IV

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IV

Los días pasaban y este niño no me había pedido que le quitara el collar. Lo vi por las ventanas en el día. Paseaba o ayudaba a los sirvientes que en un comienzo incluso lo habían insultado. Descubrí que tiene un temperamento fuerte y gritará si no sabe qué decir, pero jamás atacó a nadie excepto a mi cochero que se llevó más de un golpe en la cabeza.

Pero de apoco en solo una semana se los ganó y ahora sonríe de manera amplia. No parece estar tan tenso ni alerta a como estaba en el primer día, más aun no se ve preocupado de tener el bozal y su tez que antes estaba pálida parece tener más color. Los preparativos de las comidas fueron acertados y en la copa de sangre solo he echado un poco de mi sangre. El veneno que tenía en la sangre ha disminuido, pero aun frente a mí parece que está un poco alerta o quizás nervioso.

Sé que está esperando y ver si lo que vio en la ciudad fue real o no. Mi único problema es que su aroma cada vez me tienta más incluso he comenzado a beber un poco de sangre de animal y humano, pero solo soporto uno o dos tragos antes de desear vomitar.

Ahora que me ha preguntado por el collar puedo pensar que está listo para tomar una decisión.

Cuando me acerco a él y lo rodeo contengo la respiración pero me encuentro que me permite este acto aun estando cerca de su cuello donde puedo ver sus venas que me tientan a probarlas.

_Sesshoumaru –dije en un suspiro con la intención de distraerme.

Y al sentir el rocé de la punta de su nariz en mi mejilla me alejé respirando profundamente y tragando antes de seguir.

_Mi nombre es Sesshoumaru del clan Taisho.

_Así que Sesshoumaru del clan... el clan que fue destruido.

_Así es... soy el último que queda de los Taisho. Bueno tú y yo. Aunque hace siglos que no le damos importancia a ese nombre. Después de todo nosotros mismos lo destruimos cuando se aliaron con el Vaticano. Aun si éramos de distintas ramas del clan nos veíamos como hermanos con tu padre, por eso antes de que tomes una decisión piensa en esta propuesta.

_¿De qué...?

_Vive aquí tranquilamente conmigo Inu Yasha, no vuelvas a ser un perro del Vaticano, ni pienses en ser su enemigo. Protejamos estas tierras y permitamos que los que deseen puedan venir y vivir como deseen sin dañar a otros ¿Qué te parece?

Vi su confusión. Después de todo es un niño aun... si decide volver al Vaticano tendré que detenerlo incluso si soy odiado por eso, como por el hecho de que iría a destruir ese asqueroso Vaticano. No permitiré que lo sigan usando como una herramienta cuando fueron ellos los que mataron a Shishinki.

_No sé si podré llevarme bien con...

_Bromeas, ya te los has ganado a todos –le dije mostrándole a los sirvientes que le sonreían y la vi, una sonrisa tanto o más radiante que el mismo sol que me sacó una a mí.

_Jah, pero no seré tu sirviente.

_Oh... entonces serás mi hijo o...

_¿Qué hijo? –Reclamó cruzándose de brazos –Tu amigo.

_Soy por lo menos 700 años mayor que tú ¿sabes Inu Yasha?

_¿A quién le importan los años o las raíces? Sessh –dijo bromeando.

Realmente es brillante.

Esa noche me di la labor de mostrarle los lugares cercanos del territorio y como tenía a más Hombres lobos cuidando los lugares que podían ser atacados. Claro que él mató a toda un ala de ellos por si solo pero dudo que el Vaticano pueda tener a alguien tan fuerte como Inu Yasha.

Espada de sangre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora