Capítulo 6: Recuerdos

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Nota inicial: Este capítulo será sobre los viejos momentos de la familia, con Lucerys y Aemond, los momentos más importantes juntos hasta aquel último día. 

Recuerden que Aemond original sigue sin conocer muy bien el nuevo mundo, los eventos recientes tardan en ser escritos, así que es mejor que sepan cómo es la situación por medio de pequeños fragmentos.



Capítulo 6


Lucerys tenía muchas memorias que atesoraba en su amable corazón. Momentos con sus padres, con sus hermanos, con sus tíos, con sus primos y, los más importantes, con Aemond.

Él nunca imaginó que su relación con su tío iba a dar tal giro. Después de aquella discusión de niños donde lastimó para siempre el ojo izquierdo de Aemond, creyó que este lo odiaría por el resto de su vida. Ni bien ocurrió la tragedia y a causa de la insistencia de Alicent, su abuelo el rey le ordenó a su madre que él debería de pasar una estancia en Desembarco del Rey, sirviendo a Aemond en compensación por su mal actuar. Al principio, Rhaenyra se negó, pero después de una charla con Alicent y la promesa de que nadie atentaría contra él, su madre aceptó la decisión de Viserys.

Fue llevado a Desembarco del Rey y su alcoba estaba al lado de la de Aemond.

En un principio, Aemond estaba enfadado por esto, pero conforme pasaron un par de días, este se mostraba cómodo con la actitud servicial de Lucerys. Un par de niños, al fin y al cabo, no podía albergar rencor eterno en su corazón si se intervenía a tiempo.

Un día, por la noche, después de haberlo meditado desde que había llegado a la Fortaleza Roja, el menor decidió sincerarse con Aemond.

—Lo lamento tío —habló Luke, guardando el libro que Aemond había terminado de leer—, tu ojo, yo...

—Ya basta —el niño mayor lo interrumpió—, estás aquí para enmendar eso, tus disculpas ya no son necesarias.

—¡Pero lo son! —Lucerys se acercó a su tío y sus grandes ojos avellana lo observaron—, odio lastimar a las personas que quiero.

—¿Tú me quieres? —le preguntó Aemond a su pequeño sobrino, con una sonrisa algo burlona.

—¡Quiero a toda mi familia! —exclamó.

—Mn, claro que lo haces —le dió un pequeño empujón a la nariz respingona de su sobrino—, ve a dormir ya.

Lucerys tembló un poco, desesperado por obtener el perdón verbal de Aemond.

—No me iré hasta que me perdones.

—Luke... —la voz de Aemond sonó algo amenazante, pero el pequeño se tragó el miedo y se metió a la cama de su tío—, ¡¿Luke?!

—¡Me quedo!

—¡Te perdono, ahora vete!

—¡Lo dices porque quieres que me vaya!

—... —Aemond observó que el niño se acomodó a su lado, con todo su pequeño cuerpo cubierto por sus propias sábanas—, eres tan terco.

—Mamá dice que debo pelear por lo que quiero —se explicó, aún sin salir de la oscuridad de las mantas.

—¿Qué clase de luchador pelea en una cama? —Aemond notó que Lucerys descubrió su rostro, dejando a la vista sus rizos castaños rebeldes.

Transmigré y ahora soy el esposo del sobrino que asesinéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora