Miro durante largos minutos el bosque, quizá esperando a que de un momento a otro aparezca Eric para decirme que solo era una broma, que todo es una pesadilla en la que en cualquier segundo despertaré. Que nada es real. Pero nadie aparece, nadie viene a decirme nada, a explicarme nada, el sol comienza a esconderse, burlándose de que hasta él se va a dormir mientras yo permanezco aquí, desorientada en un mundo que no conozco, pero del que me creia consciente. Sin rumbo, comienzo a caminar, sin sentido, sin darme cuenta de que lo único que hago es adentrarme más en el bosque, los árboles intentan avisarme, acercándose unos a otros cada vez más intentando impedirme el paso, pero mis piernas no se detienen, y pesar de que no dejo de caerme, tropezarme y rasparme con la maleza, siempre me levanto y sigo. Nadie me hace compañia, nadie y nada me hace sentirme segura ahora. Solo somos yo y el silencio.
Aunque no dura mucho, derrepente, escucho ruidos a lo lejos, intento ignorarlos pero poco después me doi cuenta de que se acercan cada vez más a mi. Finalmente me paro, intentando escuchar mejor, y lo que oigo no es ni por asomo lo que quería escuchar. Son pequeños ladridos, de vez en cuando aullidos que se van acercando a mi rápidamente. Ya no camino, corro como si no hubiese mañana, corro porque siento que mi vida depende de ello, y lo más probable es que así sea. No tardo ni un minuto en asegurarme de que era lo que ya me temía, lobos. Dos lobos grises enormes, iguales al lobo que me encontré y del que, supuestamente, me salvó Eric. No sé como lo hago, pero comienzo a correr más rápido, pero es inútil, consiguen alcanzarme en menos de un solo minuto.
-Joder- murmuro asustada cuando noto que uno de ellos me ha rozado la pierna, intentando morderme.
Intento ir más rápida pero se que ya no hay escapatoria, juegan conmigo, esperando a que me agote para matarme con facilidad. Noto un golpe en la pierna que me hace caerme de bruces, llenándome de tierra al instante, intento incorporar me mientras intento acordarme de como se respira. Sin embargo, uno de los dos lobos me empuja y me hace caer de nuevo, los dos no dejan de mirarse, como si quisiesen hacerme sufrir, esperando mi muerte, pero de entre los árboles aparece la última persona que esperaba, Eric. Se vuelve una manchas negra mientras se acerca a mí con una velocidad inhumana.
- Nicole, ¿Estás bien?- murmura con voz grave.
- Si- digo con un susurro apenas audible.
Él me mira de arriba abajo como si pensase que en realidad me faltaban las dos piernas y decía que estaba bien solo porque sí. Los dos lobos grises comienzan a gruñir con más fuerza, pero sin atreverse a acercase a nosotros. No pensaba que Eric asustaba también a los lobos... Lo miro sorprendida pero la mirada que me devuelve es pura compasión, y toda dirigida a mí.
- Creo que sería un buen momento para que me pidieses perdón -suelta
¡¿Que qué?! ¿Acaso este momento era bueno para algo? Yo estaba muerta de miedo y en lo único que se preocuoa este pedazo de cabrón es en que le pida perdón. ¿Qué cojones? El simplemente me miró divertido, aunque algo triste.
- Ahora entenderás todo, sé que a pesar de todo, vas a temerme y que seguramente ya no quieras saber más de mí, pero que gustaría que reflexionases sobre lo que vas a ver.
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Lupus
WerewolfNicole es una muchacha tranquila, apacible y tímida que se ve increiblemente atraída por un joven de su clase; Eric Damons, un muchacho indudablemente atractivo pero a la vez peligroso,malhumorado y con el inexistente sentido de la paciencia que l...