𝙋𝙚𝙧𝙙𝙞𝙙𝙤𝙨 𝙀𝙣 𝙀𝙡 「𝙎𝙈𝙋」 KarmalandV×DreamSMP [HIATUS]

VIII - Tensiones -

Para mi amigo Tommy Innit:

No vas a creerlo.

Punz y Purpled están en Las Nevadas...

Y tienen a Quackity.

— Wilbur Soot...

La noche cayó poco después de que los héroes fueran llevados a la gran mansión del pueblo con el nombre de Snowchester.

Luego de aclarar con el dúo que ellos también estaban del lado de Quackity, cedieron a seguirlos a la gran morada para pasar la noche y hablar con más seriedad el asunto. No habían revelado más detalles además de decirles que podían averiguar dónde estaba el chico, y aunque eso claramente dejaba con muchas preguntas a los Karmalienses, la mayoría de ellos acordó en dar un voto de confianza a los extraños rubios para hacer las pases y volver a la búsqueda en cuanto puedan, y esos dos parecían conocer bien el lugar, así que debían recuperar la guía que habían perdido.

Tommy y Tubbo se pusieron de acuerdo para que el segundo se encargara de instalar al grupo de "extranjeros" en su casa en lo que el contrario iba a mandar un mensaje. Necesitaban más información si lo que querían era rescatar a Quackity.

En la estancia principal de la mansión había un comedor grande de madera; la única foto del lugar estaba enmarcada en una de las paredes y era notablemente grande, en ella estaba el rubio de camiseta verde junto al piglin y otro sujeto que era una clase de híbrido extraño; ya en el resto de la habitación tenía decoraciones rústicas como macetas con flores, cuadros artísticos, muebles de abeto, una chimenea grande y una que otra abeja volando por ahí. En general, a Vegetta le encantaban las vibras hogareñas de ese sitio que hasta podía respirar la miel y también una escencia a chocolate caliente, esto último proveniente del de ojos celestes que cargaba una charola con tazas humeando dicho líquido, detrás de él, el cerdito de ojos blancos cargaba su propio vaso entrenador, llendo rápido a una sillita alta que llegaba a la altura de la mesa.

Tubbo repartió las bebidas a los héroes que estaban sentados, y los que estaba husmeando por toda la sala dejaron lo que hacían para ir por una también.

– Van a pasar la noche aquí, ¿Quieren que les preste camas?– Preguntó cortésmente y Vegetta le sonrió con amabilidad.

– No hace falta, tenemos sacos de dormir, pero gracias por recibirnos– Agarró su taza con ambas manos y el rubio asintió son una ligera sonrisa ante la sincera gratitud del hombre. Ya tenía la bandeja vacía cuando se sobresaltó por la repentina cercanía del híbrido búho a su lado que chocó su hombro con el suyo y lo observaba con grandes y curiosos ojos.

– Tío, una pregunta ¿Tú lanzaste las flechas esas que nos hicieron correr al bosque?– Preguntó intrigado y varios de la habitación también miraron al rubio que se sintió algo incómodo, no esperaba que le cuestionaran aquello.