III - El Secuestro -

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Por ahí a altas horas de la noche, un gran estruendo que hizo sacudir su casa en forma de pirámide perturbó su profundo sueño.

Casi caía de la cama por lo que parecía haber sido una explosión. Por la oscuridad deducía que era de noche, además notó la llovizna del exterior, sintiendo las temperaturas bajas ante el mal clima una vez estuvo consiente al cien. Vio sus paredes intactas y analizó de qué lado había provenido el sonido, rápidamente supo que lo que sea que haya explotado, fue cerca de su torre.

– ¡Hijos de...!– Gruñó frustrado y con molestia se levantó. Se puso su suéter azul rey sin cerrarlo y se colocó su característica máscara mientras caminaba a la entrada a pasos duros con sus pantuflas de conejo. Entendió su paraguas con el que constantemente le hacían burlas y salió molesto, exponiéndose a la lluvia– ¡NO MAMEN!– Caminó un poco para ver a la punta de su torre, la cual yacía con un hueco debido al impacto que la TNT provocó. Se frotó el cabello sin poder creérselo– Valen verga, ¡Apenas la acabé! ¡¿Qué les pa-

Paró en seco cuando una flecha rozó su máscara, dejándole un rasguño antes de clavarse en la arena. Al principio estaba extrañado, pero al mirar de nuevo a la torre, vio salir a dos siluetas sobre ella, que aún a contraluz de la luna, supo que ninguno de ellos eran sus compañeros.

Con que aquí estabas, Quackity– Dijo el que traía una capucha morada.

Se estremeció de haberlo escuchado pronunciar su nombre y reaccionó huyendo al interior de su casa cuando el rubio a su lado cargó una ballesta con varias fechas que por poco le daban de no haberse movido.

Con la adrenalina a flor de piel, tiró su sombrilla y empezó a bloquear la entrada con lo que traía a la mano. No sabía quienes eran esos sujetos, pero al parecer ellos sí y eso no significaba nada bueno, sobre todo porque lo estaban atacando. Se apartó de la puerta tapada con piedra y tomó su comunicador para pedir refuerzos, pero detuvo su acción cuando el dolor punzante en su cabeza volvió con gran esplendor, provocando que casi tirara su aparato cuando se empezó retorcer y tambalear cubriéndose la cabeza.

– ¡Maldición! ¡¿Por qué ahora?!– Se quejó de ser tan desafortunado en esos momentos. Se acercó el comunicador a la boca y apretó un botón– ¡Lusu!– No hubo respuesta. Miró a la entrada donde empezaban a escucharse sonidos de algo ser colocado. La misma persona que le habló volvió a hacerlo desde afuera. No sonaba nada amistoso.

– ¡Sal ahora si no quieres que volémos tu casa!

Entendió perfectamente y se dio prisa en buscar su elevador, desorientado por su malestar, pero logró encontrarlo y bajó a su sala llena de cofres.

– Luzu...– Volvió a decir mientras se pegaba a una de las paredes y se arrodillaba en el suelo. Otra vez no hubo respuesta– ¿Hola? ¡Rubius!– Nada– ¡AGH! ¡¿Vegetta?!– Escuchó la puerta de lejos ser golpeada con brutalidad y sus manos temblaron, volviendo a su enojo una genuina desesperación– ¡Contesten, cabrones!– Sin dejar de escucharse los golpes, miró a todos lados y del primer cofre que vio, sacó velozmente una espada simple de diamante. Volvió a hablar– ¡Maldición! ¡Chicos! ¡Ni que fuera tan noche, malditos ancianos!– Volvió a arrodillarse en su sitio– Quien sea que me escuche, ¡Estoy jodido! ¡Necesito ayuda!

¡Quackity! ¡Te lo estoy advirtiendo!– Escuchó al sujeto totalmente colérico, pero lo ignoró.

– Hay dos tipos en mi casa ¡No puedo yo solo con ellos! ¡Están explotando todo! Ellos– Fue interrumpido cuando el dolor se hizo más fuerte tras otra explosión que hizo que el techo de su pequeño sótano dejara caer partículas de polvo y madera. Se cubrió con una mano los ojos a la vez que intentaba regular su respiración con el fin de soportar mejor la jaqueca.

𝙋𝙚𝙧𝙙𝙞𝙙𝙤𝙨 𝙀𝙣 𝙀𝙡 「𝙎𝙈𝙋」 KarmalandV×DreamSMP [HIATUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora