —la última palabra la dijo con acidez y burla.

Luke se sobresaltó. No por ver la gema, sino por la actitud del mayor.

—Yo no quise… —no sabía cómo empezar, suspiró y simplemente bajó la mirada—, Aemond, eso fue hace años, yo ya…

—¿Justificas con el paso del tiempo el hecho de haberme mutilado? —era la primera vez que hablaba sobre el accidente con Lucerys, ni siquiera lo había hecho con el de su mundo, pues él mismo no lo permitió, haciendo que el niño no viviera lo suficiente.

—No lo hago —respondió de inmediato, con un tono preocupado—, yo pensé…pensé que tú lo recordabas.

—¿Debo de recordar algo más? —Aemond notó lo melancólico que lucía Luke, pero eso no suavizó ni un poco su tono.

Transmigré y ahora soy el esposo del sobrino que asesinéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora