CAPÍTULO 5.

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La luz entraba que entraba por la ventana me despertó, pero me sobresalté. Cuando llegué la ventana no estaba tan lejos de la cama. Entonces caí. Traté de levantarme pero algo me lo impedía, estaba pegada a la cama, envuelta en cinta adhesiva.

-¡ALAN! -grité.

El susodicho entró inmediatamente a la habitación seguido por Elle, Regnault y Elliot riéndose.

-Lo siento, Ry, pero tú estabas muy vulnerable y yo muy despierto, a demás, ¿Sabes que das patadas cuando duermes? Pues este es tu castigo.

No pude evitar soltar una carcajada, la broma había sido buena, de eso no cabía duda.

-Bajad si queréis e id despertando a las gemelas y a Dominique, -dijo Regnault- yo la saco de ahí.

Alan lo miró.

-No hace falta, Jean, yo pue...

-Vamos Alan. -Gabrielle tiró de él hacia el pasillo y desaparecieron.

La verdad es que me sentía bastante ridícula acomodada como estaba. Regnault sacó unas tijeras y comenzó a cortar cinta.

-¿Qué tal dormiste?

-Bien, se ve que Alan no tanto.-sonreí.

Él terminó y nos levantamos, aunque en el momento en el que me puse de pié gritó y saltó sobre mí de nuevo. En el intento, caí de la cama de cabeza, y Regnault detrás de mí. Mis piernas quedaron aplastadas por su cuerpo y comenzamos a llorar de risa.

-Recuerdame que no haga eso más.

-Ha sido culpa tuya, Jean Regnault. Oye, ¿Te habías dado cuenta de que yo soy R.J. y tú J.R.? -me miró como si estuviera loca.

-Ya sabes, yo soy Riley Johansson y tú Jean Regnault.

-Eres idiota.-dijo en francés, con su sonrisa de tiburón. La imité y susurré.

-Eso todavía no lo sabes.


Bajé las escaleras detrás de Jean, que aún estando un escalón más abajo, era más alto que yo. No es que yo fuera bajita, de hecho era bastante alta (1'67, más o menos), pero Regnault era algo fuera de lo común, incluso superaba a mi abuelo Vince. Abajo Erika preparaba tandas de tostadas al horno, las gemelas les ponían mermelada o mantequilla y Elliot y Gabrielle llenaban vasos de zumo.

-Buenos días, princesa. -Julia me pasó un brazo por los hombros y sonrió. Sonaba Green Day de fondo y movió las caderas empujándome a hacerlo.

-Buenos días, reina ¿Qué tal lo pasaste anoche?

-Fatal... -suspiró y fingió un gesto de desesperación- Regnault ronca como un animal, Isaac no paraba de molestar a Erika y dormí en el suelo. Esta noche reivindicaré mis derechos sobre la cama y el sueño.

Solté una carcajada.

-Avísame si necesitas ayuda.

Llegamos a la cocina y tomamos una rebanada y un vaso cada una.

-¡Eh!-Laureen nos dio en la mano y nos guiñó un ojo- si no colaboráis ya, os toca lavar la losa.

Después de desayunar y lavar la losa, jugamos a volley en la piscina, hicimos un concurso de salto y dormimos lo que no habíamos hecho la otra noche. A las ocho de la tarde Regnault me llamó para ir a dar una vuelta.

-Ry, ¿Vamos a dar el paseo que me debes?

-Claro, J.R.

No nos cruzamos a nadie de camino al bosque, la mayoría habían caído en combate. Regnault me contó cosas acerca de su familia, como que sus padres estaban separados, tenía una hermana mayor que estaba en la universidad y que le encantaba viajar. También que hablaba perfectamente español ya que su padre era de allí, que no atendía mucho en clase y me habló de la cara que puso su madre cuando descubrió que tenía un tatuaje en la parte superior de la espalda. Era un chico divertido, atrevido y parecía a punto de explotar siempre. Cada vez que me preguntan que como veía a Regnault, respondo que parecía que siempre sabía algo que tú no. Su sonrisa no era de suficiencia, era la cara que pone el depredador cuando ve a la presa indefensa, pero a la vez podías confiar en que no jugaba contigo.

-¿Cómo era tu vida allá?-me preguntó. Estábamos sentados sobre el suelo, apoyados en un árbol.

-Bueno.. Una chica americana normal, no demasiado lista, no demasiado estudiosa... No destacaba, pero mis amigos son geniales y... no sé. Toco la guitarra, mis padres están separados y vivía con mi hermana y mi madre. Mi hermana se casó poco antes de que viniera con el chico que me gustaba de toda la vida, y eso, a decir verdad, me tocó un poco las pelotas, hablando claro y pronto. Aunque es una chica estupenda, como mi madre. Yo no me parezco a ellas en nada. Desde que me dieron la oportunidad de venir no me lo pensé, a veces uno necesita salir de la monotonía, creo que va a ser bueno para mí quedarme un tiempo aquí.

-No te querrás ir, verás.-las comisuras de sus labios se curvaron hacia arriba.

-No creo.

Seguimos caminando ya de vuelta a la casa, hablando de temas banales alternando idiomas. Cuando llegamos, nos servimos un vaso de alguna de las bebidas "Alaniciosas" de Alan, que consistían en mezclas explosivas que volvían loco a cualquiera en menos de una hora. Las pizzas estaban listasy la música a tope. Highway to hell sonaba a tope, mientras Alan y yo, con un trozo de pizza en la mano y la otras agarradas, bailábamos sobre una mesa cantando a grito pelado. Nos grabaron un vídeo y se lo mandé a Kate con el mensaje "Todo es legal". Todo iba genial, Erika había desaparecido con Isaac, Elle se reía con una de las gemelas y su novio de la otra, a la que se le había caído la pizza encima, y Julia bailaba con Jean y Dominique, que le daban vueltas como una peonza. Alan me señaló las escaleras para que subiéramos. Bajó una escalera plegable del techo y subió. Arriba, la única luz venía de una única ventana.

-Cuidado, el techo se inclina.-me avisó.

Abrió la ventana y salió afuera. Me tendió la mano para ayudarme, pero no se la dí, podía sola. Nos sentamos en el tope del tejado y miramos hacia arriba. La música retumbaba abajo y se oía algún grito débil, pero afuera todo estaba tranquilo y quieto, sólo se veían algunas luces muy lejos y la carretera. No hacía falta hablar en aquel momento, me sentía completamente ajena a América y muy cercana a Alan y todo lo que él representaba.

-Todo esto, Ryley, es nuestro, sólo por este instante.

Lo único que recibo por escribir son vuestras visitas y votos, así que si es posible... Gracias!

Hasta siempre, Ryley.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora