Noah desde chiquito tiene serios problemas para dormir. Duraba noches en su casa deambulando y buscando que el sueño le llegara como un abrazo cálido de su madre, pero simplemente no sucedía.
Creció y ahora con once años, él se alista para ir a su...
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—Es... hermoso...."
YA LISTOS Y CON LOS bolsillos llenos de dulces, salieron al pasillo que estaba repleto de estudiantes. Por momento Noah se arrepintió de salir tan aprisa. Cuando por fin el tren se detuvo y la pequeña puerta se abrió una ola salió de esta.
Todos se empujaban y todos trataban de librarse de aquel tumulto.
Noah miraba al frente, sintiendo la fría brisa acariciar su rostro y como la noche era esplendida en ese momento. Cuando miro otra vez al frente choco con alguien.
—Disculpa —dijo con nervios y cuando reconoció esa cabellera castaña sonrió.
—¡Noah! No te preocupes, con todo este lío dudo que unos empujones de más hagan algún daño. —dijo con una sonrisa Hermione tratando de no sonar agresiva. Al ver como la sonrisa crecía en el pelirrojo soltó un suspiro de calma.
—¡Los de primer año! —oyeron una voz y como una gran persona avanzaba con un farol iluminaba el camino—. ¡Los de primer año por aquí!
Ambos niños se miraron y sonrieron emocionados. Noah soltó un "vamos" y siguieron a Hagrid, el cual les decía que no se alejaran de él.
El silencio -quitando los lloriqueos de Neville- era una sensación indescriptibles desde el punto de vista de Noah, tan agradable. La noche estrellada y siendo iluminados únicamente por las estrellas, la brisa surcar su rostro por momentos y las respiraciones nerviosas de todos.
—En un segundo, tendrán la primera visión de Hogwarts —exclamó Hagrid por encima del hombro—, justo al doblar esta curva.
Noah asintió a pesar de que el hombre no pudiera verlo. El sendero estrecho se abría súbitamente al borde de un gran lago negro. En la punta de una alta montaña, al otro lado, con sus ventanas brillando bajo el cielo estrellado, había un impresionante castillo con muchas torres y torrecillas.
—Es el lago negro —afirmó Noah con una sonrisa—. Dicen que hay criaturas asombrosas en el.
—¿Lo leíste en un libro?
—No... mi hermano me lo dijo —dijo con una pequeña sonrisa Noah.
—¡No más de cuatro por bote! —gritó Hagrid, señalando a los botecitos alineados en el agua.
Noah siguió a Hermione, la cual se subió en donde estaba Ron y Harry. Sin poder evitarlo abrió los ojos ante lo despistado que había sido con ellos.
—¿Todos se subieron? —preguntó el gigante en un bote para el solo—. ¡Listo! ¡Vámonos!
Y la flota empezó a moverse al mismo tiempo. Noah supuso que esto se debía a magia. Una nueva sonrisa abarco su rostro sin poder evitarlo y trato de tocar el agua por un momento. Al hacerlo sintió cómo estaba extremadamente fría y si tuviera la idea de meterse en ella acabaría muerto por hipotermia.
