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Jungkook se removía incómodo mientras observaba el ataúd de su padre ser ubicado en la cripta familiar. Sus muslos aún ardían, y sus glúteos picaban por los bestiales golpes que Namjoon se encargó de dejar.

Tenía entre sus manos la corona que su padre usó durante su coronación, una pequeña corona de plata con incrustaciones de rubíes en el centro y viejos escritos en hangul antigüo que su abuelo se encargó de detallar para mantener en su linaje. Usaría esa corona hasta que la guardia, triarquía y su familia lo coronaran como el nuevo rey.

A su lado, Jimin miraba fijamente la caja de roble y los detalles ostentosos en oro que habían dejado en la madera. Yeonjun, por otro lado, parecía incómodo.

— Esperamos que la gloria colme el descanso de nuestro amado rey, lo conduzca hacia el reino de los dioses y grandes reyes, y sea nuestra luz en medio de la oscuridad —habló el sacerdote. A su lado, Hyuna soltó un par de lágrimas —. Que eterno sea el descanso de Jeon Baekwan, primogénito de Jeon Minseok, libertador de Busán —levantó sus manos hacia arriba, cargando en ellas la placa que sería colocada en la pared que separaría, de una vez por todas, a Baekwan de su familia —. ¡Eterno descanso a nuestro amado monarca!

— ¡Eterno descanso a nuestro amado monarca! —corearon todos, incluso Jimin, quién sonrió apenas de lado, burlándose de aquel sacerdote.

— Eterno descanso, amado padre —el mayor se acercó hacia la cripta, vio fijamente el nombre de Baekwan tallado en la placa de oro que fue dejada por sobre el ataúd hasta que pudieran colocarla —. Prometo que protegeré a nuestra familia, a nuestro pueblo, y a nuestra corona —dijo en voz alta, siendo escuchado por todos los presentes, se acercó un poco más, simulando dejar un beso sobre la madera —. Y prometo no ser una mierda como tú. Espero que no descanses un carajo, y ojalá estés pudriéndote. El espectáculo de hoy fue solo una parte de todo lo que vendrá, Baekwan. Desearás nunca haber sido como fuiste.

Se alejó sin más, viendo hacia los rostros que observaban conmovidos su accionar, sin saber la verdad en las palabras que Jungkook había susurrado sobre el ataúd de su padre.

Llevó sus ojos hacia sus hermanos, quienes asintieron hacia él. Caminó hasta bajar los escalones, pasó por entre medio de Yeonjun y Jimin, tomó el brazo de Hyuna y salió de aquel lugar, rumbo hacia el palacio nuevamente. Detrás suyo, sus dos hermanos caminaban con cabeza en alto y expresiones serías, secundando a la futura reina madre y al nuevo rey.

Las personas a su alrededor bajaron la cabeza, mostrando respeto y sumisión. Incluso los viejos Lee y Kim se mostraban respetuosos e intimidados ante el porte y energía que Jungkook les brindaba.

— Es un lobo —escuchó entre los susurros —. Y nosotros somos sus ovejas.

Jungkook sonrió apenas de lado.

Era un lobo.

Un lobo muy hambriento que le enseñaría a los demás quien era el alfa.





...





— ¿¡Te volviste loco, Shadow!? —gritó con fuerza Seungmin, viendo el rostro de su hermano mantenerse con su molesta sonrisa — ¿¡Sabes lo que hiciste!? ¡Están buscándonos, jodido loco!

— Soobin, dile a tu hermano que se calme, ¿Quieres? —le dijo el tal Shadow a Soobin, quién miraba aburrido a Seung.

— Nuestro hyung dice que te calles, aburres.

Seungmin se ofendió. Abrió su boca y la cerró de inmediato.
Tenía aproximadamente un par de horas que habían regresado del palacio Jeon, luego de regañar a Soobin, buscar una manera de salir del lugar y encontrar a su hermano mayor recostado contra un viejo árbol en los establos del lugar. Seungmin sentía que podría enloquecer en cualquier momento.

HEREDEROS. TK [AU FACEBOOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora