¿Puedo seguir creyendo?

Capítulo 3: Incertidumbre al mañana.

Capítulo 3: Incertidumbre al mañana.

Ya había pasado una semana y media desde que la iglesia en Jesús Redentor fue quemado, era un tema oscuro como popular en el pueblo, dicho tema traía fuertes debates entre los creyentes.

¿Porqué sucedió? Ya se había comprobado que ningún integrante o invitado había traído gasolina, entonces eso implicaba que alguien de afuera lo hizo ¿Pero quién? Era una iglesia pacífica y solidaria, según la creencia popular, financiaba hospitales, orfanatos y hasta escuelas de bajos recursos, aparte de ser centrado especialmente en la superación personal. No habían testimonios de malos tratos o discriminación dentro de ella, entonces era imposible que se tratara de algún tipo de karma.

Sin embargo, había un sector disidente a la opinión popular, decían que era una iglesia con un pasado oscuro, en el cual la familia del pastor Jaime no fue del todo considerada con las minorías, aparte de ser algo clasistas y déspotas, incluso que el hermano de Jaime, Gilberto, fue a la cárcel por estar inmiscuido en cosas bastante graves, no querían decir qué hizo exactamente por respeto a las víctimas de sus delitos.

Por el hecho de que Gilberto terminó preso, Jaime heredó la iglesia y se volvió pastor, lo que hizo que hubieran muchos cambios en ella, recuperando la confianza de los integrantes cristianos y cambiando de actitud a quienes habían adoptado la filosofía de vida de su familia.

Quitó todo rastro de alguna rama del cristianismo, lo cuál era un problema para llegar hasta ciertos creyentes, algunos eran católicos, evangélicos, testigos de jehová, entre muchas otras ramas, no quería que haya problemas con esos temas, entonces decidió predicar de forma general.

Dejó que gente de clase baja entrara, eliminando el diezmo obligatorio que había antes.

Permitió que todo tipo de pecador que buscará redención ingresara a la iglesia, pues como dijo Jesús “El que esté libre de pecado, que lance la primera piedra”, incluso si a algunos integrantes prejuiciosos no les gustaba esa decisión.

Reemplazó esa actitud mediocre y desinteresada en el prójimo a una actitud solidaria, considerada y concientizada sobre los problemas económicos, educativos, psicológicos y laborales de la población más abandonada. Al contrario de su familia, el pastor Jaime hizo lo que le pareció justo, recuperando la fe del pueblo.

Claro, esa era la versión impopular, mucha gente buscaba censurar dicha versión de la historia para no que hubieran problemas mayores.

Mientras tanto, Jimena escuchaba la música que Kimberly le compartía en el comedor. Todos sus nuevos amigos comían tranquilamente, era un día normal. Hablaban de muchas cosas y de nada en realidad, pero de repente los amigos de la chica se fueron corriendo junto a todos los demás, dejándola sola.

Ella no entendía el porqué, llamándolos para que volvieran, pero nunca lo hacían, estaba confundida. Se volteó a ver atrás mientras se quitaba sus auriculares, encontrando una escena aterradora. Llamas por doquier, junto a una sombra completamente negra cargando un cuchillo estaban detrás de ella, acercándose cada vez más a ella.

Ese mismo fuego, tan abrumador como el fuego con gasolina que quemó su iglesia. Se levantó rápidamente, tropezando un poco, pero se dispuso a correr. Hubiera huido antes, porque la sombra la agarró del cuello, apretando con bastante fuerza mientras decía “Me faltaste tú” con una combinación de muchas voces.

Por supuesto, la atacada tenía un tenedor en la mano derecha, clavando el tenedor en la mano que la sombra usaba para ahorcarla, liberándose. Al ver que la sombra miraba la herida en su mano, lo pateó en un impulso de auto defensa, haciendo que cayera al fuego

¿Lo había matado? Resulta que no, aquella persona oscurecida se levantó como si nada del fuego, incluso estando en llamas, nada le hacía efecto.

Jimena salió corriendo mientras tiraba mesas frente a la sombra para evitar su paso, menos mal que no era intangible.