𝙋𝙚𝙧𝙙𝙞𝙙𝙤𝙨 𝙀𝙣 𝙀𝙡 「𝙎𝙈𝙋」 KarmalandV×DreamSMP [HIATUS]

VI - Primeras Malas Impresiones -

Dedicado a los bellos usuarios que comentaron en la parte anterior <3

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Me da asco este día, pero feliz Navidah a todos.
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Fue un largo y tedioso viaje. Al otro lado del portal, lo primero que vio fue nieve y caballos que aquellos tipos tenían ahí preparados para partir, lo cual agradecía para sus adentros, ya que sus descalzos pies no aguantarían las bajas temperaturas y seguramente lo mataría una severa hipotermia.

Además de que permaneció atado, las posibilidades de escapar eran escasas. Si intentaba morir no tenía ningún caso, no iba a reaparecer en su casa debido a que donde estaba era otro mundo, uno que curiosamente, se le hacía muy familiar conforme cruzaban el terreno nevado. Pasaron por un lindo poblado que sólo pudo ver de lejos, y dentro de poco llegaron a la orilla de un océano.

Tuvo que bajar del caballo y nuevamente, sobre un pequeño muelle habían dos barcas de madera. Se subió detrás del rubio, y con el moreno siguiéndoles, recorrieron el gran mar que era inmenso; en cierto punto llegó a pensar que jamás tocarían tierra, porque incluso perdió la noción del tiempo. Ya de por sí el viaje en corcel era aburrido, pero en mar abierto era cincuenta veces eso, su vista se cansaba al igual que el sol, que ya estaba dando sus últimos rayos de vida.

Casi se dormía de no ser que una gigantesca pirámide en medio del agua llamó su atención. El material del que estaba hecha era muy básico, pero su tamaño era imponente que se le hacía imposible no verla, era incluso más grande que el castillo de Vegetta y eso ya era decir mucho. Se había pensado que ese sería el destino final, pero sin amargo, sólo navegaron a lado de ella hasta rebasarla. Todavía dejándola atrás, se le quedó mirando hasta que la distancia hizo que se viera pequeña, en eso la balsa se detuvo.

Le hicieron bajarse, y con algo de dificultad de levantarse por su poco equilibrio, se paró sobre la arena y esta vez, continuaron a pie.

Tampoco había mucho que observar ahí, estaban en pleno desierto y a la lejanía se veía la división del bioma con un bosque que se alejaba mientras más avanzaban. Subieron una colina de arena en la que casi se resbala de no ser por Punz, que lo sujetó del brazo y lo jaló hacia sí para llegar a la cima. Lo miró con mala cara por la brusquedad, pero su expresión quedó atrás al momento de alzar sus ojos a lo que tenía enfrente.