Horario de salida

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Todos los trabajadores sin excepción tienen un horario de salida, pero éste debe de variar dependiendo de las ocupaciones laborales. Es parte del reglamento y responsabilidad del empleado registrar su término de turno laboral sin falta.

...

Por extraño que pareciera, fuera de aquella atmosfera sexual entre ambos, Kocho era bastante profesional a la hora de trabajar. Llevaba ya un rato observándola cuidadosamente y, según él, siendo discreto. Shinobu tenía una figura esbelta y hermosa, pero sobretodo, podía reflejar seriedad y eso en particular le parecía muy atractivo.

Su rostro podía mostrar muchas fasetas. No estaba seguro de conocerlas todas, pero al menos sí podía darse el lujo de reconocerse como un afotunado al saber cómo fruncía el ceño en la cama y justo en el momento más cúlmine de la pasión. En las dos ocasiones que habían estado juntos, se había molestado en grabarse en las retinas todos sus movimientos. Así como sus expresiones y los melodiosos sonidos que emitía al estarse retorciendo bajo su cuerpo.

Quizás, con un poco de tiempo, podría lograr descifrar el cómo conseguir que ella mostrase más de sí. Le gustaba cómo arrugaba y extendía su piel para él, pero, tal vez, si aprendía a precionar los botones correctos, la haría alcanzar algo más allá de lo imaginado. La fuerza correcta, el ángulo perfecto, un poco de precisión y...

—¿Tomioka-san? – ella estaba viéndole fíjamente y se sonrojó repentinamente al ser sorprendido en el acto. ¿Qué no se supone que estaba siendo sútil? En algún punto perdió toda vergüenza y le estaba apreciando con una cara de bobo.

—Eh, ¿Sí? – carraspeó intetando disfrazar la rubicundez de sus mejillas.

—¿Puedo...? – ella pareció tomarse su tiempo y luego sonrió mostrando la belleza de sus labios. —¿Te gustaría...? – pero antes de continuar la puerta de la oficina fue abierta nuevamente y sin aviso. Los dos se giraron, Shinobu con una mueca disgustada, Tomioka nervioso y aún algo agitado.

—Señorita. – era la secretaría de recepción. —Disculpe que interrumpa el trabajo, el pequeño Zenitsu vino a pedir el resto de la tarde por una situación familiar. También... – ella se ruborizó y Kocho supo que estaba a punto de pedirle algo. —Pedí un pase de salida. Es que, mi novio vendrá de visita y quisiera...

—Toshiro-sama lo sabe, ¿O no? – Toshiro era el director de recursos humanos. La secretaria solía pedirle cosas a ella cuando él no estaba porque el hombre era un gruñón de primeras y no le gustaba dar permisos para nada más que no fuera ir a la hora del almuerzo. Shinobu esperó pacientemente y luego ella suspiró.

—No.

—¿Ara? ¿Esperabas a que no estuviera para pedirme permiso?

—No, bueno, es que...

—Tranquila.- Kocho suspiró. —Está bien, pero sólo esta vez. – la despidió con la palma de la mano.

—¡Gracias, Kocho-sama! – la chica salió de allí casi corriendo y se detuvo en el acto. —Ah, por cierto... Eh, ¿Usted podría...?

—Sí, descuida. Yo cierro.

—¡Se lo agradezco nuevamente! – la chica ahora sí que se apresuró. La puerta se oyó al fondo cuando ella salió a prisa. Shinobu suspiró.

—Es una buena chica, pero sinceramente le falta disciplina. – comentó con ligereza. Tomioka asintió en silencio y éste pareció prolongarse entre ambos.

Fue consciente en ese instante que ahora estaban completamente solos, la única persona que podía interrumpirlos era la secretaria, pero acababa de marcharse. Giyuu sintió un vuelco en el corazón y sus ansias se reavivaron al comprobar que Shinobu parecía estar más reluciente que cuando llegó.

Secretos de oficinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora