No me temas

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- Soy Eric, nada más.



Echo todo el aire que había estado conteniendo esperando su respuesta.



-No te creo, lo que has hecho no es normal.

-¿Hacer Qué? - murmura él, como si nada hubiese pasado.

-¡Me estás tomando por idiota! ¿Acaso me vas decir que curar heridas mientras te brillan los ojos es normal?

-Para mi si-responde, tan pancho.

-¡Para ti! ¿Qué eres?

-Nicole, por favor, para.



Me quedo mirándolo sorprendida, ¿a dicho por favor? Es raro escucharlo pronunciar mi nombre, ya que nunca lo había hecho. Pero no me pienso rendir tan pronto.



-Eric, dímelo.

-¿Acaso me estás dando una orden?- su voz no presagia nada bueno y su cara roja carmesí debido a la rabia tampoco.

-N-no...yo, s-solo quiero...solo quiero...



Tengo tanto miedo, tanta confusión, que no puedo terminar, simplemente me derrumbo, con un golpe sordo caigo al suelo de rodillas.¿Qué está pasando a mi alrededor? ¿Por qué a mi? Eric deja de mirarme furioso y simplemente se aleja, murmurando algo que no consigo oír, tardo varios minutos en darme cuenta de que estoy llorando, me quedo hipnotizada, mirando las gotitas que caen de mi rostro hasta el suelo. No escucho ningún ruido que me indique que Eric sigue aquí, asi que levanto la mirada y, efectivamente, ya no está. Me levanto lentamente, y por reflejo, vuelvo a poner la mano en la herida para comprobar, una vez más, que ya no está. Salgo del sótano e ignoro los gritos de  Carol que me llaman, preocupada  al ver mis lágrimas y simplemente echo a correr como jamás lo había hecho antes.



Mis piernas me conducen hasta el pequeño claro del bosque, se supone que tendría que temer este sitio, pero es como si me ofreciera protección. Camino unos pocos pasos hasta que me doi cuenta de que hay alguien más, y mi respiración se corta en cuanto reconozco a la persona que está de espaldas a mí. Eric.



- Nicole...



Mi garganta se cierra con un doloroso nudo y no puedo hacer otra cosa que mirarlo, o al menos, mirar su espalda, porque aún no se ha dignado ni ha girarse.



-¿Qué eres?- logro pronunciar.

-Soy algo que no estás preparada para  escuchar, soy un mostruo, un monstruo al que no puedo negar, un monstruo del que aveces, me enorgullezco, pero no creas que eso es siempre, porque nada deja de impedir que sea ese monstruo. Soy lo que soy, y no lo cambiaré por nada ni por nadie, asi que no pretendas venir a pedir explicaciones para algo que aveces no entiendo ni yo, no vengas a echarme en cara cosas de las que no tienes ni idea, no vengas a, cada vez que te miro, echarte a temblar, porque, que yo sepa, no te he hecho nada como para que me mires así.

LupusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora