Capítulo 1: Una nueva vida

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"Jimena, en la oscuridad, las pequeñas luces siempre destacan, tanto en el cielo como en los momentos difíciles. Puedes estar pasando por circunstancias tan difíciles que sientes que solo hay oscuridad a tu alrededor, pero recuerda: Siempre hay una linterna de esperanza que te guiará en caminos oscuros ¿Entiendes lo que intento decir?"

En un pueblo llamado Jesús Redentor donde la gente hacía asados, los niños jugaban en el parque, los vecinos se reunían a una reunión de pueblo, las familias dejaban su ropa bajo el sol, había una iglesia cristiana donde la gente se reunía los domingos. La iglesia se llamaba Iglesia Redentora y Redimible, una iglesia que brindaba confianza entre sus habitantes por ser sumamente abierta a los pecaminosos, colaborando con campañas de ayuda social de todo tipo, brindando bendición de las personas ateas que colaboran, un ambiente muy calmante y fresco, aunque su pasado no fue el mejor. Una chica de 16 años llamada Jimena sacaba su bicicleta, iba a recoger el arroz con atún que le iba dar una señora que trabajaba en un comedor escolar. Su padre adoptivo, el sacerdote Jaime, se despedía de ella dándole un beso en la frente, aparte de orar por su seguridad.

-Papá, debo irme, no quiero hacer esperar mucho a la señora Fernández - Dijo Jimena, subiendo a su bicicleta.

-Es verdad, no hay que hacerla esperar, ve - Se despidió su padre - Que Dios te cuide, hijita.

-Gracias, papá - Se fue, saliendo del parqueo de la iglesia a la carretera con cuidado de que alguien la arroye.

La iglesia empezó con unas alabanzas, tranquilamente anunciando que, gracias a las donaciones de comida, agua, ropa y aparatos para el hogar, muchas familias afectadas por un terremoto de gran magnitud ahora podían recuperarse de las afectaciones pasadas. Mientras lo celebraban, alguien con máscara de serpiente se aproximó con un galón de gasolina y un encendedor, usando ropa negra y una capucha que cubría su cabello. Fue a la parte de atrás de la edificación, echando gasolina por los caminos y habitaciones de la iglesia, para después prenderle fuego con el encendedor.

-La única iglesia que ilumina es la que arde - Dijo la persona desconocida para luego perderse de vista entre los arbustos y casas cercanas.

Media hora más tarde, Jimena se aproximaba a la iglesia con la comida del almuerzo, pero vio un camión de bomberos acercarse al lugar donde iba a hacer entrega de la comida. Una nube de humo se hizo presente a unos 600 metros de donde iba, cuando llegó a la iglesia se dio cuenta que era allí. Una mezcla de tristeza, incredulidad, desconcierto y desesperación se hizo presente en su corazón, sus ojos iluminados con el brillo del peligroso fuego ardiente demostraban lo que sentía ¿Qué había pasado? Se preguntaba con dolor, solo fue a recoger la comida y ve todo prendido en llamas, como si fuera cosa de la magia o algo por el estilo, iba a adentrarse a la iglesia para salvar a quienes pudiera, pero un bombero lo detuvo repentinamente.

-No puede entrar, señorita. Es sumamente peligroso, más que no sabes actuar en situaciones difíciles, será mejor que no se deje llevar por sus emociones y deja que los profesionales se encarguen - Le avisó el bombero, mientras un equipo se encargaba de entrar para salvar a los que estaban dentro.

-P-Pero... mi padre, él está adentro - Dijo entre tartamudeos y un nudo en la garganta, aparte de ojos que poco a poco lagrimeaban.

-De acuerdo, pero por favor mantente alejada del fuego, nos vamos a encargar de todo - Pidió el profesional mientras la llevaba a la esquina de la iglesia incendiada, pero vio un galón de gasolina vacío, lo tomó con su guante y lo dejó en la parte trasera del camión - Revisaremos si esto tuvo que ver más tarde, no deje que nadie lo toque, puede que esto haya sido intencionado.

-¿Intencionado? ¿Pero porqué sería así? Nuestra iglesia es muy tranquila, no ha habido problemas con nadie -

-Te diré algo: A veces las personas no tienen una razón real para odiar a alguien o algo, pero igual lo hacen, eso simplemente significa que no quieren razonar. Como bombero he visto casos así, es simplemente tenebroso lo que puede causar el odio irracional, tanto desastre por algo que ni siquiera tiene sentido... - El bombero recordó como una mujer encerró a sus hijos en la casa que quemó después para que el padre no los vea, un caso que los noticieros no le dieron ningún reportaje por estar hablando de una nueva aplicación que tenía sospecha de espionaje - Quédate aquí, voy a salvar a tu padre.

¿Puedo seguir creyendo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora