Lupus

¿Qué eres?

Suelta una débil caracajada cuando me escucha jadear. Él pone una mano sobre mi mesa y otra en el respaldo de la silla, dejándome atrapada en el ángulo de sus brazos. Siento como sonríe en mi oreja e imita el sonido de un lobo, lo que me deja aún más petrificada.

-¿Te gustó mi perro de caza? Creo que me debes una.

¿Perro? Lo que vi ayer no tenía nada de perro, era un lobo...creo. Aunque visto de esa manera, podría tener sentido.

-Será mejor que no vuelvas por allí, sé que quieres que sea tu príncipe azul y que te salve...pero no siempre estaré, y no siempre estaré de buen humor, quizá un día de estos deje que te coman los lobos.

Despúes de decir esto, intenta morderme la oreja pero consigo apartarme, lo que parece divertirlo más. No sé como pero consigo mantener la boca cerrada, Eric se va con su estúpida sonrisa todavía pegada en la cara ... subnormal... Suspiro, ¿con que perros...? Ya le daré yo principe azul. Ahora que la furia sustituye al miedo, me siento capaz de volver al bosque solo para darle a él y a su perro una hostia bien dada ¿Quién se ha creido? Aunque puede que me halla salvado de verdad ¿Ahora quién me dice que el otro no era un perro? Quizá lo hizo para asustarme y poder divertirse. Pues que le den por culo, hoy voi al bosque. Me da igual lo que me halla dicho, no soy su criada para tener que estar obedeciendo sus ordenes. Si eran perros, no podrán hacerme nada...¿no?

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Observo el bosque, temerosa. Soy la mujer más gilipollas de este mundo... ¿Por qué coño dije que iba a venir? Y aparte de gilipollas, cobarde. Que bonito, precioso. Prefiero ser gilipollas que cobarde, asi que me meto en el bosque, camino durante varios minutos y no escucho nada fuera de lo normal, al contrario, todo está lleno del canto de los pájaros y de la suave brisa del bosque, quizá despúes de todo, no esté nada mal esto. Camino un rato más antes de encontrar un claro, el sol entra en este sin problemas, dejándo un ambiente cálido, agradable para estas alturas de primavera. El suelo está cubierto de flores y de una hierba de un verde realmente bello. Me permito tumbarme a los pies de un árbol que sobresale en el claro, pero que da la suficiente sombra para que no me atosigue de calor. Los ruidos del bosque me mecen hasta que consiguen dejarme dormida, con una ligera sensación de estar protegida.

Abro los ojos sobresaltada, ¿pero qué...? El sol hace rato que al parecer se a puesto, dejando en cambio un cielo estrellado...y oscuro. Me levanto rápidamente y mientras me sacudo los restos de tierra que se me han quedado enganchados en el pantalón, echo a correr. Ahora si que da miedo, no dejo de ver pequeños ojos en la oscuridad, mirándome, suelto un grito de terror cuando algo se abalanza hacia mi, aunque luego me doi cuenta de que era una lechuza que ha echado a volar en cuanto me ha visto. Joder, si que estoy grillada. Tardo poco en llegar a casa, mamá aún no ha llegado, suerte, así no tendré que dar explicaciones innecesarias, ahora que lo pienso, hace mucho que no la veo, ella fue la que hizo que nos mudásemos aquí, ya que para ella, la oferta de trabajo era un gran oportunidad para toda la familia, nuestro nivel de nivel de vida ha subido, eso no lo niego, pero hace varios días que no veo ha mamá, tan saturada de trabajo como siempre, al final seguramente se olvidará de que tiene una hija. Yo creo que ni mi gato nos ve, nuestra mascota sabe que estamos aquí simplemente por el echo de que le llenamos en cuenco de la comida. Hecho de menos mi antigua ciudad, pero tampoco es que valla mal, me relaciono bien socialmente y amigos he hecho enseguida, lo único que realmente echo de menos es que en mi antigua ciudad, dormía realmente bien.