El origen de los ninjas

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  En la actualidad, los servicios ofrecidos por los grupos militares ninja son rara vez solicitados. En las últimas décadas, los cuatro clanes ninja más fuertes a lo largo de la historia son los que se han mantenido vigentes. Estos clanes hacen referencia a las cuatro bestias sagradas de Japón: Suzaku el fénix, Seiryuu el dragón azul, Byakko el tigre blanco y Genbu la tortuga negra. Este último es liderado por Hamato Yoshi, quién con su esposa Tang Shen tuvo cuatro sucesores: Leonardo, Raphael, Donatello y Michaelangelo. Los cuatro han sido entrenados desde la niñez en artes marciales, a partir de los 12 años se les asignó a cada uno un arma acorde a sus habilidades y destrezas. Su arduo entrenamiento no era compatible con ningún horario escolar, por lo que los niños fueron educados en casa.


Atrás en el tiempo, durante la juventud de Yoshi, las misiones llegaban a menudo al dojo del clan Genbu, sin embargo sus abuelos añoraban aquellos tiempos en que el clan era bombardeado incesantemente con misiones. Con el pasar de los años las misiones se reducen notablemente. Yoshi estaba consciente de esta realidad inminente de que los clanes ninja pasarían a ser o un trabajo extremadamente peligroso o un servicio obsoleto. Cosa a la que no le dio importancia hasta un par de meses atrás con la muerte accidental de su esposa en manos de Oroku Saki, líder del clan Byakko.


Saki y Yoshi mantenían un enfrentamiento de sables en presencia de Tang Shen, a quien Saki siempre quiso impresionar. A medida que la rivalidad aumentaba también lo hacía la brusquedad en los ataques de Saki. En un punto del enfrentamiento, Saki atacó de tal manera que el sable de Yoshi salió disparado de sus manos, impactando en el cuerpo de Tang Shen. El enfrentamiento se detuvo al instante y ambos socorrieron rápidamente a la mujer.


Esta pérdida fue el detonante final de una decisión que había meditado pero nunca pensó finalmente poner en práctica. Aunque un solo servicio ninja, tan simple como un espionaje, puede alcanzar precios exuberantes, la poca demanda hace difícil sustentar el dojo y su familia. Principalmente su familia, a quienes no quería seguir exponiendo al peligro pudiendo acabar como su esposa. Su decisión fue la siguiente, trasladarse a Nueva York y establecer un dojo. Su negocio principal será impartir clases de karate con ayuda de sus cuatro hijos, y además, seguir disponibles desde Japón de forma clandestina para aquellos que necesiten un servicio ninja.


Estos chicos de 16 años, que muy pocas veces habían salido de su hogar y socializado con otros de su edad, ahora salían de su país de origen aventurándose a una sociedad completamente distinta que solo habían visto en televisión. Ahora que son mayores y el dojo será utilizado en cierto horario, tienen tiempo de ir a la escuela. Con esto en mente, antes de mudarse a Nueva York, Yoshi les compró a todos uniformes escolares y mandó a hacer mochilas de tortuga que representaran su clan.


Esta mañana fría, como la mayoría en esta ciudad, los chicos estan listos para su primera misión en mucho tiempo: ir a clases. Usando sus uniformes y con sus mochilas bien equipadas en la espalda, su sensei les hizo entrega de la dirección a la que debían ir.


Yoshi: Sigan su camino con cautela y astucia, hijos míos. Tienen 1 hora y 30 minutos para llegar a salvo a su destino –dice manteniendo la postura, con sus brazos cruzados tras la cintura- ...si fallan y llegan tarde ¡lo sabré!

-Hai sensei!- contestaron sus hijos al unísono, acercándose a la puerta para dejar su hogar.

Yoshi: ¡No hablen con extraños! –Sus hijos contestaron de igual forma, tratando de irse pero este volvió a interrumpirles- ¡Miren a ambos lados antes de cruzar la calle! –de nuevo lo mismo- ¿Ya fueron al baño? En esta ciudad son muy sucios

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