𝙋𝙚𝙧𝙙𝙞𝙙𝙤𝙨 𝙀𝙣 𝙀𝙡 「𝙎𝙈𝙋」 KarmalandV×DreamSMP [HIATUS]

IX - Intrusos -

Capítulo dedicado a estos monstruos que quiero mucho:

MarionettCipher
TammyCooks
canti_canti_canti
doumabf
aroace_nonbee
Pia_xz-4800
Mirish777
MaiiiGamerNotF0und
Daioneshka
Ottaku28

También a bl0mst3r a huevo.

Disfruten el cap.
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La búsqueda de un buen sitio para dormir fue bastante seca. Vegetta al principio le había recriminado al grupo su mal comportamiento y a Rubius su hostilidad. Hubo quejas de los otros, pero sin embargo de éste último no; en toda su reprimenda, lo único con lo que respondía eran chasquidos de lengua y gruñidos enfadados, nada de defenderse con excusas o dar sus razones dramáticas (lo que era raro en él).

El ignorar al de ojos violetas más de una vez, lo alentaron a dejar el tema de lado y encontrar refugio, el cuál constó de una corta caminata en el bosque, ya que nadie quería quedarse en el bioma de nieve; finalmente escogieron una pequeña cueva que iluminaron con antorchas y cada quien colocó su saco de dormir donde quisiera, notablemente tensos entre ellos.

Quizás habían pasado una o dos horas desde que se suponía que todos estaban dormidos, agotados del duro y pesado día, pero unos ojos parecidos a las esmeraldas seguían abiertos, viendo a la pared de piedra atentamente e inmóvil, como si se tratara de una paciente bestia que esperaba el momento oportuno para hacer cualquier movimiento. Sus orejas reaccionaban ante las respiraciones de sus compañeros, algunas más pacíficas que otras: ronquidos; jadeos; balbuceos... Tal vez ya era su momento.

Silenciosamente se puso en pie, y con el fin de no atrasar sus improvisados e impulsivos planes, lo único que tomó antes de dar unos pasos fuera de la cueva fue su espada: "De Luque" y un escudo que ató a su espalda. Decidido se colocó la capucha de su sudadera blanca y avanzó sobre las hojas secas y el pasto en dirección a la frontera del bosque, pero no llegó más allá de dos metros de dónde partió cuando captó el sonido de alguien más, y antes de poder afrontarlo, éste lo hizo saltar cuando habló como si estuvieran en medio de una plaza a las cuatro de la tarde. Menudo imbécil era ese malagueño.

– ¿A dónde crees que vas– Dijo éste, cruzándose de brazos justo cuando Rubius volteó, asustado de que su voz haya despertado a los demás.

– ¡SHHHH!– Se acercó y empujó al hombre a una distancia considerable a la entrada de la cueva– ¡¿Puedes bajar la puta voz?!– Dijo entre dientes y susurros, sin siquiera disimular su entrecejo fruncido hacía el contrario, que por sus ojos, ya estaba mostrando que sentía sospecha y curiosidad hacia su persona (más que nada la primera).

– ¿Qué tratas de hacer?– Fue directo, esta vez con un tono más leve que sólo el híbrido podía escuchar. Miró atentamente cada facción de su cara, y notó muchas señales de duda: su ceja temblorosa, sus pupilas evitando las suyas, el sudor frío en su frente y sus dedos inquietos; cuando abrió la boca, supo exactamente lo que pretendía– La verdad, ¿Eh?

Se quedó callado, bufando decepcionado por la intervención. Desde ahí supo que no podía mentirle a Juan, ya que por más personaje secundario que parecía ser, éste era muy intuitivo como para poder tomarle el pelo y toda mentira sería inútil ante él; así que tenía una de dos, o decirle, o volver a su sitio y dormir de verdad... Era evidente cuál escoger.