Capítulo 7: Ojos grandes

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Capítulo 7: Ojos grandes.

En la mesa del comedor, Jimena y todos sus amigos comían tranquilamente, Justin estaba pensativo mientras miraba a Adelaida, había algo que lo tenía así.

— Adelaida — La llamó — ¿Qué debería regalarte para tu cumpleaños?

— ¿Para mi cumpleaños? — Preguntó sorprendida, pues lo había dicho frente a todos.

— ¿Se acerca tu cumpleaños, Adelaida? — Preguntó Jimena curiosa.

— Bueno, si — Respondió algo apenada, pues sabía que querrían celebrar todos juntos y gastar dinero en regalos para ella.

— ¿Y porqué no nos dijiste? Debemos celebrarlo juntos — Sugirió Kimberly.

— Si, puedo pedir unas pizzas, hay muy buenas ofertas — Agregó Kendall, revisando una aplicación para ordenar comida.

— Yo puedo traer helado — Felix también aportó lo suyo, sabía donde conseguir un helado de calidad a un buen precio.

— Y no olvidemos el pastel, hay una vecina que puede ayudarme con un delicioso pastel húmedo — Y, por supuesto, Jimena también quería aportar algo a la fiesta, aunque ya Adelaida comenzaba a sentirse incómoda.

— Oigan, esperen… — Todos la volvieron a ver — Yo sé que quieren hacer una fiesta en grande con pastel, helado, pizza y esas cosas, pero no quería que se molestaran. Estaba planeando hacer una fiesta pequeña, ya que no estoy acostumbrada a las fiestas con mucha gente, pero obviamente un pajarito soltó toda la sopa — Volvió a ver acusatoriamente a Justin, quien se hizo el tonto — No hace falta que gasten dinero en mí, no quiero deberles nada.

— Pero tampoco es que vamos a hacer la fiesta en Miami, linda — Respondió Kimberly para no preocuparla — Además, eres una gran amiga y queremos que pases un lindo cumpleaños con todos nosotros, tranquila.

— Exacto, y no vas a terminar debiendo dinero — Comentó Jimena, abrazándola del brazo para calmar su preocupación.

— Además, la fiesta es el sábado, entonces no hay ningún problema para hacer tu fiesta de 16 años — Finalizó Justin, dedicándole una dulce sonrisa que hizo sonrojar a Adelaida.

— Bueno, esta bien, de por sí sería lindo pasar un cumpleaños juntos — Aceptó con felicidad en sus ojos, abrazando a sus amigos.

El día del cumpleaños de Adelaida la cumpleañera tuvo que comprar algunas cosas en el mercado, pues su madre quería hacerle de comer a los invitados, pero se habían quedado sin algunos ingredientes. Mientras tomaba cada ingrediente, un chico se quedaba viendo su cuerpo desarrollado, ella no se daba cuenta que él estaba ahí. Terminó acercándose a ella para abrazarla por detrás, tocando su cuerpo y pegándolo al suyo, rematando con un “¿Cuánto cobras por una noche, negrita?”, obviamente recibió un puñetazo que lo tiró al piso.

— ¡¿Qué confianzas son esas, asqueroso?! — Le gritó una muy enfadada Adelaida.

Aquel tipo era Fernando, uno de los molestos estudiantes que molestaban a Amina y un acosador sumamente insistente, pues se creía sumamente seductor, ya que tenía una posición económica bastante favorable al ser hijo de un diputado conservador. Adelaida lo había denunciado por acoso sexual, pero, gracias a las influencias de su padre, no sirvió de nada.

— ¡Vamos, si andas con use cuerpo, es para que te metan mano! — No hace falta decir que, obviamente, Fernando era un calenturiento que buscaba lo mismo de las mujeres, incluso con monjas por su perspectiva sumamente distorsionada de las mujeres — Es lo mismo que con tu madre que trabajaba en la esquina — Cruzó la línea, más de lo que ya lo había hecho, siendo agarrado de la camisa.

¿Puedo seguir creyendo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora